domingo, 10 de febrero de 2008

MI FAMILIA DE VALENCIA



MI FAMILIA DE VALENCIA

Estando en Alicante mi padre me dijo que debía ir a Valencia a casa de su hermano Francisco, tío Paco, no era la primera vez que volvía a mi tierra natal después de salir de ella, mis hermanos con mi padre íbamos de vez en cundo para participar a los festejos de las Fallas, la verdad es que el follon de la quemada, el olor de pólvora de las tracas y los fuegos de artificio me encantaba, una vez me vistieron de valenciana, recuerdo que así disfrazada asistí al típico desfile de las burguesitas falleras, ataviadas con sus ricos trajes, eran carísimos, el mío fue alquilado, como el de mi primera comunión, mi padre se resistió siempre a pagar nuestras ropitas, después del desfile que duraba horas, hacían un tapiz floral en la puerta de la catedral y allí íbamos toda la familia para cantar el himno a Valencia, un himno oficial ya que creo que el tradicional estaba prohibido, como todo.

Esta vez fui sola, el motivo es que mis tíos habían tenido una niña, Olga, la ultima de sus 5 hijos, seguramente habían agotado sus relaciones familiares y decidieron nombrarme madrina, la verdad es que esta importante función nunca la ejercí, pero asistí al bautizo, mi compadre no recuerdo quien fue. A mi tío ya le conocéis, fue el militar que paso la guerra prisionero en las Torres de Cuarte y no fue fusilado como golpista gracias a mi abuelo, después tuvo que apuntarse a la División Azul.

La historia de esta familia fue trágica, ya la contare, cuando fui a Valencia vivían en un céntrico apartamento, eran viviendas para militares de carrera, mi tío tenían un ordenanza, es decir un soldado raso que estaba a su servicio, lo que mas hacia este sirviente era, a parte de limpiar los zapatos y botas de mi tío, ayudar a mi tía Maria Luisa en sus labores domésticas, también hacia de niñera, yo acompañaba a mis primos al paseo, el ordenanza venia con nosotros, así yo podía leer tranquila, mientras los niños jugueteaba, fue allí donde pude leer un libro que explicaba toda la tetralogía de Wagner, me emociono poder poner palabras a la música que tanto placer me daba, también me enamore de un magnolio que se erguía en el centro de la plazuela, era enorme y sus raíces entremezcladas se abrazaban y podían hacer pensar en algún animal prehistórico,  hubiese querido trepar por sus ramas, no parecía difícil, pero pensé que una señorita, ya no era una niña, no podía permitirse ciertos excesos. Cincuenta años mas tarde volví al pequeño parque, el árbol seguía allí, se lo enseñe a mi hijo y a mi me produjo el mismo efecto, el deseo de trepar, pero una señora de mi edad no podía permitírselo, así que me despedí de mi árbol con melancolía.

Mi tía Maria Luisa, esposa de Paco, era muy guapa, nacida en las islas Canarias, siempre sostuvo que ella era guanche y odiaba a los españoles que exterminaron los habitante de aquellas islas. Su hija Maria Luisa era mas joven que yo, también era muy guapita y su madre no dejaba de decírselo, según ella su hija se casaría con alguien rico e importante, así se lo decía a la niña, cuando paseábamos juntas nos decía que todos los jóvenes miraban a su hija, quizás fuese cierto, a mi me traía sin cuidado, pero seguramente tuve un poco envidia de su reconocida belleza, hoy día me avergüenzo de ello debido a la espantosa tragedia que los envolvió a todos.

Mi tía aprovechó mi presencia para que le ayudase a cuidar al bebe, Olga, mi ahijada, yo me sentaba al lado de su cuna y le contaba cuentos y le hablaba de lo que nos rodeaba, mis tíos se reían de mi diciendo que la recién nacida no podía entenderme, lo mismo me pasó mas tarde con mis hijos, desde que nacían hablaba con ellos y les explicaba muchas cosas, hasta la marcha de los planetas, la gente me tomaban por tonta hasta que poco después Mme Dolto vino a darme la razón, esta eminente sicóloga infantil, sus trabajos sobre la primera infancia han cambiado la manera de tratar a los bebes, llegó a la conclusión que desde que nacen los pequeños tienen capacidades para entenderlo todo.
Mi tía me contó algunas cosas de su vida, nunca lo he olvidado, me impresiono, seguramente no podía contar a sus amigas lo que a mi me decía, como ya he dicho tuvieron 6 hijos pero debía haber tenido mas, si no fue caso era debido a sus continuos abortos, me dijo que había hecho 14, todos provocados y por ella sola, el abortar estaba prohibido, podía llevar a la cárcel, así que la pobre hacia lo que podía, se metía en el water y con ramas de perejil, sondas u otros artilugios conseguía abortar sola y en medio de grandes dolores. Su marido no debía saberlo, para él era pecado, cuando ella le suplicaba que tomara precauciones le contestaba que dios estaba contra y su confesor se lo prohibía, así que mi tía seguía sufriendo sola y su marido encantado sin tener que hacer nada. Cuento esta historia porque me parece que explica parte de lo que luego vivieron, el hecho de que cada vez que mi tío bebía sacaba su pistola de servicio y quería matarle también debió influir en lo que le sucedió a aquella familia.

Estando en Valencia aproveché para ver a mi otro tío que allí vivía, se trata de Miguel Ángel, hermano de mi madre, el mas pequeño, casado con Charo a la que conocí durante su viaje de bodas a Madrid, yo no apreciaba a mi tío pero fui a verle para contentar a mi madre y para mostrar a la familia de mi padre no olvidaba a los hermanos de mi madre. Yo no apreciaba mucho a mi tío, lo conocía muy poco pero lo único que recordaba de él es que siendo una niña de 7 años subíamos juntos en un ascensor y aprovechó para tocarme el culo, no dije nada, avergonzada como suele pasar en estos casos, pero le guarde un rencor profundo, el caso es que como yo tenia fama de leer como una descosida mi tío aprovechó mi estancia en Valencia para prestarme una novela que había publicado en una colección de relatos del salvaje oeste, la obrita era muy mala y así se lo dije, debió sentarle mal ya que creo que dejo de lado la literatura, yo me alegré de mi pequeña venganza, pero la novelita era malísima, podéis creerme, no volví a ver aquella familia hasta que mi tío apareció en Paris muchos años después, ya contare para que.

No tarde en volver a Alicante, pronto dejaría también esta ciudad definitivamente, como siempre me llevaban de un lado al otro como un bulto, sentí dejar mis amistades, mi mar y mis palmeras, en el próximo capitulo haré mis adioses.


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