miércoles, 20 de mayo de 2009

CALLE DE FEUILLANTINES



CALLE DE FEUILLANTINES

En esta calle del barrio Latino de Paris fue donde se desarrolló buena parte de mi exilio, un exilio que aun no ha terminado. Hacia ya algunos años que vivía en el apartamento que formaba parte del que hacia doscientos años fue el convento de las Feullantines, servidoras de Dios y que debieron irse con viento fresco al triunfar la Revolución Francesa, ahora se trataba de una casa de vecinos, popular y dividida en varios apartamentos, nosotros habíamos unido tres de lo que fueran celdas y teníamos un apartamento presentable, lo ocupó antes un doctor español, republicano y refugiado como nosotros, nos lo cedió por un módico traspaso.

No voy a contar hoy la historia de mi exilio en Francia ni sus causas, mas adelante lo haré, quisiera empezar esta historia recordando una anécdota que allí tuvo lugar y que me hizo pensar en muchas cosas de mi vida.

Mi abuela estaba pasando unos días con nosotros en Paris, era la madre de mi madre, hablaré de ella mas adelante, su historia se confunde con la terrible historia que nos tocó vivir a los españoles. Milagros Sanz, ese era su nombre ya conocía Paris, allí vivió sus primeros años de exilio y asistió a la entrada de las tropas alemanas en la capital, después su marido la convenció de volver a España para librarla a ella y a sus hijos de los nazis, mi abuelo seguramente no podía imaginar el calvario que pasaban los que retornaban a la España franquista.

Mi abuela deseaba pasar unos días recordando aquel tiempo y seguramente visitar la tumba de uno de sus hijos que quedo allí en tierra francesa, se alojó con mi madre, estuvo unos días con su hija, pero el abismo que las separaba estaba siempre allí y la convivencia no era fácil, así que la propuse venir a mi casa, yo tenia ya dos hijos pequeños y en ese momento no trabajaba, criaba a mi Jerónimo, así que pasamos unos días juntas intentando no recordar lo que a nosotros también nos separaba. Mi abuela no conocía a mi marido y con naturalidad le hablaba de cosas de las que creía que él estaba enterado, Lalo la escuchaba sonriente y sin hacer comentarios, siempre respetó mucho a las personas de edad.

Una noche en que después de acostar a los niños y dar las buenas noches a mi abuela quedamos un rato hablando los dos de sobre mesa. Tu abuela esta estupendamente, me dijo, hay que ver como sube y baja las escaleras del piso, su salud es excelente, lástima, agregó que pierda la cabeza. Le mire con asombro, mira le dije mi abuela tiene una mente mas lucida que tu y que yo, escribe, toca el piano lee y posee una gran cultura, no se a que viene que digas eso, le dije ya molesta.

Lalo se rió y me dijo, no te enfades pero claro que pierde la cabeza, a que viene eso de que su antepasado fue marques o de que su hija es condesa, es lastima, acabo diciendo, no quería enfadarte pero he tenido que darme cuenta.

Yo no me reí, le mire en silencio sin saber que decirle, en aquel momento me di cuenta de que el hombre con el que me había casado no conocía nada de mi vida ni de mi familia, no lo sabia porque yo no se lo había contado, no fue por ocultarlo, no había de que, pero seguramente yo había querido olvidar, no aquellas “grandezas” de la familia que mi abuela contaba y que eran ciertas, sino todo el contexto familiar del que pude separarme un poco debido a la persecución franquista que me echó de mi país, pero era inútil huir de el, debía recuperar mi historia, que era la mía, la de mi familia la de mi país porque sino viviría de una manera incompleta.

Se lo conté, le dije que mi abuela no inventaba nada, su antepasado fue Laureano Sanz, Marques de San Juan de Puerto Rico y también Vicerrey de aquellas tierras, fue el amante de Isabel segunda y algunos le atribuyen la paternidad de Alfonso XII, su vida paso al servicio de la reina, contaré algo de su historia mas adelante.

Mi tía es Condesa de San Julián, por haberse casado con el heredero del titulo, también la recordare después ya que forma parte de mi vida y muestra muy bien como se vivía en tiempos del franquismo.


Hubo en el transcurso de mi vida varios momentos en los que acontecimientos que había olvidado, porque lo deseaba inconscientemente, se presentaron a mi memoria, una frase, un retrato, un lugar, estas vivencias me forzaban a intentar recomponer mi vida, hecha de jirones, casi un rompecabezas que me era necesario juntar, esperando que la ultima pieza me diese la clave de la totalidad, esta pieza aun no se ha presentado y por eso escribo pensando que al hacerlo comprenderé algo de lo que fue nuestras vidas.

Esta es la razón de ser de estos escritos, hay acontecimientos, anécdotas históricas y sucesos que contaron en mi vida que quizás sea interesante que no se pierdan y que pueden interesar a las gentes que me rodean, pero lo hago por mi, aunque no se a lo que puede llegar.

Dejare de lado mi calle de Feullantines, aunque volveré a ella, para empezar a contar la historia de algunos personajes de mi familia que contaron en mi vida, no solo por ser mis parientes, sino por su fuerza y por las vicisitudes que les tocó vivir debido a la Historia, con mayúscula que les cercó y no les dejó continuar el río apacible que debía haber sido su existencia.

Escribiré sobre mi abuelo, don Juan Tejon, socialista de la tendencia Largo Caballero, como segundo secretario del partido Socialista Obrero, impidió el golpe militar en Valencia, su historia es la nuestra.

También aparecerán aquí mis otros abuelos, mis padres y otros familiares que juntos constituyen el tapiz de una vida, la mía, todos fueron implicados en la guerra, todos sufrieron por ella y la historia de cada uno es el resultado de un conflicto que destrozó las vidas, las familias, los que nacieron antes, durante ella y también la de todos los descendientes de esta generaciones sacrificadas al fascismo y a su dios implacable.

También intentaré contar lo que se de la historia de Laureano Sanz, el mítico Marques de San Juan de Puerto Rico del que no se mucho ya que no me interesó demasiado, me hartaba cuando mi abuela Milagros nos contaba sus historias, no me quedó mas que alguna anécdota y ahora pienso, demasiado tarde, que debí escucharla, pero en aquellas épocas no estaba preparada para oírla.

lunes, 18 de mayo de 2009

miércoles, 1 de abril de 2009

EMPIEZA MI HISTORIA


NACIMIENTO PAPA Y MAMA CONMIGO EN VALENCIA

Nací el 31 de mayo del año 1937, fue un año y un mes muy conflictivo, y de hecho toda mi vida se vio influenciada por este mes y este año. El año 37 fue el primero después de que los generales felones decidieran acabar con la segunda República, apoyados por la Iglesia, los terratenientes y las derechas internacionales, el apoyo de los fascismos Europeos fue fundamental para preparar el golpe que acabo con nuestras libertades y con tantas vidas, los desaparecidos que llenan aun las cunetas de este país son testigos de la barbarie insana de estos rebeldes sin entrañas.

El mes de mayo también fue sangriento, en Barcelona, que vio el enfrentamiento entre anarquistas y seguidores del POUM con los comunistas que apoyaban al gobierno.

Los anarquistas fueron los que impidieron la sublevación en Barcelona, heroicos, con sus manos desnudas se enfrentaron a los fascistas catalanes en la calle, fueron ellos los que arrebataron el cuartel de las Atarazanas, nido de golpistas, donde los militaras preparaban la toma de la ciudad. En estos combates murió Ascaso, anarquista de la CNT y la FAI, compañero y amigo de Durruti y de mi suegro Jerónimo Riera, de la FAI Asturiana.

Una vez el golpismo decapitado los ganadores que controlaban la ciudad ofrecieron el poder a la Generalidad catalana, su presidente les pidió que ocuparan un puesto en el gobierno catalán Eran anarquistas y el poder no les convenía, dijeron que mandaran ellos y no aceptaron ningún cargo en la Generalita. Con las armas arrancadas de las manos fascistas formaron la Columna de Hierro y fueron a liberar las tierras aragonesas.

El partido comunista nunca tuvo mucha influencia antes de la sublevación, tenia militantes, pero en numero reducido. La ayuda de la Unión Soviética a la república española les hizo crecer e implantarse por toda la zona republicana. Eran militantes disciplinados y combatientes heroicos, nadie puede dudarlo, pero lo que paso en Barcelona venia de su obediencia hacia Stalin. En esa época se perseguía al trotskismo con saña, no tardaría mucho su líder en ser asesinado en México por un comunista, pero la orden de exterminio era general, se ha escrito mucho sobre estas persecuciones y para entenderlas no se pueden separar de su contexto histórico, que hay que estudiar y comprender.

El POUM, aunque no lo era, fue considerado como trotskista, precisamente Troski había negado su apoyo a sus dirigentes diciéndoles que el verdadero proletariado estaba con la CNT y que había que apoyar a este sindicato. La orden fue dada por Moscú de acabar con el POUM, había que hacerles pasar por fascistas infiltrados en el mundo obrero y así se hizo, persecuciones, asesinatos, torturas y enfrentamientos se generalizaron, la CNT apoyo al POUM,se dieron cuenta de que después del exterminio de esa organización serian los próximos a sufrir los ataques comunistas.

El mes de mayo del 37 Barcelona vivió una batalla campal entre comunistas y anarquistas, el gobierno apoyó a los comunistas y los anarquistas perdieron el poder que ganaron con las armas contra los golpistas, pero que no quisieron ejercer.

La polémica se centraba también en el eterno problema que aun hoy día se discute, había que hacer la guerra o la revolución. Para enfrentarse a un ejercito regular y disciplinado como era el de los generales felones, si, se necesitaba un ejercito fuerte y bien armado, que pudiera plantar cara al fascismo internacional que ayudaba a los rebeldes mientras las potencias hacían la vista gorda dirigidas por la pérfida Albión, que apoyaba cuanto podía a los asesinos de democracia, mas tarde recibiría en su territorio las bombas de los aliados nazis de Franco.

Un ejército no puede ser eficaz sin disciplina, pero muchos fueron a defender la República llevados de un idealismo libertario que excluía jefes, órdenes y obediencia, también era cierto que lo que hacia que se enfrentaran con los enemigos era la utopía de una revolución que creían cercana, la pérdida de sus ilusiones hizo que muchos se retiraron de la contienda, cuando los franquistas entraron en Barcelona había anarquistas en prisión debido a su negativa a incorporarse a un ejército que ya no sentían como suyo. Afortunadamente las prisiones se abrieron y pudieron unirse a la Retirada, yo conocí algunos de ellos en Paris.

En Madrid el trágico enfrentamiento entre unos y otros fue mortal para los comunistas, la Junta Casado entregó la capital a las hordas franquistas, los comunistas se oponían y fueron encarcelados por los partidarios de la Junta, entre los que se contaban los anarquistas, y de su prisión no salieron más que para ser fusilados. Los anarquistas y los participantes de la Junta también fueron masacrados por los asesinos que gobernaron 40 años.

Si hablo de estos acontecimientos con relación a mi vida es porque el enfrentamiento entre republicanos genero heridas que aun hoy en día sangran y que han ensombrecido nuestra lucha anti-franquista.

Hace años, poco antes de la muerte del dictador, hablando con un amigo comunista le pregunté lo que pensaba del asesinato de Nin y de las consignas para convertirle en aliado de los fascistas, el euro-comunismo había llegado al PCE y se podía hablar con más libertad.

Mira Milagros, me dijo, yo no supe nada de este asunto, ya sabes que por esas fechas era un simple soldado del Quinto Regimiento, pero te diré que si el Partido me hubiera dicho que era un fascista y que había que acabar con él, lo hubiera hecho, yo y cualquiera de mis camaradas, ninguno discutíamos las ordenes del Partido en el que creímos ciegamente. Tenía razón, no había mas que decir, así era y así será mientras los fanatismos perduren.


Para llegar al momento deseado de mi nacimiento es preciso contar el porque me pusieron de patitas en un mundo que siempre me ha asombrado, que sigo sin entender y al que he renunciado a cambiar. Esto último es una prueba de que a los 70 años y pico ya voy camino de ser adulta.

Poco antes de que se declarara el conflicto mi abuelo Juan Tejon, que tenía una academia de preparación para las oposiciones de Hacienda, tuvo dos alumnos muy interesantes para mi, se trataba de Milagros y Enrique, mis padres, Mi abuelo era por entonces jefe de contabilidad en el Ministerio de Hacienda y eso hacia que sus clases fueran muy concurridas.

Mi abuelo paterno, militar de carrera, como ya he contado, tuvo varios hijos, los iremos encontrando, Los militares no cobraban sueldos enormes y la cantidad de hijos que tenían hacia que no siempre podían pagarles estudios, mi padre contaba que él se puso a trabajar a los 16 años para pagarse los estudios, así que decidió ser funcionario y frecuentó la academia donde le esperaba el amor, seguramente Enrique y Milagros se amaron en esos tiempos revueltos, incluso he visto algún verso que él le dedicó, fueron unos amores que acabaron mal, yo nací de ellos.

Mi abuelo materno, Don Juan Tejon y Baquera, al estallar la contienda era segundo secretario del Partido Socialista Valenciano, pertenecía a la tendencia de Largo Caballero, los mas revolucionarios y él apoyo las huelgas revolucionarias de Asturias del 34 que fueron reprimidas con ferocidad por el General Franco enviado allí con los moros del ejercito de África, y que causaron crímenes enormes para reprimir a los mineros, fue como un prólogo de la contienda. Se da el hecho curioso para mi de que mi suegro Jerónimo Riera fue uno de los que lucharon con los mineros y tuvo que refugiarse en Francia por estos hechos, se fue a Limoges, allí donde su hijo se refugiaría mas tarde.

Mi abuelo era in dirigente importante, y como tal daba mítines y conferencias, para su protección llevaba con él algunos guardaespaldas, mas tarde encontré a dos de ellos en Paris y estuvieron muy mezclados en nuestras vidas.

La noche del 18 de Julio del 36 unos militares llamaron a la puerta de mi abuelo, los visitantes eran además de militares subalternos, militantes socialistas y venían para avisarle de que los militares preparaban la sublevación , debía ser esa noche, se trataba, según dijeron, de los mandos, todos ellos partidarios del fascismo y contrarios a la República.

Mi abuelo no lo dudo un momento, acompañado de los militantes llegó al cuartel y dijo a los soldados que él representaba la legalidad republicana y les ordenó hacer prisioneros a los sublevados, así se hizo, hubo protestas pero los perjuros no tuvieron tiempo de tomar las armas. Así Valencia quedo fiel a la Republica, en gran parte gracias a mi abuelo, ya que privados del apoyo militar los fascistas civiles no se atrevieron a manifestarse hasta después de acabada la contienda, cuando salieron de sus madrigueras para cometer crímenes contra toda la población que fue fiel al régimen legal.

Los militares golpistas fueron enviados a las Torres de Cuarte, convertidas en prisión. Hay un hecho que retrata muy bien lo que fue la guerra civil que llegó hasta el seno de las familias, Entre los militares apresados por mi abuelo estaba Francisco de Castells, el hermano de mi padre y mi futuro tío Paco, personaje que ya iremos conociendo en el transcurso de esta historia. Mi abuelo envió al que era el hermano del novio de su hija a la cárcel, y según cuentan dio orden de que no le pasara nada, así fue, de la guerra mi tío no conoció más que las mazmorras de las antiguas torres.


martes, 3 de marzo de 2009

LOS REFUGIOS DE VALENCIA


LOS REFUGIOS DE VALENCIA
No se que edad tendría, 4 ó 5 años, quizás menos, paseaba por una ancha calle valenciana de la mano de mi familia, todos los domingos íbamos después de ir a misa a comprar los tebeos, yo no sabia leer, mi abuela me los leía y así no daba la lata, cada semana me compraban Chicos, Chicas y Flechas y Pelayos, tuve una educación excelente, pocos años después pase a leer El Guerrero del Antifaz Camino de casa pasábamos por unas construcciones que siempre me llamaban la atención, eran como casas bajitas con unas puertas que apenas se veían, los techos llegaban hasta el suelo y estaban cubiertos de plantas, un día decidí preguntar que era eso, alguien, no se si mi padre o mi madre me respondió
-Son los refugios
-¿Que son los refugios?, pregunte interesada y con una incipiente curiosidad que ha llegado hasta ahora,
-Los refugios es donde se mete la gente cuando hay bombardeos
-Eso de los bombardeos ¿que es? pregunte interesadísima
Mis familiares se echaron a reír
- No sabes lo que son, cuando bombardeaban el Grao subíamos al terrado para ver los aviones y cuando caían las bombas tu gritabas, Franco mas, te gustaban las explosiones.
Naturalmente quise saber algo más de un asunto que no recordaba, debía tener menos de dos años cuando esos acontecimientos tuvieron lugar, así que pregunte
-¿Quién es Franco? ¿Por que tiraba bombas?
Nuestra conversación acabo ahí.
-De eso no se puede hablar y no nombres a ese señor en la calle.
Fue la primera vez que de manera conciente, supe que había habido una guerra en el país que vivía y que además no se podía hablar de ello, desde entonces no he parado hasta que me he enterado de todo, y aquí estoy en el exilio a causa de eso.
Como veréis ya he nacido pero hay que saber porque. Mis padres eran novios cuando tuvo lugar la rebelión, Valencia fue leal al gobierno republicano, pero el desorden de los primeros días fue grande, los fascistas estaban dispuestos a terminar con las libertades y el pueblo, como en otros sitios se opuso a ellos con las armas, eso llevo a que hubo muertos fascistas, aunque la mayor parte pudieron huir o esconderse con la ayuda de republicanos, como mi abuelo que salvo a muchos, aso no impidió que luego volvieran todos y se convirtieran en los mayores enemigos de los que les salvaron, mi abuelo fue de los que no recibió ayuda de nadie de los que salvó, hubo alguien que mostró su agradecimiento, ya hablare de eso mas adelante.
Mis padres se casaron, mi abuela tenia miedo, su marido era militar, su hijo, también militar de carrera, Paco, estaba preso como rebelde y otro de sus hijos, Manolo aprovecho que era soldado en el ejercito de la República, para pasarse a las filas de los rebeldes, si, Irene tenia miedo y todas las noches colgaba un cartel en su puerta donde estaba marcado” en esta casa vive familia de Don Juan Tejon”
Yo nací 9 meses después de la boda, el mes de mayo, nací con las flores y en el día de la Virgen del amor hermoso, menos mal que escape a este nombre y me pusieron Milagros, como mi madre y mi abuela, a mi hija no le he puesto este nombre, se acabo la tradición.
Mi vida de bebe fue mas bien ajetreada, vivíamos con mis abuelos, Irene y Francisco, el pobre hombre tenia una ulcera de estomago que le hacia sufrir y no soportaba que su primera nieta chillara y llorara, así que, al parecer, cada vez que soltaba un chillido o tenia una pataleta me daban lo que fuera para que no le molestara, esta primera vivencia no me ha servido de nada, nunca he gritado lo bastante para que me dieran algo, así que no tengo nada.
Mi abuelo murió de su úlcera, lo único que me contaron de su muerte es que después del funeral mi abuela Irene llamo a mi madre y la llevo al despacho del difunto, en la mesa había un cajón cerrado con llave y que su esposo nunca dejaba ver a nadie el contenido, las dos mujeres lo abrieron ilusionadas pensando que quizás encontrarían algunos ahorrillos. Desilusión, lo que mi abuelo guardaba con tanto misterio eran trocitos de cuerda, nunca supieron el porque de esta manía, fue la única herencia de la familia.
Nosotros, mi padre, mi madre y yo estábamos por entonces en Casinos, base aérea republicana donde mi padre, en edad de quintas, hacia el servicio como sargento cuidando de los aviones que defendían la república, algunos aviadores soviéticos habían venido para ayudar e instruir a los leales en el manejo de los aparatos, mi padre trabajaba con ellos y los tres ocupábamos una habitación en la base.
Uno de los recuerdos que mas marco a mi padre y que siempre cuenta, es lo siguiente, él estaba encargado de ir a buscar el carburante a Cartagena donde llegaba por barcos que había que descargar, mi padre se ocupaba del mando del equipo encargado de hacerlo. Un día cuando estaban descargando oyeron el siniestro ruido de un avión rebelde, no había más que uno y sabia donde iba, seguramente alertado por algún chivatazo de la quinta columna. Venia a bombardear el barco cargado de carburante y lo alcanzo, mi padre estaba ya al lado del camión pero su equipo descargaba aun, los vio morir a todos en la explosión, no quedo uno, aun dice que recuerda el olor de gasolina ardiendo y de carne quemada, el avión se alejo tranquilo, misión cumplida.
No estuvimos los tres mucho tiempo en la base de Casinos, tuvimos que instalarnos en Liria debido a un incidente digno de comedia. Mi padre había hecho amistad con los aviadores soviéticos, y un día hablando de sus familias les mostró la foto de mi madre, uno de los militares la cogió para mirarla pero no quiso devolvérsela, dijo que le gustaba y que la quería para él. Mi padre no se atrevió a quitársela por la fuerza, quizás temiera a los soviéticos y no deseaba provocarlos, pero pensó que además de la foto le interesaría algo mas de mi madre y decidieron instalarse fuera de la base aérea.
Que seria de la foto, quizás el combatiente la llevó consigo en sus batallas, si sobrevivió volvería a la Unión Soviética y quizás fuera fusilado o emprisionado en cualquier campo siberiano, era la suerte que Stalin hacia correr a los combatientes que ayudaron a la república Española, tal vez murió con la foto de mi madre sobre su corazo, ¿Por qué no?
Esta historia, que parece tonta, tuvo importancia para las relaciones del matrimonio, fue mi madre que me la contó diciéndome que mi padre era un cobarde y que debía haber arrancado de las manos del aviador su foto y además afearle su conducta. Yo ya estaba casada y su reacción me sorprendió, creo que la deterioración de sus relaciones empezó allí, en la base de Casinos, mi madre comprendió que no se había casado con un héroe. Yo le expliqué mi punto de vista, no se trataba de una película del oeste, mi padre podía correr peligro, y yo pensando en mi marido, le dije que yo, en su caso, para proteger a mi esposo hubiese dado al aviador no solamente una foto sino todo un álbum, creo que no me entendió. Tampoco estuvimos mucho tiempo en Liria.
Mi padre cayó enfermo, se trataba de la tuberculosis, enfermedad que siempre persiguió a mi familia y que solía ser mortal. Como sargento de aviación fue enviado al sanatorio de las Torres de Cotilla, en la provincia de Murcia. Marchó él solo y mi madre, siempre cargada conmigo, volvió al seno de su familia, es decir con su padre y su madre y empieza aquí otra etapa de mi aun corta existencia.

miércoles, 4 de febrero de 2009

VIAJE HACIA LAS TORRES DE COTILLAS


LAS TORRES DE COTILLAS

Como ya he contado mi padre cayó enfermo, tuberculosis, y fue trasladado a un sanatorio de aviación en las Torres de Cotillas, pueblo de la región de Murcia, nosotros volvimos a Valencia y vivimos allí con los padre de mi madre, Juan y Milagros.

Mi abuelo pertenecía a la corriente de Largo Caballero y era un gran amigo de Álvaro del Bayo, que le propuso para ocupar el puesto de embajador en Inglaterra, cosa que él declinó por preferir seguir ocupándose del Partido Socialista de Valencia.

Mi abuelo era revolucionario, apoyo cuanto pudo la revolución asturiana del 34, y no soportó la salida del gobierno de Largo Caballero, al que llamaban el Lenin Español, toda su vida reprochó a los comunistas el papel que jugaron en la caída del Gobierno del hombre en el que confiaba. Todos los Caballeristas fueron postergados y mi abuelo dejo todos los cargos en el PSOE y fue trasladado a Barcelona, seguramente para no hacer sombra a los nuevos dirigentes.

Mi madre y yo nos trasladamos con la familia a Barcelona, allí pasamos varios meses intentando sobrevivir entre malas noticias de la guerra y pasando bastante hambre. Uno de los antiguos guardaespaldas de mi abuelo, Mario, le propuso formar parte de los servicios administrativos del SIM (Servicio de Información Militar) y en este estamento estuvo hasta la trágica retirada de las tropas republicanas hacia la frontera.

Mi abuelo, su mujer y sus hijos, mis tíos, vieron la guerra perdida y decidieron que pasarían la frontera siguiendo las tropas republicanas si esa era su suerte, deseaban resistir hasta el ultimo momento, pero veían que Cataluña iba a quedar aislada por el corte de carretera después de la batalla del Ebro. Mi tío Pepe el mayor de los varones, se incorporo al ejercito de la Republica por orden de su padre, acabó en el campo de Argeles, ya iré contando su historia.

Milagros, siempre conmigo en los brazos, jamás sin su hija, no quiso seguir el destino de su familia, que les llevaría a Francia, prefirió ir a reunirse con su marido antes del corte de la carretera que parecía eminente, las suplicas de su padre para que se quedara con ellos fueron vanas, mi madre siempre adoró a su padre que fue para ella un héroe y modelo de varón, pero en un momento decisivo de su vida prefirió a su esposo. A veces en la vida hay dos posibilidades, dos vertientes que nos llevan a vidas muy distintas, mi madre escogió una, la que mejor respondía a lo que esperaba de la vida, seguramente se equivocó, nunca sabremos lo que hubiera sido de ella si hubiese escogido la otra posibilidad.

Como es natural yo no puedo acordarme de nada de lo que nos pasó en Barcelona, pero muchos años después me enteré de un hecho curioso. Resulta que a la caída del país vasco y de Asturias en manos de los fascistas rebeldes muchas familias del norte pudieron huir de la horrible suerte que los rebeldes les reservaban cogiendo algunos barcos que los llevaron a Francia, una vea allí algunos se quedaron esperando el final de la guerra, otros pidieron que se les llevara a Cataluña, que aun era libre, deseando reunirse allí con sus familias.

La CNT, había requisado algunos inmuebles, dejados libres por los fascistas huidos, para acomodar a esos refugiados, mujeres y niños en su mayoría, en el Paseo de Gracia existe un lujoso inmueble construido por Gaudi, allí encontraron abrigo una madre con sus dos hijos, Sara y Abelardo enfermo de malaria, estuvieron varios meses hasta que fueron acogidos en San Pedo, pueblo de la montaña. Fue la historia de muchos, pero a mi me interesa ya que el niño enfermo se convirtió, muchos años después en mi marido, padre de mis hijos, los dos estuvimos un momento juntos a causa de la guerra, para seguir caminos diametralmente opuestos y que sin embargo nos llevarían a encontrarnos en Paris. En Barcelona limpia de fascismo nuestros destinos se cruzaron sin conocernos, el fascismo que nos separó volvería a juntarnos mas tarde, azares de la vida.

Mi madre pudo encontrar en Barcelona un camión que debía bajar hasta Murcia, allí quería ir para encontrar a a su marido, atrás quedaban padres y hermanos, tardarían en volverse a ver, y cuando se encontrasen todo seria diferente.

Nosotras dos con el chofer iniciamos el viaje que se convirtió en una odisea debido a la ofensiva fascista. Debíamos seguir la carretera de la costa, hoy tan frecuentada por turista, pero que en aquel momento sufría los ataques repetidos de las tropas rebeldes que deseaban llegar hasta el mar y dejar el país cortado en dos, como así hicieron, atacaron por Vinaroz entre constantes bombardeos y allí estábamos mi madre y yo, tuvimos que abandonar el camión y refugiarnos en la cuneta hasta que los bombardeos cesaron, creo que las bombas han influenciado algo mi vida, mi madre se puso de parto en un refugio de Valencia durante un ataque aéreo fascista al Grao y ahora allí estaba en brazos de mi madre aguantando el chaparrón, mi posterior encuentro con las bombas vendrá luego,

Sobrevivimos los tres y además el camión quedo intacto, así que seguimos viaje hacia Valencia, al acercarnos a un pueblo, el conductor dijo a mi madre que pasarían allí la noche, puesto que tenia familia. Así se hizo y mi madre contaba que enseguida se dio cuenta de que el hombre, sacudido seguramente por las explosiones, deseaba aprovecharse de la situación, las mujeres somos presa fácil, o por lo menos eso creen los hombres, mama pudo refugiarse en un cuarto bajo llave y así paso la noche acongojada. Al día siguiente continuaron hacia Murcia, pero Milagros no quiso pasar una noche más expuesta a las proposiciones indecentes de nuestro conductor, así que al llegar a Albacete se bajo del camión y lo dejo allí plantado.

Si nos quedábamos en Albacete fue porque allí estaba Guillermo hermano de mi padre y personaje singular de esta historia. Si mas tarde hablare de los otros hermanos ahora debo presentarle, siempre fue el rojo de la familia, sus historias sobre el ejército republicano, las Brigadas internacionales y Marty, del que decía haber sido chofer, despertaron mi entusiasmo republicano en los años de mi infancia. Mi madre contaba con él para encontrar trasporte hasta las Torres de Cotillas


Guillermo nos acogió con alegría y nos presentó a todo el mundo, mi madre contaba que era muy querido y que gozaba de una real influencia así que no le fue difícil encontrar a alguien que nos acompañase a nuestro destino. Antes de emprender el viaje mi tío nos recomendó que nos quedásemos allí con él, donde estaríamos mejor atendidas que en el pueblo al que nos dirigíamos, mi madre no le escucho y seguimos viaje.

El viaje no fue muy largo, lo malo fue la llegada, mi padre seguía en el sanatorio y su salud había mejorado mucho, quedó curado de su tuberculosis y jamás se resintió del pulmón, pero tuvo durante toda su vida un miedo cerval a esta enfermedad.

En el sanatorio no podíamos albergarnos y nada había previsto para las familias de los enfermos, la guerra tocaba a su fin y la gente huía o se escondía, el dinero de la Republica no era aceptado por nadie y en esas condiciones no era fácil para una mujer sola con un bebe en los brazos encontrar acomodo.

Mi madre siempre fue una mujer de carácter que no se dejaba amilanar fácilmente, se puso a recorrer los campos por los alrededores del sanatorio sin encontrar alojo, por fin cuando ya desesperaba una vieja gitana le propuso alojarnos en su miserable choza, la ventaja era que tenia una cabra que podría proporcionarnos leche, sobre todo para mi. Así pasamos algún tiempo, como no teníamos nada que comer mi madre conmigo en brazos recorría los campos buscando alguna berza olvidada, pero lo único que podíamos hacer era dirigirnos a las casas de campesinos que aun estaban habitadas, mama me decía que encuanto entráramos en una casa me pusiera a llorar, ella pedía si podían darle un poco de agua y cuando los propietarios me oían llorar desesperadamente, mama decía con su dulce sonrisa, -esta muerta de hambre- cosa cierta.

Siempre acababan dándonos algún trozo de pan o alguna cebolla, para nosotros era manjares y de hecho lo que a mi me gusta mas actualmente es comer pan solo, comportamiento reliquia.

Cuando caía el día dábamos un paseo hasta el sanatorio, allí mi padre había preparado una cesta con parte de la comida suya y de sus compañeros y nos la bajaba con una cuerda por la ventana, así podíamos sobrevivir.

Aquella vida no duró mucho, la gitana que nos acogía estaba enferma, y aunque compartíamos la poca comida con ella no pudo sobrevivir y una mañana mama se dio cuenta de que había muerto durante la noche, allí estábamos en la choza, una especie de corral, mi madre y yo con una gitana muerta y una cabra a la que había que ordeñar, mama no sabia hacerlo, aprendió para tener algo que comer, y aun dormimos algún tiempo entre el cadáver y la cabra, Milagros contaba que le daba tanto miedo la gitana muerta como el tener que ocuparse de la cabra que gritaba si no la ordeñaban.

Pocos días después al ir a buscar la comida a la ventana del sanatorio mi padre dijo que iban a ser evacuados al día siguiente hacia Murcia, los fascistas ya estaban cerca, nosotros seguiríamos el transporte. Todos los enfermos se encontraron en la carretera procurando seguir como podían la fila que se dirigía hacia Murcia, en el viaje unos compañeros de mi padre nos indicaron que ellos no deseaban llegar a su destino, se decía que los fascistas ya habían tomado Murcia y encerraban a la gente en la plaza de toros y que ese seria nuestro destino y ellos no estaba dispuestos a correr ese albur.

Tenían razón, hoy día las plazas de toros acogen la Fiesta, donde se torea, se mata y se tortura un animal al que previamente se ha quitado toda fuerza golpeándolo antes de la corrida, los turistas aplauden y los españoles castizos ven en ello la gloria nacional. En aquella época había otra clase de corridas, se encerraba a los republicanos y se les mataba a tiros entre los vivas y oles del público que asistía a estas siniestras ceremonias, dignas de la gloria nazi, algunas veces toreaban a los indefensos prisioneros y les daban muerte parodiando la Fiesta de la España Imperial, según dicen algún torero se prestó a hacer la faena con humanos y fue muy aplaudido, seguramente por miedo, pero muestra lo fácil que es el pasar de matar y torturar animales a hacerlo con humanos.

Nosotros tampoco quisimos acabar en la plaza, seguimos el grupo que había decidido seguir a pie hasta Alicante donde se decía que se esperaban barcos ingleses que vendrían a recogernos. No se tampoco que hubiese sido de nosotros si hubiéramos seguido este grupo. Los barcos no acostaron en el puerto y los refugiados se vieron prisioneros de los fascistas italianos, que los trataron con una crueldad enorme, quizás querían vengar en aquellos prisioneros republicanos su derrota en Guadalajara. Tantos fueron los malos tratos que muchos soldados y cuadros del derrotado ejército acabaron con sus vidas ante sus torturadores. Después de días de palos y humillaciones fueron llevados al siniestro Campo de los Almendros, allí había mujeres, viejos, niños, soldados, sin ninguna comida ni higiene, ese campo ha quedado como una vergüenza mas para la España Imperial.

Si nos salvamos de esa suerte es porque al pasar por una estación mi madre se dio cuenta de que había un tren que salía para Valencia, -veámonos allí-, dijo a mi padre, -al fin y al cabo tu familia es fascista y podrá ayudarnos-, sin mas se decidieron, el tren estaba a tope, mi padre ayudó a mi madre a entrar por una ventanilla, alguien tiro de ella y a mi me echaron como una pelota en sus brazos, papa pudo subirse agarrado a la puerta, en racimo, como muchos otros, y así llegamos a Valencia donde nos esperaba otra etapa de nuestra existencia.


Albacete, la capital republicana de las Brigadas Internacionales

Albacete, epicentro español de las Brigadas Internacionales en la zona republicana, congregó a miles de voluntarios llegados de diferentes lugares de la geografía mundial y fue el centro de operaciones en apoyo de la República.
Captura del instante en el que instruían a brigadistas en Albacete
Captura del instante en el que instruían a brigadistas en Albacete
Las Brigadas Internacionales constituyeron uno de los principales apoyos de la República en un escenario que sería la antesala del enfrentamiento entre fascismos y democracias. Así pues, estas brigadas nacieron al calor de la necesidad de combatientes en el Ejército republicano, llegaron a unir a más de 30.000 voluntarios de 54 países y de ideas diferentes en unidades militares organizadas en defensa de la República, y tuvo como epicentro la zona estratégica de Albacete, enclave común de las unidades en la zona republicana.
En este sentido, la ciudad de Albacete fue designada como el cuartel general y centro de entrenamiento de las Brigadas bajo el mando del líder comunista francés André Marty, secretario general de la Tercera Internacional. Allí se establecieron los organismos que funcionaron como base de formación de las brigadas y de los servicios anejos.
Además, en  ciudad castellano-manchega se formaron las cinco iniciales brigadas: la XI BI en octubre de 1936, la XII BI en noviembre, la XIII y la XIV BI en diciembre y la XV BI en enero de 1937. Meses más tarde se formarán otras como la 150, la 129 y la 86 BI, pero ya no en Albacete. Todas estas brigadas tendrán una crucial actuación en los meses de formación del nuevo Ejército Popular de la República, destacando en la defensa de Madrid, en las batallas del Jarama y Guadalajara y en otras.
A partir del verano de 1937 las brigadas internacionales seguirán prestando un apoyo importante al esfuerzo de guerra republicano, pero su importancia decreció ya que sus seis o siete brigadas suponían un número pequeño en relación a las más de 250 brigadas del Ejército republicano. Esa fue una de las razones por las que el Gobierno de Juan Negrín decidió retirarlas en septiembre de 1938, en plena batalla del Ebro, cuando las Brigadas Internacionales estaban dando su último ejemplo de entrega solidaria al pueblo español.
Vista interior del Cuartel de las Brigadas Internacionales en Albacete
Otros centros de las Brigadas Internacionales en Castilla la Mancha
A la base de Albacete tienen que sumarse los centros de instrucción de las brigadas, algunos en el norte de Albacete -Madrigueras, La Roda, Tarazona de la Mancha, Mahora y Casas Ibáñez- y otros al sur de Cuenca -Villanueva de la Jara y Quintanar de la República-, todos ellos repartidos a lo largo de la geografía manchega.
La labor de las brigadas cubrió otras labores, una de ellas, la sanitaria. Organizó hospitales como los de Albacete capital y Valdeganga (Albacete). En Cuenca se abrieron varios hospitales como el de Villanueva de la Jara -por iniciativa de voluntarios holandeses-, el de Huete –británico-, y los hospitales de Tarancón y Saelices –norteamericanos-. Finalmente hay que mencionar los hospitales de Guadalajara en el colegio de las Adoratrices, con el apoyo principalmente de la solidaridad checoeslovaca y de El Romeral, en Toledo, abierto también con la ayuda norteamericana.
Así pues, Albacete, como sede del Estado Mayor, coordinaba, alojaba y asignaba a los distintos frentes a los brigadistas. También era el centro desde donde se organizaba el envío a sus unidades de los muchos heridos que habían sido tratados en diferentes hospitales de Castilla-La Mancha o del Levante -Benicassim, Murcia, Benissa-.
Miembros de las Brigadas Internacionales en Casas Ibáñez (Albacete)
Castilla La- Mancha, lugar principal de tránsito para los internacionales
Catilla La-Mancha fue para los internacionales una zona de tránsito destacada, cruzándose constantemente en sus cuatro puntos cardinales, y a su vez, tierra de inspiración. El artillero rumano Valter Román recuerda en sus memorias uno de esos viajes a Albacete:
Camino de vuelta, después de dejar a Regler en Madrid, al poco de salir de la capital, Ángel, el chófer, me anunció: “Y ahora regresaremos por la carretera de La Mancha, por la carretera llamada de Don Quijote, camino que ha de hacer cualquier admirador de Cervantes que pise suelo español”.
Mientras el coche me llevaba hacia La Mancha, me entregué a las ensoñaciones y cuando Ángel me mostró, en lontananza, recortada contra cielo del crepúsculo, la silueta negra de un molino de viento tuve la impresión de ver al Caballero de la Triste Figura hablando con Dulcinea, tan hermosa a los ojos de su alma. ¡Poder de embrujo del genio! ¡De qué hechizo supo rodear los lugares que amó!, ¡con qué fuerza me sustrajo de mis pensamientos y preocupaciones diarios para sumergirme en aquella atmósfera de inefable poesía!
El número oficial de voluntarios que integraron las brigadas internacionales es de 32.256, tal como consta el Archivo de las Brigadas Internacionales existente en Moscú: el RGASPI. La mayor parte de ellos, aunque no todos, pasaron por el territorio manchego.
Hay que tener en cuenta que la base de las Brigadas Internacionales fue desmantelada en su casi totalidad a principios de abril de 1938 y trasladada a Barcelona. Ahora bien, si contamos a los voluntarios internacionales -no brigadistas- que se adscribieron a otras unidades del Ejército republicano, la cifra podría elevarse a los 40.000-45.000.
Brigadistas austriacos en la localidad albaceteña de Madrigueras
El movimiento brigadista va a ir decayendo por las dificultades impuestas por el Comité de no Intervención que prohibe la llegada a España de voluntarios internacionales. El pacto agrupaba a la mayoría de las potencias occidentales -Francia o Reino Unido, principalmente- y preconizaba no ayudar a los contendientes por miedo a crear un conflicto internacional, una decisión fracasada ya que, tarde o temprano, el conflicto estallaría, como ocurrió en septiembre de 1939, dando lugar a la Segunda Guerra Mundial.
El gobierno republicano, ante la evolución negativa de la guerra, se propone aplicar las decisiones del Comité de No Intervención, perspectiva que anuncia en mayo de 1938 el programa conocido como los ‘Trece Puntos’ de Negrín. Éste cree que la evacuación de todas las fuerzas extranjeras favorece a la República y que la retirada de las Brigadas Internacionales puede forzar a la recíproca retirada de las tropas extranjeras que ayudaban a Franco: unos 70.000 italianos, 20.000 alemanes, 80.000 marroquíes y unos 10.000 portugueses. No fue así: el 24 de septiembre fueron retiradas las Brigadas Internacionales, pero Franco siguió contando con la mayoría de las fuerzas extranjeras, a excepción de un contingente de 10.000 italianos que fue evacuado a su país.
Actualmente Albacete alberga el Centro de Estudios y Documentación de las Brigadas Internacionales (CEDOBI) y el Archivo de las Brigadas Internacionales, fondo documental promovido por la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales (AABI), que está ubicado en el Archivo Provincial de Albacete.
Así mismo, existen distintos memoriales a las brigadas internacionales por la geografía castellano-manchega, siendo el más importante el inaugurado en 1996 en el campus de Albacete de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Ubicación de las

martes, 3 de febrero de 2009

NUESTRA VIDA EN VALENCIA


Foto de mi madre y yo con mi tio Guillermo

VALENCIA


Llegamos a Valencia, una ciudad ocupada por los fascistas que fusilaban, encarcelaban y robaban a los que desde allí defendieron a la Republica, el terror planificado se extendió por toda la ciudad, como por todo el país. Mi padre y mi madre no fueron fusilados, lo hubieran merecido como republicanos, pero se salvaron, de lo que no se salvaron fue de la depuración.

Los dos eran funcionarios de Hacienda, ganaron la oposición antes de la guerra, pero fueron apartados del cuerpo, pidieron que se les admitiera, pero para eso era necesario pasar ante un comité de depuración en el que debían confesar su republicanismo, pedir disculpas y explicar los motivos que tuvieron para oponerse al Imperio Hacia Dios, también era necesario presentar certificados de buena conducta, dados por gentes afines al nuevo poder fascista.

Mi padre se presentó sin muchos certificados, de su familia fascista no encontró a nadie que respondieron por él, uno de los que le dieron con la puerta en las narices fue un Castells, primo suyo, notario y adicto a los vencedores, no quiso ni recibirlo, con el tiempo marcharon al país vasco y allí sus hijos le salieron rana, es decir se hicieron de partidos de izquierdas, Miguel Castells fue el abogado del proceso de Burgos y de muchos otros acusados antifascistas, Helena Castells, esposa de Recalde también salió de izquierdas, tuve ocasión de conocerla durante el principio de mi exilio.

A mi padre le acusaron del mayor cargo del que tendría que responder, la cuestión era del porque se había casado con la hija de Don Juan Tejon, maldecido socialista notorio, él, que al fin y al cabo era de familia de militares adictos al golpismo. Mi padre encontró la respuesta, les dijo cuanto lamentaba lo sucedido, si se caso con la hija de Tejon fue por miedo, su familia le obligo a ello para que la importancia política de su suegro los protegiera. La respuesta debió ser grata a los jueces ya que le reintegraron y mas tarde mandaron la declaración a mi madre para que supiera los motivos que llevaron al señor Castells a hacerla su esposa, mama no lo olvidó nunca,

Mi madre también fue admitida en el cuerpo de funcionarios, tanto para mi padre como para ella fue fundamental el apoyo que recibieron de Pilar Tejon, hermana de mi abuelo, era provincial de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, orden equivalente a los jesuitas y con gran influencia política, su cargo era igual al del padre provincial de la Compañía de Jesús, se decía de ella que se movía en círculos muy próximos de la mujer del excelentísimo asesino que mandaba en el país, mas tarde tuve el gusto, o el disgusto, de encontrar a mi parienta, no la conocí mucho, menos mal, su fama de dureza y de soberbia era conocida por todos.

Milagros pudo reingresar en Hacienda, hasta entonces se había puesto a coser para ganar algo de dinero para mantenernos. Siempre se intereso por la moda y procuraba ir vestida lo mejor que podía, por eso el castigo que la impusieron fue para ella doloroso, debía durante un año llevar un hábito, es decir un saco informe, ceñido con un cordón de cuerda y de color morado, muchas mujeres debieron hacerlo, para mostrar así su obediencia a la Santa Madre Iglesia que en muchos casos había acabado con la vida de los suyos.

El porte del hábito respondía a una promesa hecha a cualquier virgen o santo, el caso era mostrar penitencia, yo en mis primeros recuerdos la veo así, cubierta de aquel horror pero que llevaba con su elegancia natural, un día le pregunté el porque de vestirse así, - es preciso, es preciso, no preguntes, cuando seas mayor lo sabrás- esa respuesta era la que normalmente se daba a los niños, todo conocimiento debía posponerse a una edad dorada en la que todos los misterios de la vida, la historia y el sexo se nos desvelarían. Para mi llego esa edad y tuve ocasión de saber muchas cosas que hubiera deseado no conocer, no por no saberlas, sino porque lamento que sucediesen, por ejemplo el largo calvario de los que lucharon por la Republica y que aun nos esperan en las cunetas, que estén allí es horrible pero es aun mas estremecedor la maldad de los que allí les echaron y la de los que hoy día nos impiden recuperarlos.

Los recuerdos de aquellos tiempos son confusos, desdibujados, solo sobresalen algunos episodios que marcaron mi memoria de 4 años. Vivíamos en aquel tiempo en el paseo de la Alameda, yo salía al paseo a jugar sola, mis familiares echaban de vez en cuando una mirada por el balcón para vigilar que no me pasara nada, un día mi madre y mi abuela me llamaron antes de bajar al paseo, mira, me dijeron, ten cuidado, si alguna vez se te acerca alguien y te pregunta si eres nieta de Don Juan Tejon, no respondas y súbete para casa. Siempre recordaré que las miré en silencio, sin responder, ya por entonces pensaba que los adultos o eran tontos o me tomaban por retrasada mental, es una opinión que sigo teniendo, dicho sea de paso. Un día estaba saltando a la comba como una niña modelo, cuando una señora se me acercó, hacia tiempo que la veía sentada en un banco y me miraba sonriente, por fin se me acercó, -te estoy mirando y hay que ver lo guapa que eres, con esa cara tan bonita no puedes ser mas que la nieta de Don Juan Tejon, yo le quiero mucho, ¿No podrías decirme donde está?

No respondí, yo no sabía donde estaba mi abuelo, había oído decir que estaba en Francia y en aquella época no sabia que quería decir eso, aquella mujer mentía, mi familia me había advertido de que podría suceder algo así, pero yo sabia que mentía aun sin eso, nunca he considerado que era una niña demasiado mona y sus halagos sonaban a falso. Sin decirla nada salí corriendo y desde entones nunca he dejado de correr.

Mi padre hizo oposiciones para recaudador de Hacienda y mas tarde para Inspector, las ganó y con el segundo puesto, el primero fue para un enchufado, un niño bien de Madrid, con ese motivo le acompañamos a Madrid ya que le alojaron familiares de mi madre, fue mi primer contacto con la capital, solo recuerdo un gran apartamento en el centro y todo el mundo diciéndome que no hiciese ruido, mi padre debía prepararse para el examen, quizás el deber estar modosita por su culpa es lo que me ha hecho considerar que es un tío pesado y represivo, nunca he cambiado de opinión y mas tarde comprenderéis que tuve razón.

La familia decidió dejan Valencia e instalarse en Benicalap, hoy día casi es el centro, entonces era un pueblecillo, vivíamos con mi abuela paterna y la madre de mi madre con mis tíos no tardara en llegar del exilio y otra etapa comenzara en nuestras vidas.

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