LIBERTARIOS,
BOMBAS EN BARCELONA
La
historia de aquellas caídas en Barcelona continuaba, yo me encontré cortada de
momento del FOC y para esconder a mi primo y conseguir sacarlo de la trampa
catalana me volví hacia los libertarios que me ofrecieron su ayuda. Esto se
hizo gracias a mi amistad con Jorge Conill, lo conocí en las reuniones de
antifascistas a las que participamos y simpatizamos, formamos un grupito con
amigos de la asistencia social y otros conocidos, algunos éramos del FOC, yo no
lo decía, era clandestina, así que Jorge lo ignoraba, yo no tarde en saber que
él estaba en contacto con grupos anarquistas, recuerdo que a raíz de la
persecución de nuestros militantes nos dimos una cita en la Plaza de Cataluña,
lo recuerdo muy bien ya que fue el principio de mi aventura que me llevó al
exilio, Jorge me dijo con mucho misterio que si conocía gente deseosa de
esconderse o de abandonar España por estar buscada por la policía el podía
ayudarlos, me hablo de su pertenencia a un grupo libertario que buscaba
provocar acciones en Cataluña, yo me agarre a un clavo ardiendo, le dije que su
oferta me venia muy bien y le informe de que yo era del FOC y que muchos de mis
compañeros estaban detenidos o escondidos, se sorprendió, sabia que yo estaba
mezclada con movimientos antifascistas, pero ignoraba mi militancia, creo que había
pensado enrolarme en su grupo. Le hable del problema de mi primo, debía
buscarle con urgencia donde esconderlo y pasarle a Francia lo antes posible, lo
había consultado con Isidro Moles, que aun no había sido detenido y era uno de
los fundadores del Foc, me dijo que le parecía estupendo que Manolo se marchara
a Francia, ya que era un jodido pelma y nadie podía verlo, yo esto nunca se lo
dije a mi primo que considero siempre a Molas como su gran amigo, para ver la
catadura de este individuo, representante de la izquierda caviar, basta saber
que como miembro del Senado Español a la muerte de Franco, se opuso a que los
republicanos buscáramos a nuestros desaparecidos.
Sigamos
nuestra historia, Jorge me dijo que iba a consultar a los responsables y me dirá
lo que podía hacer, así fue, los responsables estuvieron de acuerdo en
ayudarnos con la condición de que yo y mi grupo colaboraran también con ellos
en las acciones que querían emprender, Jorge me explico que él y su grupo tenían
como misión poner algunas bombas en Barcelona, procurando no hacer victimas,
para despertar la conciencia del pueblo, en el FOC no éramos terroristas, mas
bien hijos de papa con contadas excepciones y yo como marxista tampoco lo era,
pero la idea de sacudir un poco el adormilamiento general me agradaba y no me
daba miedo, así que accedí gustosa a colaborar con las Juventudes Libertarias.
Jorge había
encontrado a las juventudes libertarias en Paris cuando fue allí para alejarse
de su padre, estuvo alojado en casa de sus primas Lola y Catalina, ellas eran
de familia libertaria, los Poveda y le introdujeron en el anarquismo. Hacia
poco que se había formado el grupo de las Juventudes libertarias llamado
Defensa Interior, deseaban seguir las acciones de acoso al franquismo desde el
interior de España, Alberolas, un hijo de refugiados españoles en México vino
de ese país para organizar el grupo, Jorge se integro con ellos y se le mando
volver a Barcelona para empezar sus acciones con algunos compañeros que allí vivian.
Tenían un vasto programa, desde poner algunas bombas, cosa que hicimos, hasta
organizar un atentado a Franco, pero eso no iba con nosotros, estaba previsto
en el norte, también llegamos a pensar dar su merecido a algún policía de la Vía
Layetana, Creix para mas señas, ya que estaban torturando a nuestros
compañeros, hubiera quedado muy bien que fuese yo la que disparase al esbirro
en el metro, una mujer siempre hace mejor, las cosas no fueron mas lejos, no
tuvimos ocasión de hacerlo.
Por el
momento nos dedicamos a esconder a mi primo, Jorge conocía a alguien en las
guillerias que podría albergarlo, les contó que era un estudiante que debía
reposarse para preparar los exámenes, no se si se lo tragaron, pero allí estuvo
durante algunos días, mientras tanto los libertarios preparaban su paso a
Francia. Recuerdo nuestras excursiones a las Guillerias, una bonita región de
montaña, no lejos de Vich donde Jorge tenia familiares que poseían una pensión,
alguna vez pernoctamos allí cuando íbamos a ver a mi primo, el grupo de apoyo
era yo con José, un muchacho que conocía de Berlitz y que andaba un poco
enamorado de mi, Esperanza, mi mejor amiga de la asistencia, Rose amiga suya y mía
también, Nuria mi compañera de auto-stop participaba en las operaciones.
Recuerdo las discusiones que Jorge y yo teníamos durante nuestras excursiones,
el intentaba llevarme al anarquismo, yo le oponía mis ideas marxistas, los dos acabábamos
gritando como condenados sin convencernos, aunque poco mas tarde mi amigo se apuntaría
al PCE cuando ya estaba en la cárcel de Burgos, quizás recordara un poco mis
argumentos comunistas.
Mientras
esperábamos el pase de la frontera de mi primo se iba cumpliendo el programa de
los libertarios, las bombas empezaron a estallar en Barcelona, Jorge era el
encargado de preparar los explosivos, había empezado a estudiar químicas, yo
compraba los despertadores, verdaderamente era un trabajo artesanal, aun así se
pusieron bombas en varios sitios, sede de los sindicatos, vitrina de la
Vanguardia y sobre todo en el monumento a la victoria franquista del Paseo de
Gracia, enfrente de mi casa, yo deseaba verlo volar pero el horrible artefacto
no recibió mas que un rasguño.
En
vista del éxito que habíamos tenido con nuestras explosiones, los del grupo
libertario decidieron modernizarnos y nos enviaron el plástico, que esa el último
grito entonces en materia de explosivos. Unos jóvenes libertarios de Milán
fueron los encargados de contactar con nosotros para estas faenas, nos reuníamos
en un café de la Vía Layetana, donde al parecer iban a tomar café los
torturados de la Brigada Político Social, eso hacia reír mucho a nuestros
amigos italianos que no temían a nada, mas tarde lo demostraron, el caso es que
estábamos viendo la ocasión de alquilar un piso por allí, yo me instalarla,
todos sabían que soñaba con marchar de mi casa, y serviría de enlace y albergue
para la organización, la idea era buena pero no tuvimos tampoco tiempo de
concretizarla.
Los
italianos nos tomaron gran cariño, nos contaban como buscaban explosivos, el plástico,
y que un día tuvieron una cita en Milán con alguien que querría contactarlos,
después de despedirse vieron que se les seguía, un individuo mayor, les acostó
y les dijo que no volvieran a tener relación con esa gente, el era anarquista y
sabia que eran de lo que se llamó la organización Gladio, responsable de muchos
asesinatos, tanto en Italia como en España y que estaba organizada y a las
ordenes de la OTAN para impedir que los
comunistas llegasen al gobierno en cualquier estado de Europa. Nos lo contaron
para que fuéramos vigilantes con nuestros contactos, pero ya sabíamos que había
infiltrados por todas partes.
Estos
chicos estaban dispuestos a todo, nos prometieron que si la policía nos echaba
el guante ellos se encargarían de que nos soltaran, secuestrando a alguien para
cambiarlo por nosotros, se lo agradecimos sin la verdad creerlos mucho, los
hechos demostraron que hablaban en serio y estaban dispuestos a cumplir sus
promesas, ya lo veremos mas adelante. En nuestros encuentros con los
libertarios que venían de Francia Jorge me presentaba siempre como su
compañera, a mi no me extrañaba, para mi compañera entre los anarquistas era
como camarada para los comunistas, pero esta manera de presentarme llevó a
hacer creer a los compañeros que yo era
pareja de Jorge, cosa que nunca fue así y esto me llevo a tener problemas con
los libertarios una vez exilada en Paris, durante muchos años se me tomó por la
mujer de Jorge y lo malo es que yo ni lo sabia, siempre tuve una gran amistad y
cariño por él, nunca lo olvide en los largos años que paso preso, mucho tiempo
después me dijo que había estado enamorado de mi, yo no, nunca sentí atracción
por este muchacho, años mas tarde supe porque y de la que me había librado.
Mientras
seguíamos la lucha la vida continuaba, los amigos, unos comprometidos o no solíamos
pasearnos por los cafes e incluso salas de fiestas, a mi la vida nocturna no me
interesaba mucho, pero nos decíamos que si la policía nos vigilaba vería que éramos
gente normalita, al grupo de jóvenes que éramos
se unió el padre de Jorge, nos acompañaba diciéndonos que lo que le interesaba
era la juventud, en esta caso era yo la que le interesó, siempre andaba haciéndome
la corte, yo le veía como un vejestorio y no podía imaginar tener algo que ver
con él, debo decir que no estaba mal para su edad y tenia un cierto atractivo,
un día me telefoneo para decirme que estaba muy enamorado de mi, que me fuese
a vivir con él, me pondrías un piso lleno de cuadros donde podríamos recibir
amigos y ser felices, me quede de piedra, no comprendía el porque de su proposición,
y luego lo vi claro, le explique detenidamente que yo era una hija de buena
familia y que vivía en un piso mayor del que él podría proporcionarme, había ya
comprendido de que iba y le dije que se equivocaba conmigo, yo no era la novia
de su hijo ni había nada entre nosotros así que no tenia mas que dejarme en paz
y buscarse otro plan. Comprendí que creyendo que había una relacion entre Jorge
y yo deseaba romperla como ya hizo con la chica da la que su hijo estuvo enamorado,
no le vi mas y creo que esa herida de amor propio pudo influenciar en la
nefasta determinación que tomo y que tuvo para muchos consecuencias dramáticas.
Por fin
los libertarios pudieron organizar la salida de mi primo, le proporcionaron
falsos papeles y lo pasaron entre un grupo de turistas, yo le di la dirección
de mi madre que en este momento estaba en Lille, donde Ignacio había encontrado
trabajo en un liceo para enseñar español, paso algún tiempo con ellos hasta que
pudo instalarse en Paris para pedir refugio político, pronto volvería a tener
noticias suyas. En una de las veces que subimos a la montaña para ocuparnos de
él fuimos a dar un paseo por el bosque, Jorge nos hablaba de sus primas de
Paris a las que mucho quería, poco pensaba yo que pronto las conocería, así
como a sus compañeros anarquistas, era le época de las fresas silvestres y
aprovechamos para comer unas cuantas, al parecer las jóvenes catalanas de
entonces las recogían para sacarse un dinerillos para su ajuar, si cuento esta
anécdota es porque mas adelante tuvo una cierta importancia, ya lo veremos.
Nuestras aventuras continuaran.
Para
conocer la organización GLADIO
http://www.rafapal.com/?page_id=653
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