domingo, 30 de septiembre de 2007

ULTIMOS TIEMPOS EN BARCELONA



La sede de la policia en la Via Layetana, alli fueron torturados nuchos camaradas

ULTIMOS TIEMPOS EN BARCELONA

Una vez puesto mi primo a salvo en Francia nuestras acciones revolucionarias continuaban, yo entre otras cosas hacia de contacto con los libertarios de Francia y acogí algunos en mi casa mientras mi padre esquiaba en La Molina, poco podía figurarse que su piso en su ausencia se convertía en un nido de subversivos. La gente que venia del exterior, como decíamos nos traía instrucciones o maletas de explosivos que yo era a veces la encargada de guardar, recuerdo que una vez las dejé en deposito en casa de Nuria, pero les dije a Esperanza y a Rosé que fuesen a recogerlas así lo hicieron y en el metro, cosa rara porque no solía suceder, la guardia civil queso abrirles las maletas, Rosé que tenia mucho valor se rió y dijo que era el ajuar de boda de su amiga y bromeando con ellos pudo evitar que las registraran, no quiero pensar lo que les hubiera sucedido si las abren, de todas maneras las dos acabaron en la cárcel pero la condena por terrorismo hubiese sido mayor de la que sufrieron.

Entre los planes que nos proponían los de Paris estaba el apoderarnos de un avión como protesta por las detenciones y torturas de nuestros compañeros, debía hacerlo yo con el grupo de Barcelona y con la complicidad de un compañero que trabajaba en el aeropuerto y que podría introducirnos en el avión con las armas, me negué, no creo que ninguno de nosotros estaba preparado para una acción de esa envergadura, creo que tuve razón.

La policía andaba loca buscando a los autores de las explosiones, éramos jóvenes y no estábamos fichados como otros viejos militantes, éramos la nueva generación de antifranquistas y muchos de nosotros proveníamos de familias burguesas, eso les desconcertaba, no era solamente la policía la que nos buscaba, una noche a la salida de una reunión una militante del PSUC me dijo que quería hablar conmigo, hicimos algo de camino juntas y me dijo que sabia que yo conocía mucha gente metida en berenjenales políticos, me pedía que procurara enterarme de quienes ponían bombas, les interesaba saberlo para denunciarlos, no podían tolerar que se hicieran acciones que provocaran represión, eso iba contra su política de reconciliación nacional y podía impedir la puesta en marcha de las Comisiones Obreras, era a lo que se dedicaba el PCE en este momento histórico, le dije que por supuesto si sabia algo se lo diría, poco se imaginaba que éramos yo y otros que ella conocía, como Jorge, que les incomodábamos con nuestro explosivo ruido y la algarabía que habíamos organizado.

El verano se nos echo encima, yo decidí salir de Barcelona, temía que la policía acabara sabiendo quien era Alicia de las medias negras, una noche volvíamos Jorge y yo caminando por el paseo de Gracia, al llegar a la altura del portal de mi casa pero por la acera de enfrente vimos a dos tipos con gabardina que parados en la puerta parecían esperar a alguien, Jorge me dijo riendo que debían esperarme a mi y siguió su camino solo, yo sin preocuparme fui hacia los supuestos policías, que tal vez lo eran pero que no venían por mi esta vez, les dije que vivía allí pero que no tenia las llaves de mi casa y que me ayudasen a llamar al sereno, cosa que hicieron con enérgicas palmadas, en aquel tiempo había aun serenos que guardaban y vigilaban las casas de los barrios, al mío lo conocía muy bien ya que mi padre no quería darme la llave del portal para que no saliese de noche, así que era el pobre señor que me abría muy a menudo y que aprovechaba para contarme los problemas sexuales de su familia, así paso aquella noche.
Cuando mi padre no estaba por la noche Quique solía reunirse con sus amigos a repasar los exámenes, estudiaba la carrera de medicina, nosotros también nos reuníamos en el piso y ellos por un lado estudiaban y nosotros seguíamos complotado contra el Régimen, alguna vez nos reuníamos los dos grupos para bromear, cantar cancioncillas o recitar versos como hacia mi hermano, siempre nos deleitaba con lo de los “cien cañones por banda” o aquello del “cementerio de muertos bien repleto”, durante toda su vida siguió recitando y siempre con un gran efecto cómico, el caso es que como no era tonto acabo dándose cuenta de que debía estar metida en algún lío político, una noche pera hace broma llamo a la puerta de mi habitación de madrugada, debía venir de alguna juerguecita nocturna y me dijo con voz amedrentada que me levantara porque había unos policías que venían a buscarme, yo le conteste que les dijera que vinieran mas tarde ya que tenia demasiado sueño para levantarme, que me dejaran dormir, seguramente no le creí pero a la mañana siguiente pensé que podía ser verdad y que cualquier día vendrían a buscarme.

Fueron unos tiempos raros para mi, nunca me he sentido mas libre ni mas feliz que esos días sin futuro en Barcelona, estaba convencida que la policía acabaría localizándome y lo que me esperaba eran largos años de cárcel o algo peor así que no tenia que preocuparme de nada, solo de cumplir lo que deseaba, es decir hacer la Revolución, así, con mayúscula, Camus hablaba en uno de sus libros de la maravillosa libertad de los condenados a muerte, pues eso sentía yo. No creo que fuese pesimista, más bien lúcida.

Jorge nos dijo adiós, marchaba unos días a Francia para verse con los dirigentes anarquistas y poner apunto lo que serian nuestras futuras acciones, se trataba de un viaje de unos 15 días, nos despedimos diciéndonos hasta pronto, pasaron 15 años antes de que volviésemos a encontrarnos. Mi padre tenia programado un viaje a Italia con sus amigos, mi hermano Quique tenia planes de verano con su novia en Ibiza, así que le dije a Juan Manuel que nos íbamos a Alicante para ver a los Peon, Mary Dory habia tenido un hijo y así podrimos conocerlo, seguíamos considerándolos a todos como de la familia.

Cuando empecé a plantearme quitarme un poco de en medio pensé ir a Fuente albilla, pueblecito de Albacete donde Modesto Monteagudo, el que ayudó a mi Abuelo en Paris, tenia una casita, mama tenia relación con esa familia, como si fuera la nuestra, Modesto pintaba y tuve gran amistad con él, ya lo contare mas adelante, no fui, miré el mapa y me di cuenta que al lado del escondido lugar los americanos tenían una base y que por tanto la guardia civil no dejaría de controlar a los que por allí aparecieran, así que mejor no ir. Juan Manuel y yo empezamos yendo a Benidor donde estaban veraneando mi tía Fina con su marido y su hija Irene, me habían invitado a ir a verles y allí pase unos días camino de Alicante, tuve tiempo de darme cuenta del desastre cometido en lo que fue uno de los mas bellos pueblos de la costa y eso no era nada comparado con lo que vino luego, así que seguimos nuestro camino hacia Alicante y nuestros amigos, y como no, la cosa tampoco acabó muy bien, se continuara



Benidor, un horror totalAñadir leyenda

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