lunes, 11 de febrero de 2008

HISTORIAS E HISTORIETAS ALICANTINAS



HISTORIAS E HISTORIETAS ALICANTINAS

Don Jose y Arely con su hija y su sobrina
Aunque me libraba de ir a la  misa diaria en la iglesia del colegio, los domingos debíamos ir toda la familia a misa mayor, para que todo el mundo viese lo buenos católicos que éramos, las relaciones de mi padre con la iglesia siempre me asombraron, el se decía marxista de toda la vida, aunque mas bien lo dijo después de la muerte del dictador, pero entonces nos hacia rezar el rosario todas las noches, con las criadas de la familia incluidas, mi abuela aunque con la cabeza ida a causa de su ataque cerebral, también participaba, una vea terminado nuestros rezorios nos íbamos todos a la cama, menos mi padre que se iba de putas, como me dijeron los jóvenes que tenían como diversión ir a ver entrar o salir a los notables del burdel alicantino. Como debíamos mostrar nuestro acendrado fervor los días de Semana Santa hacíamos todos las estaciones, que consistía en visitar todas las iglesias alicantinas engalanadas el jueves santo, las señoras se cubrían de mantillas con peinetas, las jóvenes llevábamos velitos negros, como hoy día las islamistas, menos mal que Mary Dory y su familia nos acompañaban y así las visitas se nos hacían menos penosas a las dos, aprovechábamos para mirar a los chicos y criticar a unos y otros, como hacia todo el mundo, cuando nos tocaba comulgar mi amiga y yo escurríamos el bulto y pasábamos por el altar, nos arrodillábamos y nos marchábamos antes de que el cura llegase con la sagrada hostia.

Otra distracción de los hijos de papa era ir a atacar a los judíos que iban a rezar a una escondida sinagoga, los apedreaban y luego venían a contarnos sus hazañas para deslumbrar con su valor a sus futuras novias, naturalmente no podía aguantar a ninguno, mis amigas acabaron encontrando novios entre ellos, yo también me eche un noviete que parecía mas bien inofensivo, me aburría mucho con él, debíamos pasear solos o nos sentábamos en algún escondido parque, un tostón, menos mal que duro poco, fue antes de irnos a Barcelona y nunca supe mas de él.

Muchas de nuestras criadas venían del Arrabal Roig, barrio popular, me decían que vivían allí pero que ese nombre no podía decirse, estaba prohibido, yo les preguntaba porque y no me respondían, me miraban como si fuese tonta y seguramente lo era, nada sabia de los terribles acontecimientos que sucedieron en Alicante, luego lo supe, en su puerto se refugiaron miles de republicanos a los que se les había prometido barcos para poder escapar al furor asesino franquista, no llegaron, algunos murieron allí mismo, otros se suicidaron y los allí reunidos acabaron en el Campo de los Almendros, horrible lugar donde hacinaron a hombres, mujeres y niños sin darles de comer y ni siquiera agua, según los caprichos de los fascistas los iban fusilando o mandando a cárceles de sus pueblos, otros murieron de miseria. Allí estuvo Pilar Soler llevando en sus brazos a su hija Mary Luz, la que conocí mas tarde en Madrid como hija de Lola Gaos, las dos pudieron salvarse. Cuando estuve en Alicante nadie hablaba de eso, la pesada chapa del miedo lo cubría todo, muchos años mas tarde, cuando yo ya conocía esa horrible pagina de nuestra historia, Paco, el marido de mi amiga me contó en Madrid que  un día, hacia la playa de San Juan, un viejo se les acercó y les hablo de lo allí sucedido, las muertes, los asesinatos y los gritos de los pequeños privados de agua y comida, la gente arrancó las raíces de los árboles para sustentarse, pero no había bastante para todos, el pobre señor le recomendó a Paco y a sus amigos de no decir nada, pero les dijo que se lo había contado para que esas cosas no se olvidasen, creo que puede estar  tranquilo, no hemos olvidado, ni perdonado.

El tiempo iba pasando entre playas colegios y paseos sin contar las visitas de mi madre que nunca dejó de venir a vernos, recuerdo que por navidades Arely hacia yemas para todos, mi amiga y yo la ayudábamos, estaban riquísimas a mis hermanos y a mi nos encantaban, Juan Manuel y yo hemos conservado toda la vida la nostalgia de esas yemas, las hemos gustado en reposterías variadas, pero nunca tan buenas como las de Arely, otra de sus especialidades eran las chuletitas de cordero rebozadas con bechamel, a mi hermano pequeño le gustaban muchísimo y siempre que íbamos a su casa a comer nos obsequiaba con ellas, hay muestras de cariño que no se olvidan.

Para evitar los calores del verano mi padre alquilaba una casa en Aguas de Busot, pueblo de la montaña donde iban de veraneo algunas familias alicantinas y de Madrid, íbamos las dos familias, los Peon y nosotros, incluso alguna vez recibimos a una prima de Mary Dory, lo pasábamos muy bien, sobre todo porque podíamos ir a bañarnos al Campillo, esta playa estaba al pie de la montaña donde estábamos y podíamos ir con frecuencia, como había rocas nos bañábamos entre ellas, nadábamos de roca en roca y no salíamos en toda la mañana, como llevábamos bocadillos para medio día hacíamos que nos los dieran en cualquier roca, sin salir del agua, aquello era un paraíso, ni una casa, solo mar playa y rocas, de eso hoy día nada queda el cemento y el ladrillo acabaron con todo.

Cuando por fin salíamos del agua mi padre nos esperaba con nuestras falditas, los bañadores eran con falda, estaba prohibido bañarse sin ella, naturalmente no se puede nadar con faldas, así que nos la quitábamos y la dejábamos en la orilla, papa corría detrás nuestro para que nos la pusiéramos al salir, era para morirse de risa verle corriendo por las rocas con nuestras faldas en la mano haciendo grandes gestos para que cubriéramos nuestras rodillas.

Teníamos un grupo de amigas de Alicante y alguna de Madrid, había tres hermanas, dos muy guapas y otra muy fea, eran hijas de un ricacho de Alicante y presumían bastante, juntas paseábamos por los pinares de la montaña, íbamos hasta un castillo que pertenecía al conde del lugar, el guardián nos invitaba a verlo, nos mostraba la biblioteca y le convencí de que nos prestara algunos libros, así veníamos con frecuencia a cambiarlos, lo primero que nos enseñó con cierto morbo fue un cuadro en la que se veía a una joven dando de mamar a un anciano, nos contó que era un antepasado del conde al que habían condenado a morir de hambre, su hija le salvó la vida alimentándolo de esa forma, mas tarde me entere de que era una copia de un cuadro italiano y hacia referencia a una leyenda, o hecho cierto acaecida a una noble familia italiana, puede que a los Malatesta, nuestro guardián estaba tan orgulloso del castillo y sus historias seguro que se creía el propietario. Estando ya en mi exilio parisino tuve ocasión de conocer otra historia del conde que era diplomático y ocupo diversas embajadas, ya la contaré.

En uno de nuestros paseos encontramos al cura del pueblo que se bañaba en una alberca, pareció avergonzado de que le viéramos en paños menores y salio corriendo, aquello nos llevo a hablar de religión y yo comente a mis compañeras que no sabia porque no habían circuncidado a la virgen Maria, yo era de una tremenda ingenuidad para todo lo del sexo, nunca nos explicaban nada y a mi me daba igual, así que mis compañeras me recomendaron con sorna que se lo preguntara al cura, así lo hice un día después de misa, me miro horrorizado, creyendo que le tomaba el pelo y no me contestó, así que seguí con mi duda, mas tarde ya me enteré de en que consistía la circuncisión y el santo prepucio.

Como paseábamos mucho por la montaña mi amiga Mary Dory y yo vestíamos pantalones, creo que era la moda de los corsarios, aunque aun no eran muy populares muchas chicas los llevaban, un domingo decidimos ir a misa las dos a una ermita entre los montes, había una caminata entre rastrojos, así que vestimos nuestros muy decentes pantalones, cuando llegamos el cura ya estaba en el púlpito haciendo su discursito, nos vio entrar y con voz estentórea grito que aquellas mujeres que se atrevían a mancillar un lugar de culto vestidas sin decencia, debían salir de allí inmediatamente, al principio no nos dimos cuenta que iba por nosotras, después salimos casi corriendo temiendo que los aborígenes desatados nos lapidaran, no fue así pero mi padre se entero y se puso furioso de nuestro descoco, que pensarían de él y su familia los lugareños y veraneantes, igual le tomaban por un pecador y tal vez rojo vergonzante, no se lo que temía, pero nos castigó como solía hacer sin salir de casa, yo aproveché para dibujar un bonito árbol del que mi amiga aun se acuerda, aquella historia me divirtió cantidad.

Los bailes de los días de fiesta en el pueblo, la búsqueda de piñones por los pinares, las historias que unos y otros nos contaban, los amores y amoríos de verano, todo aquello lo recordaré siempre, la madrileña con la que hablaba mucho, le gustaba la música y la literatura, me contaba que era muy pobre y que la familia donde estaba la empleaba para acompañar a las niñas, un día desapareció sin decirnos adiós, al parecer se había enamorado de una de las hijas del ricacho alicantino y al enterarse la familia la mandó fuera rápido, todo aquello lo recuerdo siempre, sobre todo nuestros baños en el Campillo, desapareció pero para mi vivirá mientras yo viva.
ARROZ AMARGO, PELICULA QUE NO NOS DEJARON VER A MARY DORY Y A MI



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