Alicante, plaza de los luceros |
MI ÚLTIMO
VERANO EN ESPAÑA
Juan
Manuel y yo marchamos ilusionados a Alicante, queríamos ver a Mary Dory su hijo
y sus padres que nos esperaban, no llamamos antes de llegar, ojala lo hubiésemos
hecho, al llagar a su piso nos encontramos con que tanto don José como Arely estaban
en la cama enfermos del tifus, había una epidemia en el sur y no nos habíamos
enterado, no informaban de nada, no querían que se supiese lo que pasaba a nuestro
alrededor. Naturalmente no podíamos quedarnos con ellos, nos despedimos pensando
que los veríamos cuando sanara, los dos se libraron de la enfermedad pero yo no
volví a verlos nunca mas.
Nos
pusimos en contacto con mi amiga pensando que podríamos ir a su casa, no fue así,
ella estaba casi recién parida y su suegra la prohibió que nos viera, como habíamos
estado en casa de los enfermos temía que contagiáramos al bebe y a toda la
familia, por mas que le dije que los breves minutos que había pasado con sus
padres no debían suponer un gran peligro no hubo nada que hacer así que nos
dejo tiraditos en la calle, busque una pensión donde pasar unos días antes de
volver a Barcelona, al segundo día de nuestra estancia comprendí que allí también
había enfermos, así que tome miedo a que pudiéramos agarrar el virus, sobre
todo mi hermano que era muy jovencillo. Preparamos el petate y nos dirigimos a
la estación, para llegar pasamos por la plaza de los Luceros una bonita plaza
de Alicante con un jardincillo, nos paramos a descansar un momento y un coche
se paró, un señor se acercó a nosotros, le reconocí se trataba de Gonzalo
Castelló, el marido de Lola Gaos y que siempre había querido mucho a mi madre,
le extrañaba vernos allí, fue un encuentro raro, le conté mi historia con mis
amigos y le dije con medias palabras que me había marchado de Barcelona por
motivos imperiosos, con medias palabras me contesto, Gonzalo era procurador, había
hecho cárcel como comunista y muchos años mas tarde defendió un rupo de jóvenes
comunistas que luego fueron camaradas de mi partido, ya lo contaré, lo había
comprendido todo y me dijo que él estaba en su chalet creo que en Muchamiel, tenia
también que volver a Madrid pero nos instaló en su casa y nos dio la llave diciéndonos
que estuviéramos el tiempo que quisiésemos, nunca olvidare su amparo.
No
estuvimos mucho tiempo allí, la casa era muy agradable con un fresco jardín,
pero estaba lejos de la playa, era para personas con coche así que mi hermano y
yo nos aburríamos, decidimos volver a Barcelona, llamé a mi amiga para decirla
que nos íbamos, y me dijo que iría a despedirnos a la estación de autobuses, allí
apareció vestida con uno de los trajes que mi madre hacia iguales para las dos,
nos dijimos adiós, a su hijo Javier no pude conocerlo de bebe, cuando volvimos
a encontrarnos Javier tenia una hija, mi amiga tenia un nieto y yo tres y
ninguna de las dos éramos las mismas jóvenes que allí se dijeron hasta pronto.
Años
después supe que algunos días después de mi partida, yo ya estaba en Francia,
recibió la visita de la policía y la llamaron a declarar al cuartelillo, sabían que éramos amigas y
querían que les dijera si yo le había dejado una maleta, sin mas explicaciones,
ella les dijo que no y pudieron comprobar que era cierto, no nos habimos apenas
visto. Años mas tarde, 30, me pregunto Mary Dory que había en aquella maleta,
explosivos, le dije tan pancha, no se si le impresione, pero supongo que
esperaba cualquier cosa de mi, aunque no nos vimos hasta muchos años después de
la muerte del dictador siempre estuvimos en contacto y siempre la consideré
como una hermana.
Cuando
llegamos a Barcelona el verano continuaba, caluroso como siempre, mis amigos y
camaradas habían desaparecido, escondidos, en la cárcel o de campo y playa, en
mi casa mi abuela seguía bastante mal, había tenido otros derrames cerebrales y
no reconocía a nadie, tenia enfermeras que se ocupaban de ella, Quique aun estaba
de vacaciones y mi padre aun no había vuelto de sus viajes, yo pensé que no estaría
mal pasar unos días en la costa, lejos de la gran ciudad y sus peligros, mis
amigas y yo cogimos mi famosa tienda de campaña y nos fuimos de acampada a
Cadaques, nos instalamos en un camping que estaba, y sigue estando, entre el
pueblo y Port-lligat, naturalmente quisimos visitar la casa de Dali, pero no
fue posible, la guardia civil la protegia para que nadie pudiera acercarse a
interrumpir las orgías que allí organizaban, años mas tarde pude al fin
visitarla con mi hijo y la verdad es que me gusto mucho, el artista ya había
muerto hacia muchos años. Otro sitio que no pudimos visitar fue el cabo de Creus,
habían instalado un campamento del Club Mediterráneo y los españoles no teníamos
derecho a acercarnos, los turistas que veraneaban en ese especie de campo de
concentración de lujo tenían prohibido mezclarse con los autóctonos y
aborígenes de diferentes países.
Estando
alli recibimos la noticia de la muerte de Marylin Monroe, lo senti, esa hermosa
mujer, sex-simbol de toda una generación fue una victima del sistema, de la
mafia y de la familia Kennedy que no podía tolerar que algún día contara sus
secretos de alcoba, se ha escrito mucho sobre ella pero la verdad nunca la
conoceremos.
Como ya
era el mes de septiembre volvimos para seguir con nuestra lucha, o al menos eso
pensábamos, aquel fue mi ultimo verano en la costa antes de mi exilio por eso
nunca lo olvidare, cuando pude volver nada quedaba de la hermosa Costa Brava,
el cemento había convertido sus playas en un enorme tostadero de culos europeos
y de todo el mundo mundial.
En mi
casa la salud de mi abuela, la tata, no se arreglaba, yo no pude quedarme mucho
tiempo, me dieron una cita de parte de Manolo, el FLP y el Foc me nombraban
representante por Cataluña para su primer congreso que se haría en Pau, recibi
un papel con un sellito y todo, yo había decidido días antes y también a petición
del FLP, dar una vuelta por la geografía ibérica para ver si aun quedaban
militantes libres e intentar conectarlos, para ello contaba con una amiga
oriental que deseaba conocer España, tenia coche y estaba encantada de que la acompañara,
claro que no sabia cual era lo que yo debía hacer en los sitios que
visitaríamos. No pudo hacerse así que la deje colgada, como tantas otras cosas,
cuando supe que debería ir al congreso, y como no duraría mas de una semana, le
dije al medico que seguía a mi abuela que temía irme ya que la veía muy mal, no
se si comprendió mis motivos pero me dijo que hiciese lo que debía hacer ya que
a mi abuela Irene no tenia muco tiempo de vida, le dije que no estaría muchos días
fuera, así lo pensaba, nunca mas volví a ver a la tata, como tampoco a las
amigas y amigos que deje atrás y con las que debía continuar la lucha.
Como
siempre temía le que la policía me buscase, decidí pasar a Francia en autobús,
al parecer estaba menos vigilado que el tren, llegue sin problemas a la estación
de Perpiñan, que como todo el mundo sabe es el centro del mundo, desde allí
continué mi viaja hacia Pau y la cita que me habían dado, unas horas después de
pasar la frontera la policía vino a detenerme a Paseo de Gracia, mi abuela
acababa de morir, estaba cuerpo presente,
lo contaré mas adelante.
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