martes, 12 de febrero de 2008

LAS VISITAS DE MI MADRE



MI MADRE Y YO EN ALICANTE

Don Jose y yo
El hecho de que mi padre me arrancara por la fuerza del lado de mi madre no acabó con nuestras relaciones, al poco de llegar a Alicante recibí una carta suya en la que me decía que vendría a vernos, a mis hermanos y a mi, a pesar de la prohibición de mi padre, buscaría un hotel y nos pondríamos ver en secreto, para ello debía contar con mi ayuda, si yo no hubiera querido enfrentarme con mi padre no hubiera podido vernos, me lo pensé, sabia que mi padre acabaría enterándose y no dejaría de procurar hacer de mi vida un infierno, pero lo mas importante de todo para mi era que mis hermanos pudieran seguir teniendo una madre, que no fuera borrada de nuestras vidas como mi padre pretendía.

Nos vimos, mama venia en secreto y mis hermanos y yo  íbamos al hotel a reunirnos con ella, no nos atrevíamos a salir de paseo, la ciudad era pequeña y podíamos darnos de narices con mi padre en todo momento, como no sabíamos que hacer para distraer a mis hermanos jugábamos al póquer, como yo hice con mis amigos en la clínica, nos reíamos mucho y así la relación de mis hermanos, que eran muy pequeños, con mi madre nunca se rompió. Lo que temía se produjo, mi padre se dio cuenta de las visitas de mi madre, y me dijo que teníamos prohibido verla, así lo decía el tribunal tutelar de menores y que si persistía en mi relación con mi madre me castigaría, naturalmente le  comunique que pensaba seguir viéndola, así que me encerró en mi habitación sin ver a nadie, la criada me traía de comer sin hablar conmigo, tampoco me dejó libros, sabia que privarme de lectura era el peor de los castigos, en la habitación había una hermosa ventana de la cual se veía el castillo y la torre de la colegiata, en mi secreter encontré papel y lápiz y pasaba el día dibujando que siempre me había gustado.

No se cuanto tiempo estuve encerrada, un día se abrió la puerta y entro don José, él se ocupaba sobre todo de mis hermanos, extrañado al no verme creyó, o le dijeron, que estaba enferma, y vino a preguntar por mi salud, le conté lo que pasaba, las visitas de mi madre, la ira de mi padre y el encierro que sufría, las lagrimas salían de mis ojos sin poder evitarlo, igual que me paso en los Camilos. Me escuho, creo que mi pena le llego a lo mas profundo de su alma, me dijo que podía salir que él hablaría con mi padre y que haría todo lo necesario para que pudiéramos ver a mi madre. Y así fue.

No se que le diría a mi padre, pero dejó de perseguirnos, don José invito a mi madre a ir a su casa, allí podíamos vernos, Mary Dory me recordaba recientemente que estando mama en su casa llego mi padre, seguramente quería ver si mama estaba allí, mama se escondió en la habitación de de mi amiga, Areli, la esposa de don José se asustó diciendo que igual entraba en la habitación y se enfadaba con ellos, él le contesto diciendo que el señor Castells no tenia nada que hacer  en la habitación de su hija, mama se alojaba en casa de esa maravillosa familia cuando venia a vernos, perdimos el miedo y paseábamos todos juntos por la explanada, por el puerto, íbamos a tomar gambas a los restoranes que había en la playa y se adentraban en el mar, fueron días felices, y se lo debíamos a la bondad de don José al que siempre recuerdo con lagrimas en los ojos, hablaba mucho con él y muchas veces me decía que era muy rabuda, se porto con nosotros como un padre, por eso considero a su hija como una hermana. La única familia que tuvimos fueron ellos, don Jose, Arely, y sus hijos, Jose Maria y Mary Dory.

El primer cumpleaños en Alicante lo recordaré, recibí un gran ramo de flores, la tarjeta que lo acompañaba estaba firmada por Nero Wolfe, sabia de quien venia, de Ángel, a él y a mi nos gustaba mucho el famoso detective y siempre discutíamos sus casos, el me regaló muchas de sus novelas, fue una gran alegría el ver que no me había olvidado, Ángel estaba enfermo, la toracoplastia no pudo salvarlo y murió poco tiempo después, yo siempre le recuerdo.

Yo tenia algunas amigas, pero no como Mary Dory, procurábamos pasar el mayor tiempo que podíamos juntas, Arely, su madre era profesora y cuando estaba enferma o fatigada enviaba a su hija a dar clase a los niños, yo la acompañaba y mientras los pequeños dibujaban nosotras hablamos de nuestras cosas, allí me di cuenta de que nunca seria profesora y nunca se me ocurrió serlo. De lo que hablamos, pero no en clase era de las películas que ponían, la principal distracción que teníamos era el cine, pero no podíamos ver todo, un dia estaba  hablando por teléfono con mi amiga de la película “Arroz Amargo”, con Silvana Mangano, había hecho escándalo y nosotras nos reíamos imaginándola bailando el mambo, y nos prometíamos hacer todo lo posible por verla, mi padre y don José estaban oyéndonos y nos regañaron, nos prohibieron verla y además nos castigaron sin vernos durante varios días, cuando pude ver la peliculita me di cuenta de que no era para tanto, como Gilda, hermosa película que tampoco pude ver en aquella época pero que me contaron con todo detalle, hasta decían que la pobre Rita se desnudaba, nunca he visto esa escena inventada por las mentes calenturientas de algunos.

Un caso curioso de mis relaciones con mi amiga es que nunca quiso presentarme a su novio, muchas tardes estaba en su casa cuando desde la ventana veíamos que venia a buscarla, ella bajaba y el no subía a su casa a pesar de ser novios formales, su madre y ella preparaban el ajuar, compraban sabanas, manteles,  todo lo que necesitaba una perfecta casada, una mujer venia a traerlo de algún pueblo de Castilla donde bordaban y vendían sus trabajos a las familias. A pesar de los años que pase en Alicante no llegué a conocer a Paco mas que el día de la boda de Mary Dory, ni siquiera los encontré nunca juntos, en esos tiempos los novios paseaban por el final de la explanada, no se mezclaban con los otros paseantes, tampoco iban a tomar un café en una terraza, ni a ninguna fiesta, hubiese estado mal visto, ellos ya estaban comprometidos y no tenían mas que esperar el día de la boda contando las piezas del ajuar.

Tampoco olvidaré nunca el cariño que don José daba a mis hermanos y como se ocupaba de ellos, mi hermano Quique iba con Juan Manuel al colegio de los Maristas, era un niño muy guapo, un día telefonearon a casa para decir que mi hermano Quique no iba a clase desde hacia varios días, don José dijo que él se ocuparía del asunto, como sabia todo de nosotros también supo donde encontrar a mi hermano, se iba a pasear a la playa todos los días, había que saber el porque y como don José conocía a los curas no tardó nada en saber lo que pasaba, uno de hermanos Maristas, profesor de Quique, se había encaprichado con él y le perseguía por todos los rincones, mi pobre hermano no sabia que hacer y como pasa siempre en estos casos temía decir nada. Don José fue a ver al director de los Maristas, le contó lo sucedido, cosa que el religioso negó, pero nuestro profesor le dijo al curita que como no mandasen fuera al que pretendía abusar de su alumno le partiría la cara y el escándalo seria mayúsculo, al hermano le mandaron a otro colegio fuera de Alicante donde seguiría abusando de sus alumnos en paz y gracia de dios. Quique pudo volver al colegio, todo se arregló gracias a nuestro querido don Jose.

Gilda, la pelicula que no podiamos ver, genial amado mio
 

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