MI MADRE Y YO EN
ALICANTE
Don Jose y yo |
El hecho de que
mi padre me arrancara por la fuerza del lado de mi madre no acabó con nuestras
relaciones, al poco de llegar a Alicante recibí una carta suya en la que me decía
que vendría a vernos, a mis hermanos y a mi, a pesar de la prohibición de mi
padre, buscaría un hotel y nos pondríamos ver en secreto, para ello debía
contar con mi ayuda, si yo no hubiera querido enfrentarme con mi padre no
hubiera podido vernos, me lo pensé, sabia que mi padre acabaría enterándose y
no dejaría de procurar hacer de mi vida un infierno, pero lo mas importante de
todo para mi era que mis hermanos pudieran seguir teniendo una madre, que no
fuera borrada de nuestras vidas como mi padre pretendía.
Nos vimos, mama
venia en secreto y mis hermanos y yo íbamos
al hotel a reunirnos con ella, no nos atrevíamos a salir de paseo, la ciudad
era pequeña y podíamos darnos de narices con mi padre en todo momento, como no sabíamos
que hacer para distraer a mis hermanos jugábamos al póquer, como yo hice con mis
amigos en la clínica, nos reíamos mucho y así la relación de mis hermanos, que
eran muy pequeños, con mi madre nunca se rompió. Lo que temía se produjo, mi
padre se dio cuenta de las visitas de mi madre, y me dijo que teníamos
prohibido verla, así lo decía el tribunal tutelar de menores y que si persistía
en mi relación con mi madre me castigaría, naturalmente le comunique que pensaba seguir viéndola, así
que me encerró en mi habitación sin ver a nadie, la criada me traía de comer
sin hablar conmigo, tampoco me dejó libros, sabia que privarme de lectura era
el peor de los castigos, en la habitación había una hermosa ventana de la cual
se veía el castillo y la torre de la colegiata, en mi secreter encontré papel y
lápiz y pasaba el día dibujando que siempre me había gustado.
No se cuanto
tiempo estuve encerrada, un día se abrió la puerta y entro don José, él se
ocupaba sobre todo de mis hermanos, extrañado al no verme creyó, o le dijeron,
que estaba enferma, y vino a preguntar por mi salud, le conté lo que pasaba,
las visitas de mi madre, la ira de mi padre y el encierro que sufría, las
lagrimas salían de mis ojos sin poder evitarlo, igual que me paso en los
Camilos. Me escuho, creo que mi pena le llego a lo mas profundo de su alma, me
dijo que podía salir que él hablaría con mi padre y que haría todo lo necesario
para que pudiéramos ver a mi madre. Y así fue.
No se que le diría
a mi padre, pero dejó de perseguirnos, don José invito a mi madre a ir a su
casa, allí podíamos vernos, Mary Dory me recordaba recientemente que estando
mama en su casa llego mi padre, seguramente quería ver si mama estaba allí,
mama se escondió en la habitación de de mi amiga, Areli, la esposa de don José
se asustó diciendo que igual entraba en la habitación y se enfadaba con ellos,
él le contesto diciendo que el señor Castells no tenia nada que hacer en la habitación de su hija, mama se alojaba
en casa de esa maravillosa familia cuando venia a vernos, perdimos el miedo y
paseábamos todos juntos por la explanada, por el puerto, íbamos a tomar gambas
a los restoranes que había en la playa y se adentraban en el mar, fueron días
felices, y se lo debíamos a la bondad de don José al que siempre recuerdo con
lagrimas en los ojos, hablaba mucho con él y muchas veces me decía que era muy
rabuda, se porto con nosotros como un padre, por eso considero a su hija como
una hermana. La única familia que tuvimos fueron ellos, don Jose, Arely, y sus
hijos, Jose Maria y Mary Dory.
El primer
cumpleaños en Alicante lo recordaré, recibí un gran ramo de flores, la tarjeta
que lo acompañaba estaba firmada por Nero Wolfe, sabia de quien venia, de Ángel,
a él y a mi nos gustaba mucho el famoso detective y siempre discutíamos sus
casos, el me regaló muchas de sus novelas, fue una gran alegría el ver que no me
había olvidado, Ángel estaba enfermo, la toracoplastia no pudo salvarlo y murió
poco tiempo después, yo siempre le recuerdo.
Yo tenia algunas
amigas, pero no como Mary Dory, procurábamos pasar el mayor tiempo que podíamos
juntas, Arely, su madre era profesora y cuando estaba enferma o fatigada
enviaba a su hija a dar clase a los niños, yo la acompañaba y mientras los
pequeños dibujaban nosotras hablamos de nuestras cosas, allí me di cuenta de
que nunca seria profesora y nunca se me ocurrió serlo. De lo que hablamos, pero
no en clase era de las películas que ponían, la principal distracción que teníamos
era el cine, pero no podíamos ver todo, un dia estaba hablando por teléfono con mi amiga de la
película “Arroz Amargo”, con Silvana Mangano, había hecho escándalo y nosotras
nos reíamos imaginándola bailando el mambo, y nos prometíamos hacer todo lo
posible por verla, mi padre y don José estaban oyéndonos y nos regañaron, nos
prohibieron verla y además nos castigaron sin vernos durante varios días,
cuando pude ver la peliculita me di cuenta de que no era para tanto, como
Gilda, hermosa película que tampoco pude ver en aquella época pero que me
contaron con todo detalle, hasta decían que la pobre Rita se desnudaba, nunca
he visto esa escena inventada por las mentes calenturientas de algunos.
Un caso curioso
de mis relaciones con mi amiga es que nunca quiso presentarme a su novio,
muchas tardes estaba en su casa cuando desde la ventana veíamos que venia a
buscarla, ella bajaba y el no subía a su casa a pesar de ser novios formales,
su madre y ella preparaban el ajuar, compraban sabanas, manteles, todo lo que necesitaba una perfecta casada,
una mujer venia a traerlo de algún pueblo de Castilla donde bordaban y vendían
sus trabajos a las familias. A pesar de los años que pase en Alicante no llegué
a conocer a Paco mas que el día de la boda de Mary Dory, ni siquiera los encontré
nunca juntos, en esos tiempos los novios paseaban por el final de la explanada,
no se mezclaban con los otros paseantes, tampoco iban a tomar un café en una
terraza, ni a ninguna fiesta, hubiese estado mal visto, ellos ya estaban
comprometidos y no tenían mas que esperar el día de la boda contando las piezas
del ajuar.
Tampoco olvidaré
nunca el cariño que don José daba a mis hermanos y como se ocupaba de ellos, mi
hermano Quique iba con Juan Manuel al colegio de los Maristas, era un niño muy
guapo, un día telefonearon a casa para decir que mi hermano Quique no iba a
clase desde hacia varios días, don José dijo que él se ocuparía del asunto,
como sabia todo de nosotros también supo donde encontrar a mi hermano, se iba a
pasear a la playa todos los días, había que saber el porque y como don José conocía
a los curas no tardó nada en saber lo que pasaba, uno de hermanos Maristas,
profesor de Quique, se había encaprichado con él y le perseguía por todos los
rincones, mi pobre hermano no sabia que hacer y como pasa siempre en estos
casos temía decir nada. Don José fue a ver al director de los Maristas, le contó
lo sucedido, cosa que el religioso negó, pero nuestro profesor le dijo al
curita que como no mandasen fuera al que pretendía abusar de su alumno le partiría
la cara y el escándalo seria mayúsculo, al hermano le mandaron a otro colegio
fuera de Alicante donde seguiría abusando de sus alumnos en paz y gracia de
dios. Quique pudo volver al colegio, todo se arregló gracias a nuestro querido
don Jose.
Gilda, la pelicula que no podiamos ver, genial amado mio
Gilda, la pelicula que no podiamos ver, genial amado mio
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