Nos acercábamos
al verano, en la capital hace un calor espantoso, así que mama alquiló una casa
en Rió-frío, localidad de la sierra cerca de Segovia, mis hermanos vinieron
para pasar las vacaciones con nosotros, también estuvo mi abuela hasta que se
marchó al parecer molesta por las visitas de Ángel a mi madre aunque nunca se
quedaba a pasar la noche, así que por fin le conocí aunque no tuvimos mucha
relación, en aquel momento se celebraba el mundial de Fútbol, y todo el mundo se
interesaba al evento, entre ellos Ángel que nos hacia apostar por el que fuera
a ganar, yo siempre apostaba contra el equipo español y el hecho del interés
que el enamorado de mi madre dedicaba al fútbol me hizo pensar que no debía ser
una lumbrera, de hecho era ingeniero, construía pantanos y fue una persona muy
sensible, pero de todo eso me di cuanta mas adelante.
El pueblo era
pequeño pero estaba rodeado por prados y dehesas donde se criaban toros, salíamos
a pasear con mis hermanos y mi madre acompañados por una señora de mediana edad
que era la niñera, recuerdo que estábamos disfrutando de un bonito prado cuando
vimos una manada de toros que venían hacia nosotros, sin saber donde meternos
fuimos todos corriendo a refugiarnos entre unos árboles y matorrales y vimos
bastante espeluznados que los toros nos seguían hasta allí, no nos hicieron ningún
caso, habíamos escogido guarnecernos en el sitio donde iban a beber, una
balsita que no habíamos visto, nunca olvidare los gritos de Rosa la niñera
diciendo a mi madre –señorita ejese, ejese- mi madre la tranquilizaba- ya veo,
Rosa, no tenga miedo, creía que decía fíjese , hasta que descubrimos que lo que
quería decir era – el jersey- porque los toros estaban comiéndose uno de
nuestros jerséis que era verde, esto me hizo pensar en la incomprensión entre
las gentes debidos a algunas diferencia de lenguaje, Rosa era andaluza.
Antes de que el
verano acabara dramáticamente tuve algunas experiencias que no he olvidado, salía
a pasear por los caminos con mi abuela, me contaba historias, los libros que leía
y hacíamos charadas y crucigramas, todo fue muy bien hasta que me di cuenta de
que aprovechaba de nuestros paseo para
destilar su veneno contra mi madre, no podía verla y pronto tuvo la ocasión de
demostrarlo, me decía que mi madre no nos hacia mucho caso ya que estaba distraída
con Ángel, que no estaba bien a una señora con hijos de hacer otra cosa mas que
ocuparse de sus retoños y de su casa, yo la oía en silencio, y nunca conté a mi
madre las criticas de la suya, hasta que ya harta hasta la coroniña le dije que
mi madre podía hacer lo que quisiera y que además hacia muy bien, le explique
como sus hijos se harían grandes, tendrían una vida propia y la dejarían como
era natural, y que era mejor que una mujer tuviera su vida y no vivir pendiente
de la de sus hijos. Creo que le sentó mal y no me volvió a hablar mal de mi
madre pero nuestras relaciones ya nunca fueron lo mismo desde entonces y
siempre tuve una prevención contra ella que terminó siendo justificada.
Recuerdo también
que fue allí que mi madre me hizo una observación muy pertinente, en una
conversación de las que teníamos de vez en cuando y en las que intentaba
ocuparse de mi educación me explicó que debía abandonar mi humor mordaz e
irónico, aquella manera de comportarme haría que la gente no me apreciase
mucho, tenia razón, la ironía es un arma con la que se consigue molestar a los
que va dirigida y hacer reír a los demás, yo me daba a ella con entusiasmo, y
me divertía a costa de mis víctimas, siempre he sido muy aguda. Pensándolo bien
después de mi primer momento de rebeldía, siempre me oponía a todo lo que se me
decía, comprendí que tenia razón, pero es difícil cambiar un carácter así que seguí
con mi sentido del humor pero conseguí no reírme mas que de mi misma.
También fui
testigo de un incidente que me hizo ver cosas que no conocía de mi familia. Una
tarde apareció Toya con su novio, un señor alto rubio y elegante, la verdad
tenia muy buen tipo, yo no lo conocía, me enteré de que se llamaba Julio y poco
mas, no me lo presentaron, yo no era mas que una niña, no tenían porque decirme
nada, lo que mas me choco es que la hermana de mi madre tenia la falda manchada
de sangre, no se trataba de ningún asesinato, solo que tenia la regla y no
tenia ropa para cambiarse, le pidió a mi madre que les dejara pasar allí la
noche y que le prestara algo que ponerse. Mi madre le dio lo que pedía pero
puso el grito en el cielo y les obligo a marcharse inmediatamente, aquello no
lo entendí, no sabia porque mi madre trataba así a su hermana, nunca la había
visto tan enfadada. No tarde en saber lo sucedido, mi tía y su novio habían
salido de viaje a la sierra y no habían podido encontrar un hotel donde pasar
la noche, no estaban casados y los hoteles que albergaban a parejas sin pasar
por la iglesia podían recibir terribles
multas, tan bien la pareja podía ser denunciada, por eso mi madre tenia miedo
de que si les albergaba se la denunciase como celestina, las cosas que pasaron
mas tarde dio razón a sus preocupaciones, en la España Imperial de Franco se vivía
así, ojala que esos tiempos no vuelvan.
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