martes, 2 de octubre de 2007

CAIDAS EN BARCELONA



CAIDAS EN BARCELONA

En el lenguaje de aquellos tiempos de militancia clandestina cuando la policía te detenía se decía que era una caída, cuando estabas buscado por los de los servidores de la dictadura decían que estabas quemado y nadie debía tener contacto con la persona así señalada. Yo pase a tener un estatuto intermedio, no estaba quemada aunque la policía me buscaba no sabían quien era, así que aun pude seguir militando normalmente, aunque algunos tenían miedo de que me siguieran, pero pocos del FOC habían quedado en libertad después de las caídas, algunos se pudieron esconder, como mi primo Manolo, los curas progre de la época escondieron a algunos, como a mi primo y recuerdo a otro militante Alfonso que se escondió en el Monasterio de Montserrat hasta que pudo pasar a Francia por senderos de montaña, mas tarde le encontré en Francia. Yo empecé a buscar los contactos con los militantes que quedaron libres y procure formar un grupo con los que conocía como amigos de estudios, había la joven con la que viaje a Paris, era recién casada así que intente no comprometerla mucho, aunque por un momento tuve que pedir su ayuda, también tenia con nosotros dos amigas, lesbianas, fue mi amistad con ellas que hizo creer a algunos que yo también lo era, la verdad me traía sin cuidado que pensaran lo que quisieran, eran dos personas formidables, dispuestas a luchar contra la dictadura, acabaron en la cárcel, no estuvieron mucho tiempo, afortunadamente. También estaba en el grupo un joven, José que se convirtió en mi principal ayuda, quizás estuvo algo enamorado de mi, pero me entere por otros, no por él, hace unos años me entere de que se había casado con una muchacha del grupo, creo que con una de las que se suponía que era lesbiana, así que no lo seria tanto.

Mi primo pudo ponerse en relación conmigo, se me aviso de que fuera a una iglesia de las ramblas, allí me acercaría al confesional de un cura, cuyo nombre no recuerdo, y él me daría cita con él, así lo hice, me puse un velito y me arrodille en el confesional, cosa que desde  mi infancia no hacia, el hombre de negro me dijo donde y cuando debía ir y me marché tan fresca, lo malo es que en la iglesia estaban unas amigas de la academia de asistencia social, al verme me siguieron fuera y se rieron de mi, preguntándome que hacía yo confesándome, claro que llevaba años contándoles que era atea y no aceptaba para nada las mentiras de la Iglesia, así que me felitaron por haberme convertido, no podía decirles nada de lo que allí me había llevado, clandestinidad, no se si mas adelante comprendieron lo que pasaba, eran de la JOC y muy pías ellas.

Manolo había leído el libro de Henry Alleg la Cuestión, cosa que no debe hacer ningún militante clandestino, allí cuenta el autor las horribles torturas que sufrió en Algeria, en manos del ejercito, la tortura hasta la muerte era moneda corriente en ese país colonizado por Francia y que luchaba por su independencia, en el libro da el nombre del general Massu como el jefe del equipo torturador, de este equipo formaba parte  Le Pen, el fundador del FN partido fascista y el mas votado de Francia actualmente, su hija se permite decir por la tele que la tortura es necesaria en algunos casos, de tal palo tal astilla.

Mi primo estaba aterrado viéndose en manos de la policía política y sufriendo las torturas que el libro describe, me pidió que le buscase un sitio para esconderse y sobre todo la manera de marchar a Francia. Me recomendó también que me instalara en casa de su madre, mi tío Manolo había tenido un ataque de alcoholismo agudo y estaba en un siquiatrico, así que mi tía Josefina e Irene estaba solas, su idea era de que me enterara de que noticias podía haber por su casa, si la policía volvía por allí, ya habían ido a buscarle, pero volvieron, ya lo veremos y allí me encontraron.


Recuerdo que una de las citas con mi primo tuvo cierta influencia en mi manera de ver las cosas, de pensarme a mi misma, llegué con anticipación y para matar el tiempo entre en un cine, ponían “La Cucaracha” película mexicana sobre la revolución mexicana, no podía venirme mejor, ya me veía luchando con las armas en la mano contra la dictadura, el fascismo y por mis ideas comunistas, pero lo que mas me impresiono fue la frase del final “y con sus mujeres y sus hijos hicieron la Revolución” esa frase nunca la he olvidado, siempre pensé que la revolución o la lucha fuera del tipo que fuese debía ser algo compartido, con familia, hijos, maridos y no como una labor solitaria de revolucionaria profesional, lo pensé siempre y hace unos años así lo dije en una pequeña interviú que me hicieron en un periódico.


También Manolo me pidió que me pusiera en contacto con mi primo Francis, el hijo del militar, mi primo también era del FOC y no sabia que yo lo era, así que alguna vez presumía con aire misterioso ante mi de sus contactos políticos sin saber que yo estaba mejor enterada que él. A Francis le habían mandado a Perpiñan para recoger propaganda clandestina, debía pasar por la montaña, pero la policía le esperaba, quizás fue denunciado, había infiltrado en todos los partidos políticos, mi primo estaba haciendo el servicio militar y además era hijo de un teniente coronel, así que después de interrogarle como miembro del FOC le encerraron en el cuartel allí se le podía visitar así que me fue a verle para que me diera informaciones sobre lo que la policía sabia de nosotros, aquella visita al cuartel se me quedo grabada, me había puesto un trajecito de chaqueta veraniego hecho por mi madre, era de seda natural verde y me quedaba ajustadito por delante y por detrás, no quiero recordar lo que tuve que oír de los soldados que me acompañaban para ver a mi primo, me pasearon por todo el cuartel hasta llegar a la habitación donde tenían arrestado, a mi primo, se despidieron de mi con risas y cantos diciendo que me esperaban para acompañarme cuando saliera, mi primo tuvo que decirles que se calmaran que si su padre se enteraba se les caería el pelo, así que me respetaron mucho.

Francis me contó el interrogatorio de la policía, fue él quien me informo de que estaban al corriente de todos los nombres de los militantes, menos del mío, cosa que le fastidiada ya que él tampoco sabia quien era Alicia la de las medias negras, nos despedimos, le iban a juzgar y hasta entonces quedaba en arresto en el cuartel, tardamos muchos años en vernos, hasta la muerte de Franco, era sobretodo amigo de mi hermano Quique, hasta que dejaron de serlo. Al ser detenido su padre como jefe de día de Barcelona tuvo que dar parte al Capitán General y como ya he contado el militarote le echo con cajas destempladas al saber que el soldado detenido era su hijo, me tío fue separado del ejercito poco tiempo después aunque no pareció sentirlo mucho. Mi primo fue juzgado por el TOP, tribunal de orden publico, no tuvo mas que una leve condena, el presidente del tribunal, el Coronel Aymar, era compañero de armas de su padre, quizás estuvieron los dos juntos en la División Azul, se porto muy bien con el hijo de su amigo y Francis pudo acabar el año universitario y terminar sus estudios de abogado, nunca mas volvió a militar ni ocuparse de política, no le quedaron ganas.

Yo me instalé en casa de mi tío Fernando para unos días, aunque estaba en contacto con manolo nada dije a su madre ni a su hermana, mi primo me había recomendado que nadie lo supiese, una noche sonaron a la puerta, era la policía, venían para ver si el joven que buscaban había vuelto a su casa, al no encontrarle se llevaron a Irene, yo salí a recibirles con mi pijamita y mi mejor aire inofensivo, debían creer que tenia 10 o doce años, me dieron una palmadita en la cara y me preguntaron si yo era buena chica y me portaba bien, les dije que si y que no tenia ni idea de lo que pasaba, también les recomendé con mi mejor aire asustado que cuidasen de mi prima Irene, que era muy joven y que no estaba bien que estuviese a esas horas fuera de casa, no te preocupes, me dijeron, supongo que con sorna, la llevamos un ratito a comisaría y enseguida la soltamos, a Irene ya la habían detenido durante nuestra manifestación, en esa ocasión la soltaron después de darle un par de tortas. Yo les supliqué casi con lagrimas en los ojos que no la dejaran sola en Barcelona por la noche, que le pagaran un taxi para volver, me tranquilizaron y se marcharon tan contentos con Irene sin saber que la Alicia de las medias negras que buscaban con ahínco era yo, cuando sus jefes se enteraron de la metedura de pata les cayó una sanción e incluso se les acuso de estar vendidos a la familia Castells, es un incidente que siempre me hace reír al recordarlo. En cuanto desaparecieron los de la brigada político-social me precipite al teléfono y llame a mi tío Paco, le conté la detención de Irene y le dije, ponte enseguida el uniforme y tus medallas y persónate en la Vía Layetana, ves cuanto antes no sea que le peguen o la torturen para saber donde esta su hermano, así lo hizo y unas horas mas tarde Irene estaba en casita sin que la hubiesen tocado un pelo, y mi tío muy satisfecho con el deber cumplido de salvar a la familia, me dijo con mucho misterio que era él quien escondía a Manolo, que estaba muy bien, evité reírme en sus narices y así durante meses fue dándonos noticias de Manolo como si fuese él quien lo escondiera, nunca le dije la risa que me daba oírle presumir de algo de lo que yo me ocupaba, por fin conseguí sacar de España a Manolo, como quería, la historia continuara.

La cucaracha, preciosa película




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