viernes, 28 de septiembre de 2007

EL CONGRESO DEL FELIPE



EL CONGRESO DEL FELIPE

Como ya he contado llegue al centro del mundo, la estación de Perpiñan, y así es, saliendo de España y una vez allí te da la impresión de que eres libre y puedes ir a cualquier parte del mundo, yo quería ir a Narbone ya que desde allí cambiaria de tren hacia Pau que era donde tenia cita con los compañeros, llegue a Pau después de un incomodo viaje, había que esperar horas para el próximo tren, como en España, llegue a la hora señalada pero mis compañeros me dejaron colgada, afortunadamente tenia una cita de seguridad al día siguiente, pero yo no sabia donde pasar la noche, primero no tenia ni un céntimo para pagarme un hotel y además me habían recomendado no ir a hoteles para que la policía no tuviese la ficha de mi paso por Pau. Pase todo el día haciendo turismo, así que conozco bien esa ciudad cuna del rey mas amado de los franceses, Henry IV, que quería que todos sus súbditos comieran gallina cocida y de hecho es un de los platos favoritos de los franceses, la poule au pot.

Llegó el momento de encontrar cobijo para la noche, en mis paseos por la ciudad había pasado por un convento de monjas donde estaba marcado que era para albergar mujeres perdidas, así que llame a la campanilla y le dije a la monja que salió a recibirme que yo era una mujer de las mas perdidas, no sabia donde ir , me dijo la dulce hermanita que allí no era un hotel y que me buscara la vida, le explique detenidamente que no teniendo donde ir tendría que pasar la noche en la calle y si algo me pasaba la culpa seria de ellas por no recibirme, mi insistencia la convenció y me metieron en una célula, no vi a nadie mas y a las 6 de la mañana me pusieron de patitas en la calle sin ofrecerme ni siquiera algo de desayunar. Volví a la hora marcada a la segunda cita y allí estaba un compañero de Barcelona al que no conocía, Alfonso, después de insultarle copiosamente por haberme dejado tirada me llevó en coche al sitio donde tendría lugar el congreso, un pueblecito de los alrededores.

Mi primo Manolo me esperaba para empezar el congreso, me fue presentando a los delegados que habían podido venir, éramos numerosos, todos veníamos como delegados de alguna región con mandato oficial, todos menos una, pregunte que coño hacia allí aquella chica que no tenia mandato, Manolo me dijo riendo que era mi prima Maria Teresa Castells, hija del famoso notario que no quiso avalar a mi padre en Valencia, estaba allí porque era la mujer de Recalde, fundador del FLPE en el país vasco, yo me opuse terminantemente a que asistiera a nuestras deliberaciones y amenace con irme del congreso, lo hubiera hecho, no es que tuviera inquina contra aquella chica que no conocía de nada pero quería hacer las cosas de una manera seria, yo debía poner en conocimiento nuestras acciones con los libertarios y pedir que se nos autorizara a seguir colaborando con ellos, era serio, nos jugábamos la vida como se vio luego, Maria Teresa se marcho y no volví a verla. Seguimos nuestras deliberaciones, sobre todo debíamos tomar acta de los pocos militantes en activo que quedaban después de la represión, debatimos durante algunos días yo obtuve la autorización de proseguir mi colaboración, es decir la del FOC con los libertarios, pendiente de la aprobación definitiva cuando pudiese reunirse un comité dirigente, yo debía volver a Barcelona lo mas pronto posible para presentar las resoluciones del congreso, ese era también mi deseo.

Mi primo se había encargado de la organización de la reunión y cada uno de nosotros tenia un dossier para tomar notas en papel encabezado por una compañía de cine publicitario , le pregunte que de donde tenia esas relaciones con el cinematógrafo, me contó que un militante del FLPE trabajaba allí por recomendación de un español que colaboraba en la empresa, Antonio era amigo de mi madre y  le consiguió el trabajo, me hizo gracia la cosa, poco pensaba la importancia que tendría esta amistad de mi madre en mi vida.

El congreso se acabó sin pena ni gloria, lo importante era unir fuerzas y seguir adelante con los que quedábamos, a pesar de mis deseos de volver Manolo me dijo que fuese con él a Paris en ese momento vivía en casa de mi madre que se había instalado allí con Ignacio, pero el caso era que las resoluciones del congreso debían ponerse en limpio y darles forma para presentarlas en el interior ,como decíamos, así que nos marchamos a Paris pasando por Toulouse donde nos albergaron unos franceses simpatizantes de la causa antifranquista, cruzamos la dulce Francia, me hacia ilusión ver a mi madre, pero quería volver, la oferta de Jorge de tomar un piso como acogida para los libertarios me seducía, por fin podría dejar la casa de mi padre y ser libre, poco me figuraba que el país llamado España se había acabado para mi.

Antes de cerrar este capitulo quisiera decir algo sobre Maria Teresa Castells y su marido Recalde, no volví a verlos mas pero son figuras muy significativas de los meandros de la historia española. Recalde volvió al país vasco y ocupó cargos como profesor en la universidad, para venir al  congreso, estando perseguido, fue ETA quien le pasó por la montaña, eran expertos en pasos y con nosotros hubo una cierta colaboración para casos prácticos, pasos de fronteras o esconder militantes. Pues bien años, muchos años mas tarde ETA decidió matar al viejo profesor y le disparo un tiro en la boca, sobrevivió, el caso es que tanto él como su esposa eran contrarios a la independencia que pedía el País Vasco, Maria Teresa tenia un librería en San Sebastián que fue durante años victima de ataques por la misma razón, el hermano de Maria Teresa, Miguel Castells era en cambio partidario de la independencia, defendió a los encausados en el proceso de Burgos, era abogado, y también a algunos de los últimos fusilados del franquismo. Años mas tarde mi padre fue a ver a su pariente de San Sebastián pero no fue muy bien recibido, mas tarde envió varios ejemplares del libro que escribió a la librería de Maria Teresa para que lo pusiera a la venta, le devolvió el paquete sin abrirlo, esas fueron las únicas noticias de esa familia que nunca considere como mía.


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