jueves, 27 de noviembre de 2008

EN LA CALLE DE LISTA



EN LA CALLE DE LISTA

Como ya he contado nos instalamos en Lista 59, durante el tiempo que allí pase sucedieron ciertos acontecimientos que marcaron el rumbo de mi vida y por eso intentare contar con detalle las vivencias que allí tuve. Voy a hablar un poco de mi familia, mas bien de la familia de mi madre ya que yo nunca consideré que tuviese algo que ver con ellos, ni me interesaban ni yo les interesaba, estaban  por allí y es todo.

Mi abuela Milagros y Toya vivían con dificultades financieras y además como rojas la familia del marques, los Sanz, las rechazaron siempre, Maria, tía Maria como decía mi madre, ya que era hermana de la suya, se presentaba como alguien importante, daba consejos a su hermana a la que ayudaba solo con palabras, eso no quita que íbamos de vez en cuando a verla, mi madre y mi abuela se encerraban con ella en un salón para hablar, a mi me relegaban en una salita donde para distraerme ponían a mi alcance los números encuadernados de la revista Blanco y Negro, debía ser un compendio de finales de los años 1800, a me  seducían los dibujos con el grafismo de la época y leía los artículos que me parecían bastante pesados, la prosopopeya de los escritores carcas de entonces era insoportable, pero allí encontré mi vocación, pude leer un artículo sobre las mujeres de la Comuna de Paris, las petroleuses, las dibujaban con caras airadas, pechos al aire y con teas encendidas en las manos para quemar los antros de la burguesía, tales como las Tullerias, aquellas mujeres luchadoras, capaces de incendiar el mundo me sedujeron, encontré viéndolas lo que yo querría ser, así. valientes sin importarles la represión y la muerte, han pasado casi 70 años y sigo viéndolas y pensando lo mismo.
Para acabar con esa familia diré que había dos hijas Maria y Pilar, primas de mi madre y que contribuyeron a la desgracia que se abatió sobre ella, ojala nunca hubieran existido.

También en esa “noble “familia había mas primas mas o menos lejanas y siendo pobres se relacionaban mas con nosotros, entre los primos y primas de mi madre hablare de una de ellas Coti, de jovencita se la invitaba a la finca del marques en Villaviciosa, pero al ser parienta pobre se la repudio enseguida, además era guapísima y hacia sombra a las hijas de tía Maria locas por encontrar novio, los chicos no tenían ojos mas que para la mas bella.

Coti se caso, tuvo hijos, varias veces tuve ocasión de ir a su casa, su marido decoraba porcelana y a mí me parecía mágica la suavidad de las miniaturas que pintaba, debo ahora decir algo de lo que me entere, una historia que afecto a toda la familia, yo también tuve que sufrir de ella, entre los hijos que tuvo Coti nació una niña, tenia una malformación cardiaca, los médicos pronosticaron que viviría pero solo hasta los 18 años, el tormento de la madre al ver crecer a su hija sabiendo que estaba condenada fue indecible, según supe la joven era tan bella como fue su madre, tuvo un novio, estaba muy enamorada, la madre hablo con el muchacho, le contó que su hija moriría y le pidió que no la dejara, así paso, la novia murió a los 18 años de un fallo cardiaco dejando a toda la familia sumida en el dolor, supongo que al novio también, yo no supe mas de ellos, pero muchos años después comentaba con mi tío Pepe, hermano de mi madre del que pronto hablare, lo guapa que era Coti, el se rió y me enseño una foto reciente de ella, debía ser muy mayor pero quede sobrecogida al ver  la vieja derrotada en que se había convertido, no te lo esperabas, verdad, me dijo mi tío burlón, nunca pude perdonarle que acabara con el recuerdo de una mujer hermosa y desgraciada que yo había retenido en mi memoria. Si he contado esta historia es porque tanto yo como mi hermano y uno de mis tíos y mi tía Toya tuvimos hijos con la misma malformación, la maldición del Marques

Otra parte de la familia de mi madre eran los Tejon, no tuve ocasión de verlos mucho, mi abuela insistía en tener relación con ellos eran la familia de su ausente marido, pero eran todos adeptos al franquismo y poca gracia les hacia tener que recibirnos.
Entre ellos recuerdo a un tal Caveda, casado con una hermana de mi abuelo, el primer día que me llevaron a su casa, no se porque, me hizo una impresión fatal, tras sus aires paternalistas y bonachones  veía la falta de interés que tenia por recibirnos, yo como de costumbre no dije una palabra, me limite a mirar a mi alrededor, cuando salimos le dije a mi madre y a mi abuela que aquel señor que al parecer era un gran burgués tenia un gusto fatal, nos había recibido en una habitación decorada con divanes, almohadones con motivos moriscos, mesitas bajas de hojalata brillante, con sus correspondientes theteras doradas y otras decoraciones dignas de un bazar marroquí, les comente que era un signo de desprecio el recibirnos en tal decorado, estaba segura de que el buen señor tenia salones con muebles de sándalo, ébano y otras maravillas dignas de la grandeza de la que hacia gala, me contaron para tranquilizarme que no era así, el Caveda procedía de Marruecos, de ahí la decoración, estaba arruinado y hacia todo lo posible por casar a sus tres hijos con gente pudiente que sacaran a flote a su familia.

Tenia dos hijas, una muy fea y otra, la mas pequeña, muy guapa, se parecía muchísimo a mi tía Toya, las niñas solían contarnos las fiestas que su padre organizaba, para encontrarlas novio, seguro, fiestas que nos restregaban por las narices pero a las que no nos invitaban, las dos se casaron, supongo que bien.

El hijo, Antonio, también se caso, un buen bragetazo, como se comento en la familia, en el año 49 hecho el guante a la marquesa de la Puebla, huérfana, con titulo y fortuna, el inconveniente es que era muy fea, yo la vi de lejos en Alicante en una reunión hípica y puedo confirmarlo.

 El chico era jovencito y tenia mucha labia así que la conquisto y vio su fortuna hecha, años después supe que la rica marquesa acabo harta de su esposo y se divorció, el caso fue comentado ya que para separarse contó con la ayuda de feministas, en aquella época no era nada fácil dar la patada al marido. Nunca más tuve noticias de esta gente y ni falta que me hace.


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