sábado, 29 de noviembre de 2008

LOS AMORES DE MI MADRE



LOS AMORES DE MI MADRE

Antes de empezar a contar mis años, muy breves, en la calle de Lista debo hablar de los amores de mi madre que tanto influyeron en el curso de mi vida.
Milagros estaba en el sanatorio de la Fuenfría, ya conte como llegó allí, estaba sola y nadie se ocupaba mucho de ella, sus hijos estaban lejos y su marido se dedicaba a abusar de su hermana, cosa que no tardo en saber. Yo la escribía como podía, por entonces no tenia una vena literaria y mi paso por colegios fue breve, leía todo lo que podía pero escribiendo tenia una letra fatal, lo se porque mi madre conservó toda su vida las cuatro cartas que le enviaba, en aquel entonces lo que me gustaba era hacer el loco por el jardín.

Mama vivó allí rodeada de sombras, todos los pacientes sabían que iban a morir, la tisis no perdonaba, había mujeres casadas que esperaban en vano que sus maridos subieran a la sierra a verlas, no lo hacían, el miedo al contagio era mas fuerte que el lazo conyugal, había jovencitas de ricas familias que esperaban curarse contando a todos los novios que las esperaban, los hombres de todas edades tampoco recibían muchas visitas y se consolaban como podían haciendo la corte a otras enfermas, los amores eran fugaces y el desenlace siempre el mismo, cuando algún enfermo no bajaba al comedor todos sabían que lo mas seguro es que nunca mas lo hiciera, vomito de sangre, fiebre y cama hasta el final. Cuando leí “La montaña mágica de Thomas Mann” encontré todo el ambiente que mi madre nos retrataba, nadie de los que allí estaba pensaba salir y el mundo exterior se iba difuminando hasta que desaparecía para los prisioneros de la Montaña.

En esa montaña trágica mi madre encontró el amor de su vida. Los enfermos se reunían para hablar, tomar café contarse sus cuitas y a veces se escapaban a Segovia para comer lechón asado, entre los enfermos estaba Ángel, los ojos tristes de mi madre le enamoraron cuando la veía llorar leyendo las cartas de sus hijos, así empezó su idilio, los dos se daban cuenta de que no tenían mucho futuro, la enfermedad era mortal, claro que había que contar con los deseos de vivir de mi madre, el impulso vital que la guió siempre la hizo luchar por su vida y por su amor.

Ángel estaba también enfermo, era ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, así se llamaba la carrera entonces, poco después de terminar sus estudios dirigió la construcción de uno de los muchos pantanos que Franco inauguraba, el dictador llego rodeado de sus ministros, guardia mora y diversos políticos fachas de la región, todos se peleaban por ir inclinarse ante el asesino mendigando una palabra de su sucia boca, viendo el tirano que el único que no se le acercaba era un tipo trajeado modestamente, pregunto de quien se trataba y que hacia allí, es el ingeniero que ha construido el pantano le contestaron. Supongo que a Franco le sentaría mal que el único que debía haberle saludado con entusiasmo poniendo su obra a sus pies no se molestara en batirse por una de sus miradas, aunque le sentara mal no podía meterse con él, Ángel se llamaba Sáenz de Heredia y era primo hermano del ínclito fundador de la Falange José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia. Poco después de esta anécdota, cayó enfermo y fue trasladado al sanatorio donde se encontró con mi madre.



Se encontraron en el sanatorio y allí se amaron, mi madre no estaba dispuesta a que la enfermedad pudiera mas que ella, debía luchar y luchó, la única posibilidad de cura era la operación, la toraco plastia, pocos se atrevían a intentarla y  no muchos sobrevivían, consistía en abrir la espalda, cortar casi todas las costillas que protegían el pulmón enfermo y colapsar los tres cuartos del pulmón infectado, después había que desear que la infección no se hubiera extendido por el otro pulmón, de los que se sometieron a aquella carnicería y que sobrevivieron todos acabaron desapareciendo, también Ángel que el deseo de vivir con su Milagros le llevó a intentar su suerte, mi madre vivió largos años, trabajó, viajó, hizo frente a todas las tragedias de su vida sin costillas y con un pulmón, ni siquiera su silueta se modificó, andaba mas derecha que un huso, hasta el final de su vida.

Mi padre y mi madre se separaron, hicieron una separación de cuerpos y bienes, no existía el divorcio, prohibido por la Iglesia, lo que le interesaba a mi padre sobre todo era que mi madre no pudiera reclamarle un céntimo de los bienes gananciales, mama renunció a todo, los dos pidieron la anulación de su matrimonio al tribunal de la Rota, lo que dios había unido solo lo podía desunir la Iglesia a fuerza de dinero, y mis padres no tenían bastante para pagar a la insaciable secta, volvieron a decir que mi padre se casó obligado por el miedo, fue un matrimonio de guerra, algunos se anularon, cuando la gente podía pagar, ellos no pudieron.

Al no poder anular el matrimonio tuvieron que vivir siempre de amores clandestinos, nunca pudieron vivir juntos, aun así la venganza de una sociedad fascista que no toleraba que una mujer pudiera ser libre cayó sobre ellos, mi padre, la familia de mi madre todos se unieron para quitar a Milagros la posibilidad de ser dichosa. A ella intentaron llevarla a la cárcel, a mí y a mis hermanos nos separaron de nuestra madre para siempre, el dolor de unos y otros nada importaba, las mujeres debían ser sumisas a las leyes de la Iglesia y del fascismo.

Creo que durante algunos años fueron felices, al fin y al cabo solo la muerte de Ángel pudo separarlos, creo que él por mi sentía un gran cariño, y quiero decir aquí que siempre le considere como el hombre mejor que he conocido, mi madre tuvo suerte de ser su amante a pesar de lo que le costó, lo que nos costó a todos, si hubiese un espacio tiempo en el que las personas que se amaron puedan encontrarse espero que estén allí los dos juntos y felices por la eternidad.

 


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