miércoles, 31 de diciembre de 2008

VERANO EN LA SIERRA





Nos acercábamos al verano, en la capital hace un calor espantoso, así que mama alquiló una casa en Rió-frío, localidad de la sierra cerca de Segovia, mis hermanos vinieron para pasar las vacaciones con nosotros, también estuvo mi abuela hasta que se marchó al parecer molesta por las visitas de Ángel a mi madre aunque nunca se quedaba a pasar la noche, así que por fin le conocí aunque no tuvimos mucha relación, en aquel momento se celebraba el mundial de Fútbol, y todo el mundo se interesaba al evento, entre ellos Ángel que nos hacia apostar por el que fuera a ganar, yo siempre apostaba contra el equipo español y el hecho del interés que el enamorado de mi madre dedicaba al fútbol me hizo pensar que no debía ser una lumbrera, de hecho era ingeniero, construía pantanos y fue una persona muy sensible, pero de todo eso me di cuanta mas adelante.

El pueblo era pequeño pero estaba rodeado por prados y dehesas donde se criaban toros, salíamos a pasear con mis hermanos y mi madre acompañados por una señora de mediana edad que era la niñera, recuerdo que estábamos disfrutando de un bonito prado cuando vimos una manada de toros que venían hacia nosotros, sin saber donde meternos fuimos todos corriendo a refugiarnos entre unos árboles y matorrales y vimos bastante espeluznados que los toros nos seguían hasta allí, no nos hicieron ningún caso, habíamos escogido guarnecernos en el sitio donde iban a beber, una balsita que no habíamos visto, nunca olvidare los gritos de Rosa la niñera diciendo a mi madre –señorita ejese, ejese- mi madre la tranquilizaba- ya veo, Rosa, no tenga miedo, creía que decía fíjese , hasta que descubrimos que lo que quería decir era – el jersey- porque los toros estaban comiéndose uno de nuestros jerséis que era verde, esto me hizo pensar en la incomprensión entre las gentes debidos a algunas diferencia de lenguaje, Rosa era andaluza.

Antes de que el verano acabara dramáticamente tuve algunas experiencias que no he olvidado, salía a pasear por los caminos con mi abuela, me contaba historias, los libros que leía y hacíamos charadas y crucigramas, todo fue muy bien hasta que me di cuenta de que  aprovechaba de nuestros paseo para destilar su veneno contra mi madre, no podía verla y pronto tuvo la ocasión de demostrarlo, me decía que mi madre no nos hacia mucho caso ya que estaba distraída con Ángel, que no estaba bien a una señora con hijos de hacer otra cosa mas que ocuparse de sus retoños y de su casa, yo la oía en silencio, y nunca conté a mi madre las criticas de la suya, hasta que ya harta hasta la coroniña le dije que mi madre podía hacer lo que quisiera y que además hacia muy bien, le explique como sus hijos se harían grandes, tendrían una vida propia y la dejarían como era natural, y que era mejor que una mujer tuviera su vida y no vivir pendiente de la de sus hijos. Creo que le sentó mal y no me volvió a hablar mal de mi madre pero nuestras relaciones ya nunca fueron lo mismo desde entonces y siempre tuve una prevención contra ella que terminó siendo justificada.

Recuerdo también que fue allí que mi madre me hizo una observación muy pertinente, en una conversación de las que teníamos de vez en cuando y en las que intentaba ocuparse de mi educación me explicó que debía abandonar mi humor mordaz e irónico, aquella manera de comportarme haría que la gente no me apreciase mucho, tenia razón, la ironía es un arma con la que se consigue molestar a los que va dirigida y hacer reír a los demás, yo me daba a ella con entusiasmo, y me divertía a costa de mis víctimas, siempre he sido muy aguda. Pensándolo bien después de mi primer momento de rebeldía, siempre me oponía a todo lo que se me decía, comprendí que tenia razón, pero es difícil cambiar un carácter así que seguí con mi sentido del humor pero conseguí no reírme mas que de mi misma.

También fui testigo de un incidente que me hizo ver cosas que no conocía de mi familia. Una tarde apareció Toya con su novio, un señor alto rubio y elegante, la verdad tenia muy buen tipo, yo no lo conocía, me enteré de que se llamaba Julio y poco mas, no me lo presentaron, yo no era mas que una niña, no tenían porque decirme nada, lo que mas me choco es que la hermana de mi madre tenia la falda manchada de sangre, no se trataba de ningún asesinato, solo que tenia la regla y no tenia ropa para cambiarse, le pidió a mi madre que les dejara pasar allí la noche y que le prestara algo que ponerse. Mi madre le dio lo que pedía pero puso el grito en el cielo y les obligo a marcharse inmediatamente, aquello no lo entendí, no sabia porque mi madre trataba así a su hermana, nunca la había visto tan enfadada. No tarde en saber lo sucedido, mi tía y su novio habían salido de viaje a la sierra y no habían podido encontrar un hotel donde pasar la noche, no estaban casados y los hoteles que albergaban a parejas sin pasar por  la iglesia podían recibir terribles multas, tan bien la pareja podía ser denunciada, por eso mi madre tenia miedo de que si les albergaba se la denunciase como celestina, las cosas que pasaron mas tarde dio razón a sus preocupaciones, en la España Imperial de Franco se vivía así, ojala que esos tiempos no vuelvan.

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