HISTORIAS E
HISTORIETAS ALICANTINAS
Don Jose y Arely con su hija y su sobrina |
Aunque me libraba
de ir a la misa diaria en la iglesia del
colegio, los domingos debíamos ir toda la familia a misa mayor, para que todo
el mundo viese lo buenos católicos que éramos, las relaciones de mi padre con
la iglesia siempre me asombraron, el se decía marxista de toda la vida, aunque
mas bien lo dijo después de la muerte del dictador, pero entonces nos hacia
rezar el rosario todas las noches, con las criadas de la familia incluidas, mi
abuela aunque con la cabeza ida a causa de su ataque cerebral, también
participaba, una vea terminado nuestros rezorios nos íbamos todos a la cama,
menos mi padre que se iba de putas, como me dijeron los jóvenes que tenían como
diversión ir a ver entrar o salir a los notables del burdel alicantino. Como debíamos
mostrar nuestro acendrado fervor los días de Semana Santa hacíamos todos las
estaciones, que consistía en visitar todas las iglesias alicantinas engalanadas
el jueves santo, las señoras se cubrían de mantillas con peinetas, las jóvenes llevábamos
velitos negros, como hoy día las islamistas, menos mal que Mary Dory y su
familia nos acompañaban y así las visitas se nos hacían menos penosas a las
dos, aprovechábamos para mirar a los chicos y criticar a unos y otros, como
hacia todo el mundo, cuando nos tocaba comulgar mi amiga y yo escurríamos el
bulto y pasábamos por el altar, nos arrodillábamos y nos marchábamos antes de
que el cura llegase con la sagrada hostia.
Otra distracción
de los hijos de papa era ir a atacar a los judíos que iban a rezar a una
escondida sinagoga, los apedreaban y luego venían a contarnos sus hazañas para
deslumbrar con su valor a sus futuras novias, naturalmente no podía aguantar a
ninguno, mis amigas acabaron encontrando novios entre ellos, yo también me eche
un noviete que parecía mas bien inofensivo, me aburría mucho con él, debíamos
pasear solos o nos sentábamos en algún escondido parque, un tostón, menos mal
que duro poco, fue antes de irnos a Barcelona y nunca supe mas de él.
Muchas de
nuestras criadas venían del Arrabal Roig, barrio popular, me decían que vivían allí
pero que ese nombre no podía decirse, estaba prohibido, yo les preguntaba
porque y no me respondían, me miraban como si fuese tonta y seguramente lo era,
nada sabia de los terribles acontecimientos que sucedieron en Alicante, luego
lo supe, en su puerto se refugiaron miles de republicanos a los que se les había
prometido barcos para poder escapar al furor asesino franquista, no llegaron,
algunos murieron allí mismo, otros se suicidaron y los allí reunidos acabaron
en el Campo de los Almendros, horrible lugar donde hacinaron a hombres, mujeres
y niños sin darles de comer y ni siquiera agua, según los caprichos de los
fascistas los iban fusilando o mandando a cárceles de sus pueblos, otros
murieron de miseria. Allí estuvo Pilar Soler llevando en sus brazos a su hija
Mary Luz, la que conocí mas tarde en Madrid como hija de Lola Gaos, las dos
pudieron salvarse. Cuando estuve en Alicante nadie hablaba de eso, la pesada
chapa del miedo lo cubría todo, muchos años mas tarde, cuando yo ya conocía esa
horrible pagina de nuestra historia, Paco, el marido de mi amiga me contó en
Madrid que un día, hacia la playa de San
Juan, un viejo se les acercó y les hablo de lo allí sucedido, las muertes, los
asesinatos y los gritos de los pequeños privados de agua y comida, la gente
arrancó las raíces de los árboles para sustentarse, pero no había bastante para
todos, el pobre señor le recomendó a Paco y a sus amigos de no decir nada, pero
les dijo que se lo había contado para que esas cosas no se olvidasen, creo que
puede estar tranquilo, no hemos
olvidado, ni perdonado.
El tiempo iba
pasando entre playas colegios y paseos sin contar las visitas de mi madre que
nunca dejó de venir a vernos, recuerdo que por navidades Arely hacia yemas para
todos, mi amiga y yo la ayudábamos, estaban riquísimas a mis hermanos y a mi
nos encantaban, Juan Manuel y yo hemos conservado toda la vida la nostalgia de
esas yemas, las hemos gustado en reposterías variadas, pero nunca tan buenas
como las de Arely, otra de sus especialidades eran las chuletitas de cordero
rebozadas con bechamel, a mi hermano pequeño le gustaban muchísimo y siempre
que íbamos a su casa a comer nos obsequiaba con ellas, hay muestras de cariño
que no se olvidan.
Para evitar los
calores del verano mi padre alquilaba una casa en Aguas de Busot, pueblo de la
montaña donde iban de veraneo algunas familias alicantinas y de Madrid, íbamos
las dos familias, los Peon y nosotros, incluso alguna vez recibimos a una prima
de Mary Dory, lo pasábamos muy bien, sobre todo porque podíamos ir a bañarnos
al Campillo, esta playa estaba al pie de la montaña donde estábamos y podíamos
ir con frecuencia, como había rocas nos bañábamos entre ellas, nadábamos de
roca en roca y no salíamos en toda la mañana, como llevábamos bocadillos para
medio día hacíamos que nos los dieran en cualquier roca, sin salir del agua,
aquello era un paraíso, ni una casa, solo mar playa y rocas, de eso hoy día
nada queda el cemento y el ladrillo acabaron con todo.
Cuando por fin salíamos
del agua mi padre nos esperaba con nuestras falditas, los bañadores eran con
falda, estaba prohibido bañarse sin ella, naturalmente no se puede nadar con
faldas, así que nos la quitábamos y la dejábamos en la orilla, papa corría
detrás nuestro para que nos la pusiéramos al salir, era para morirse de risa
verle corriendo por las rocas con nuestras faldas en la mano haciendo grandes
gestos para que cubriéramos nuestras rodillas.
Teníamos un grupo
de amigas de Alicante y alguna de Madrid, había tres hermanas, dos muy guapas y
otra muy fea, eran hijas de un ricacho de Alicante y presumían bastante, juntas
paseábamos por los pinares de la montaña, íbamos hasta un castillo que pertenecía
al conde del lugar, el guardián nos invitaba a verlo, nos mostraba la
biblioteca y le convencí de que nos prestara algunos libros, así veníamos con
frecuencia a cambiarlos, lo primero que nos enseñó con cierto morbo fue un
cuadro en la que se veía a una joven dando de mamar a un anciano, nos contó que
era un antepasado del conde al que habían condenado a morir de hambre, su hija
le salvó la vida alimentándolo de esa forma, mas tarde me entere de que era una
copia de un cuadro italiano y hacia referencia a una leyenda, o hecho cierto
acaecida a una noble familia italiana, puede que a los Malatesta, nuestro
guardián estaba tan orgulloso del castillo y sus historias seguro que se creía
el propietario. Estando ya en mi exilio parisino tuve ocasión de conocer otra
historia del conde que era diplomático y ocupo diversas embajadas, ya la
contaré.
En uno de
nuestros paseos encontramos al cura del pueblo que se bañaba en una alberca, pareció
avergonzado de que le viéramos en paños menores y salio corriendo, aquello nos
llevo a hablar de religión y yo comente a mis compañeras que no sabia porque no
habían circuncidado a la virgen Maria, yo era de una tremenda ingenuidad para
todo lo del sexo, nunca nos explicaban nada y a mi me daba igual, así que mis
compañeras me recomendaron con sorna que se lo preguntara al cura, así lo hice
un día después de misa, me miro horrorizado, creyendo que le tomaba el pelo y
no me contestó, así que seguí con mi duda, mas tarde ya me enteré de en que consistía
la circuncisión y el santo prepucio.
Como paseábamos
mucho por la montaña mi amiga Mary Dory y yo vestíamos pantalones, creo que era
la moda de los corsarios, aunque aun no eran muy populares muchas chicas los
llevaban, un domingo decidimos ir a misa las dos a una ermita entre los montes,
había una caminata entre rastrojos, así que vestimos nuestros muy decentes
pantalones, cuando llegamos el cura ya estaba en el púlpito haciendo su
discursito, nos vio entrar y con voz estentórea grito que aquellas mujeres que
se atrevían a mancillar un lugar de culto vestidas sin decencia, debían salir
de allí inmediatamente, al principio no nos dimos cuenta que iba por nosotras,
después salimos casi corriendo temiendo que los aborígenes desatados nos
lapidaran, no fue así pero mi padre se entero y se puso furioso de nuestro
descoco, que pensarían de él y su familia los lugareños y veraneantes, igual le
tomaban por un pecador y tal vez rojo vergonzante, no se lo que temía, pero nos
castigó como solía hacer sin salir de casa, yo aproveché para dibujar un bonito
árbol del que mi amiga aun se acuerda, aquella historia me divirtió cantidad.
Los bailes de los
días de fiesta en el pueblo, la búsqueda de piñones por los pinares, las
historias que unos y otros nos contaban, los amores y amoríos de verano, todo
aquello lo recordaré siempre, la madrileña con la que hablaba mucho, le gustaba
la música y la literatura, me contaba que era muy pobre y que la familia donde
estaba la empleaba para acompañar a las niñas, un día desapareció sin decirnos
adiós, al parecer se había enamorado de una de las hijas del ricacho alicantino
y al enterarse la familia la mandó fuera rápido, todo aquello lo recuerdo
siempre, sobre todo nuestros baños en el Campillo, desapareció pero para mi
vivirá mientras yo viva.
ARROZ AMARGO, PELICULA QUE NO NOS DEJARON VER A MARY DORY Y A MI
ARROZ AMARGO, PELICULA QUE NO NOS DEJARON VER A MARY DORY Y A MI
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