sábado, 3 de enero de 2009

MADRID, CAPITAL FASCISTA

yo con el uniforme del colegio

Digo que Madrid fue una capital fascista porque así lo era cuando yo llegué allí, es normal, los republicanos que defendieron la capital hasta última hora, fueron fusilados, emprisionados o murieron de enfermedades en campos de concentración y trabajo, allí quedaron los señoritos falangistas que seguían aprovechando de los bienes y la sangre de sus victimas y una población dócil, asustada por la brutalidad del franquismo y sumida en un silencio que dura hasta ahora.

A mi me mandaron a un colegio de monjas, al parecer mi madre pensó que yo no estudiaba en Castellón y que el ambiente de allí con mi padre podía serme perjudicial, ella estaba en el sanatorio y después operada y tuvo la genial idea de meterme en el colegio de Las Esclavas del Sagrado Corazón, solo el nombre ya es todo un programa, era el colegio mas caro y distinguido de Madrid y solo iban allí las hijas de la fachería nacional, la razón de encerrarme en ese antro, donde estaba interna, fue que una hermana de mi abuelo, Pilar, era la madre Provincial, es decir la mandamás, yo era nieta de rojo y además enchufada ya que la condición que puso mi padre para enviarme allí fue que no pagaría ni un céntimo, así que nunca fui muy apreciada de monjas y alumnas.

Me encontré encerrada en un mundo hostil que no podía aguantar, tenia 11 años y aunque nunca había ido a ninguna escuela en Castellón sabia mas que lo que podían enseñarme, siempre he sido autodidacta, lo que enseñaban era sobre todo catecismo, historia sagrada y cursos dominicales para hablarnos de los malvados comunistas que se comían a los niños, y además crudos, quizás os parezca exagerado, pero era así, los aliados tampoco eran populares, por entonces aun no aceptaban plenamente la dictadura, así que nos pasaban documentales de los bombardeos de Alemania y lloriqueaban sobre el noble pueblo alemán atacado por protestantes, comunistas y masones, esta propaganda duro bastantes años.

No puede decirse que no aprendiese nada, me enseñaron a pelar las frutas con cuchillo y tenedor, no lo practico pero aun soy capaz de hacerlo, también aprendí a bañarme con camisa, no debíamos hacerlo desnudas y las puertas tenían aberturas para que las monjas verificaran nuestro pudor, era difícil hacerlo pero también lo aprendí, como vestirme y desnudarme sin quedar nunca desnuda, es toda una técnica.

Las que allí recibían educación eran de la buena sociedad facha, los domingos sus madres y parientes venían a verlas cargadas de regalos y vistiendo trajes de última moda, a mi ni caso, alguna vez vino mi madre, convaleciente, y otra mi abuela, pero de regalos nada, así que la verdad es que no me miraban con mucha simpatía, recuerdo que las zorras esposas del señor hacían un concurso para sacar dinero, ponían un barquito con el nombre de una niña en la pizarra y el barco iba avanzando según el dinero que dabas, el mío nunca se movió del puerto y cada vez tenia que afrontar las miradas burlonas de mis compañeras de cautiverio.

También aprendí que las monjas y las alumnas tenían algunas relaciones mas bien oscuras, hubo algún escándalo de alumnas encontradas en los dormitorios de las monjas, no se que cursos recibirían en las camas, hubo rumores de que era un practica normal el provocar el amor de las jóvenes para que luego profesaran, siguieran en el convento y en las camas de las monjas, supongo.

Empezaron a sucederme casos extraños, vomitaba en medio de cualquier salón y en la iglesia perdía el conocimiento, tampoco soportaba otro de los concursos de las educandas, que consistía en ver cual de ellas tenia mas al rojo vivo las rodillas de tanto rezar postradas ante el altar, arrodillarme nunca me ha gustado así que mis rodillas estaban intactas. Supongo que el que me desmayara en misa se debía a una posesión diabólica, las monjas no se dieron cuenta y me llevaban a la enfermería, sin encontrarme nada, años después y ya en Alicante conseguí un certificado médico que decía que yo no podía asistir a misa, no creo que muchas personas hayan tenido esa suerte.

Las vacaciones las pasaba en Madrid con mi abuela y Toya que vivían en una pensión, de esas típicas madrileñas, con muchos pensionistas y cocidito madrileño, recuerdo a un niño de mi edad que me prestaba los tebeos del Guerrero del Antifaz yo iba detrás de él como un perrito esperando que me pasara la lectura. También me encantaba ver como mi abuela y Toya se encerraban en el baño cada vez que tenían noticias de mi abuelo o recibían alguna carta que yo no podía conocer, las oía cuchichear detrás de la puerta pero no tenia la menor curiosidad por lo que pudieran decirse, todo aquello me confirmaba en mi opinión de siempre de que los adultos son verdaderamente retrasados mentales, ya lo he dicho y nada ha venido a hacerme cambiar de idea hasta ahora.

Otro latazo al que me debía prestar eran las visitas de mi tía abuela Pilar, llamada en la familia la monja mala, por oposición a su hermana Aurora, también monja en las Esclavas, y que fue muy apreciada por su bondad, yo no la conocí, mejor, a veces la bondad da miedo. La Reverenda madre cuando venia de visita al colegio se creía obligada a verme, yo era su sobrina nieta y debía interesarse por mi, de hecho nunca me mostró el menor interés, yo a ella tampoco, cuando me hacían ir a verla me sentaba en el rincón mas alejado de ella y muy derechita y con una sonrisa boba esperaba a que se cansase de verme, yo no le dirigía la palabra, creo recordar que nuestras entrevistas no duraban mas que algunos minutos, pero se me hacían largos, a ella también, supongo.

Llego el verano y el internado se acabó, espere en la pensión con la familia a que me enviaran a Castellón par seguir allí mi vida salvaje, pero esto tampoco duro mucho, pero el caso es que deje bien claro ante la familia amigos y allegados que ni arrastrada volvería al internado, así acabaron mis relaciones con las Esclavas.

Milagros Riera

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