La sede de la policia en la Via Layetana, alli fueron torturados nuchos camaradas |
ULTIMOS
TIEMPOS EN BARCELONA
Una vez
puesto mi primo a salvo en Francia nuestras acciones revolucionarias
continuaban, yo entre otras cosas hacia de contacto con los libertarios de
Francia y acogí algunos en mi casa mientras mi padre esquiaba en La Molina,
poco podía figurarse que su piso en su ausencia se convertía en un nido de
subversivos. La gente que venia del exterior, como decíamos nos traía
instrucciones o maletas de explosivos que yo era a veces la encargada de
guardar, recuerdo que una vez las dejé en deposito en casa de Nuria, pero les
dije a Esperanza y a Rosé que fuesen a recogerlas así lo hicieron y en el
metro, cosa rara porque no solía suceder, la guardia civil queso abrirles las
maletas, Rosé que tenia mucho valor se rió y dijo que era el ajuar de boda de
su amiga y bromeando con ellos pudo evitar que las registraran, no quiero
pensar lo que les hubiera sucedido si las abren, de todas maneras las dos
acabaron en la cárcel pero la condena por terrorismo hubiese sido mayor de la
que sufrieron.
Entre
los planes que nos proponían los de Paris estaba el apoderarnos de un avión
como protesta por las detenciones y torturas de nuestros compañeros, debía
hacerlo yo con el grupo de Barcelona y con la complicidad de un compañero que
trabajaba en el aeropuerto y que podría introducirnos en el avión con las armas,
me negué, no creo que ninguno de nosotros estaba preparado para una acción de
esa envergadura, creo que tuve razón.
La policía
andaba loca buscando a los autores de las explosiones, éramos jóvenes y no estábamos
fichados como otros viejos militantes, éramos la nueva generación de
antifranquistas y muchos de nosotros proveníamos de familias burguesas, eso les
desconcertaba, no era solamente la policía la que nos buscaba, una noche a la
salida de una reunión una militante del PSUC me dijo que quería hablar conmigo,
hicimos algo de camino juntas y me dijo que sabia que yo conocía mucha gente
metida en berenjenales políticos, me pedía que procurara enterarme de quienes ponían
bombas, les interesaba saberlo para denunciarlos, no podían tolerar que se
hicieran acciones que provocaran represión, eso iba contra su política de
reconciliación nacional y podía impedir la puesta en marcha de las Comisiones
Obreras, era a lo que se dedicaba el PCE en este momento histórico, le dije que
por supuesto si sabia algo se lo diría, poco se imaginaba que éramos yo y otros
que ella conocía, como Jorge, que les incomodábamos con nuestro explosivo ruido
y la algarabía que habíamos organizado.
El
verano se nos echo encima, yo decidí salir de Barcelona, temía que la policía
acabara sabiendo quien era Alicia de las medias negras, una noche volvíamos
Jorge y yo caminando por el paseo de Gracia, al llegar a la altura del portal
de mi casa pero por la acera de enfrente vimos a dos tipos con gabardina que
parados en la puerta parecían esperar a alguien, Jorge me dijo riendo que debían
esperarme a mi y siguió su camino solo, yo sin preocuparme fui hacia los supuestos
policías, que tal vez lo eran pero que no venían por mi esta vez, les dije que vivía
allí pero que no tenia las llaves de mi casa y que me ayudasen a llamar al
sereno, cosa que hicieron con enérgicas palmadas, en aquel tiempo había aun
serenos que guardaban y vigilaban las casas de los barrios, al mío lo conocía
muy bien ya que mi padre no quería darme la llave del portal para que no
saliese de noche, así que era el pobre señor que me abría muy a menudo y que aprovechaba
para contarme los problemas sexuales de su familia, así paso aquella noche.
Cuando
mi padre no estaba por la noche Quique solía reunirse con sus amigos a repasar
los exámenes, estudiaba la carrera de medicina, nosotros también nos reuníamos
en el piso y ellos por un lado estudiaban y nosotros seguíamos complotado
contra el Régimen, alguna vez nos reuníamos los dos grupos para bromear, cantar
cancioncillas o recitar versos como hacia mi hermano, siempre nos deleitaba con
lo de los “cien cañones por banda” o aquello del “cementerio de muertos bien
repleto”, durante toda su vida siguió recitando y siempre con un gran efecto
cómico, el caso es que como no era tonto acabo dándose cuenta de que debía
estar metida en algún lío político, una noche pera hace broma llamo a la puerta
de mi habitación de madrugada, debía venir de alguna juerguecita nocturna y me
dijo con voz amedrentada que me levantara porque había unos policías que venían
a buscarme, yo le conteste que les dijera que vinieran mas tarde ya que tenia
demasiado sueño para levantarme, que me dejaran dormir, seguramente no le creí
pero a la mañana siguiente pensé que podía ser verdad y que cualquier día vendrían
a buscarme.
Fueron
unos tiempos raros para mi, nunca me he sentido mas libre ni mas feliz que esos
días sin futuro en Barcelona, estaba convencida que la policía acabaría localizándome
y lo que me esperaba eran largos años de cárcel o algo peor así que no tenia
que preocuparme de nada, solo de cumplir lo que deseaba, es decir hacer la Revolución,
así, con mayúscula, Camus hablaba en uno de sus libros de la maravillosa libertad
de los condenados a muerte, pues eso sentía yo. No creo que fuese pesimista, más
bien lúcida.
Jorge
nos dijo adiós, marchaba unos días a Francia para verse con los dirigentes
anarquistas y poner apunto lo que serian nuestras futuras acciones, se trataba
de un viaje de unos 15 días, nos despedimos diciéndonos hasta pronto, pasaron
15 años antes de que volviésemos a encontrarnos. Mi padre tenia programado un
viaje a Italia con sus amigos, mi hermano Quique tenia planes de verano con su
novia en Ibiza, así que le dije a Juan Manuel que nos íbamos a Alicante para
ver a los Peon, Mary Dory habia tenido un hijo y así podrimos conocerlo, seguíamos
considerándolos a todos como de la familia.
Cuando
empecé a plantearme quitarme un poco de en medio pensé ir a Fuente albilla,
pueblecito de Albacete donde Modesto Monteagudo, el que ayudó a mi Abuelo en
Paris, tenia una casita, mama tenia relación con esa familia, como si fuera la
nuestra, Modesto pintaba y tuve gran amistad con él, ya lo contare mas
adelante, no fui, miré el mapa y me di cuenta que al lado del escondido lugar
los americanos tenían una base y que por tanto la guardia civil no dejaría de
controlar a los que por allí aparecieran, así que mejor no ir. Juan Manuel y yo
empezamos yendo a Benidor donde estaban veraneando mi tía Fina con su marido y
su hija Irene, me habían invitado a ir a verles y allí pase unos días camino de
Alicante, tuve tiempo de darme cuenta del desastre cometido en lo que fue uno
de los mas bellos pueblos de la costa y eso no era nada comparado con lo que vino
luego, así que seguimos nuestro camino hacia Alicante y nuestros amigos, y como
no, la cosa tampoco acabó muy bien, se continuara
Benidor, un horror totalAñadir leyenda |
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