sábado, 1 de diciembre de 2007

FINAL DE VACACIONES Y OTRAS HISTORIAS SOBRE LA COSTA

Mi amiga y yoAñadir
Maivy y yo en la costa


FINAL DE VACACIONES Y OTRAS HISTORIAS SOBRE LA COSTA

MAMA Y YO EN LA COSTA
Los años pasaban y nos íbamos haciendo viejos, bueno no mucho pero la costa empezó a cambiar llegaron los primeros turistas por toda la costa mediterránea y la guardia civil tuvo que dejar de perseguir a las mujeres que se bañaban con bikini, ya no teníamos que llevar faldita pero la pudibunderia no desapareció, recuerdo que una vez que había gran oleaje tuve dificultades para salir, las olas me revolcaban como una croqueta, vi que mi hermano Quique se tiro al agua y vino hacia mi, pensé enternecida que venia a ayudarme, pero no, a cada vez que la hola me tiraba el me hundía cada vez mas, ya harta le dije que me dejara salir, pero nena, me dijo, el bañador se te ha bajado y enseñas las tetas, no puedes salir así, le di un empujón y salí por mis propios medios luciendo mis bonitas tetas. El turismo era una fuente de ingresos que durante los negros tiempos de la dictadura salvaban el desastroso estado de las financias españolas, así que la costa se rindió a las rubias y a los atléticos vikingos, eran    los amos, gracias a ellos el régimen podía continuar.

El autostop estaba de moda, me lancé a las carreteras con amigas e incluso con una de las jóvenes que nos servían, visitábamos los pueblos y calas y siempre había la emoción de ver si alguien nos acogía, mas adelante me aventure por las autopistas europeas en este medio de transporte tan económico. Cuando ya el tiempo que me estaba impartido para disfrutar de la costa se acababa pude hacerme con una tienda de campaña y con mis amigos recorrimos playas y montañas, en una de nuestras excursiones haciendo autostop nos recogió un señor extranjero, yo había visto en el mapa el camping donde quería ir, iba con dos de mis amigas, le di la dirección al conductor que me pregunto varias veces si era allí donde queríamos ir, yo persistí en mis intenciones y él nos condujo sin decir nada mas, al llegar el guardián paró el coche y viendo que éramos tres típicas hispanas empezó a gritar que allí solo se admitían a extranjeros, yo le conteste gritando que no se podía negar a una española la entrada a un lugar de su país, los dos gritábamos hasta que el conductor que reía escuchándonos le dijo al guardián, “déjalas pasar, yo soy el propietario y quiero que se queden”, pasamos y nos dieron un sitio para poner nuestra modesta tienda, yo por mi parte le dije al propietario que no le agradecía nada, que puesto que no querían españoles allí nos iríamos al día siguiente y que además denunciaría el caso a la guardia civil, el tío se rió en mis narices diciéndome “aquí hacemos lo qué queremos, estamos en terreno conquistado,” me dio una rabia….

Muchas excursiones las hice con mi amiga Maivy, que cuando la familia le dejaba venia a nuestro acogedor chalet, paseábamos y visitábamos los alrededores, un día mi amiga me dijo que había quedado con unos chicos en Barcelona, mi padre no estaba así que tomamos el tren y nos presentamos en la capital catalana al final de la tarde, la cita era para el día siguiente, una vez allí nos dimos cuenta de que no teníamos lugar donde dormir ella creía que yo tenia las llaves de mi casa y yo creía que iríamos a la suya, tampoco teníamos dinero para pagarnos un hotel, así que decidimos pasar la noche en blanco, tomamos un autobús y estuvimos dando vueltas por Barcelona has que la línea cerró, después fuimos a sentarnos a la Rambla de Cataluña donde había unas cómodas sillas, elegimos dos para pasar la noche. Pronto nos dimos cuenta que las sillas servían para que las putas tomaran el aire una vez acabadas sus faenas con los clientes, salían de sus cómodos burdeles y se reunían en las Ramblas para comentar sus peripecias amatorias, las oímos contar sus historias y reírse, muchas de sus chacotas no las entendíamos, éramos niñas de buena familia y nunca nos habíamos encontrado rodeadas de trabajadoras del sexo, me hubiera gustado que me tomaran por una de ellas, pero no fue así, no hablaron ni bromearon con nosotras, desilusión, cuando abrieron los cafés fuimos a desayunar, buscamos a nuestros amigos y por la tarde volvimos a nuestra querida costa.

Para acabar mis historias sobre mis vacaciones en una costa que ya no existe voy a contar como salve al Titanic, Mary Dory, su hermano y yo debíamos viajar a Alicante yo iba a pasar algunos días allí de fin de veraneo, como ya he dicho la madre de mi amiga era pariente de Rosendo Silva, secretario de Juan March, el ultimo pirata del mediterráneo y propietario de una compañía de navegación, seguramente debido al  parentesco nos harían una rebaja en los pasajes, así que embarcamos en un buque de la Trasmediterránea, se trataba de cargos que navegaban de noche y cargaban y descargaban durante el día, así teníamos todo el día para visitar. La primera escala era en Tarragona que no conocía, me gusto mucho la catedral que estaba en un estado lamentable, pero me pareció bellísima, la segunda etapa fue en Valencia, paseamos por la cuidad y les dije a mis amigos que allí tenia familia, Miguel Ángel, mi tío y que podríamos ir a visitarlos, cruzamos uno de los hermosos puentes, el río estaba seco como de costumbre y su cauce lleno de chavolas, los dos hermanos se rieron de mi, “vaya con el famoso Turia, ni una gota de agua”, a mi me molesto la chanza y puede que al río también, parados en el puente nos dimos cuenta de que empezaba a llover, volvimos al buque antes de ponernos hechos una sopa, al día siguiente al llegar a Alicante nos enteramos de la gran inundación que provocó la lluvia que vimos nacer, el Turia se salio de madre, arrastro chavolas y casas, volvió a su cauce primitivo que pasaba por el centro de Valencia, por la calle da las barcas, fue una tragedia pero supongo que a nadie le quedarían ganas de reírse de mi río, las divinidades son muy quisquillosas.

Al barco que nos conducía le salve yo solita de una tragedia pareja al del Titanic o del Costa Concordia. Durante el viaje conocimos a uno de los oficiales, era muy joven y seguramente una cabeza un poco loca, cayó bajo el encanto y belleza de mi amiga y se dedicaba a hacerle la corte, Mary dory se dejaba querer aunque ya le había advertido que tenia novio formal, durante las noches nos reuníamos las dos en el puente para gozar de su compañía, yo no hacia mas que figurar como acompañante de la bella, y mientras ellos coqueteaban yo contemplaba las estrellas y la costa que me parecía muy cercana, de pronto vi una enorme mole hacia la cual el barco  se acerca en línea recta y deprisota, sin perder mi buen humor le dije al marino,”mira, me parece que vamos a estrellarnos contra el cabo de San Antonio, a mi me da igual, nado muy bien” el muchacho dejo de contemplar a mi amiga, miro hacia el cabo y se puso pálido y tembloroso, “vamos directos, y soy yo el que gobierna el navío, ¡madre mía! Salio corriendo y se agarro al timón con desesperación, el barco cambio de rumbo en el ultimo momento, pero pasamos rozando aquella mole. No digáis nada a nadie de lo sucedido, nos pidió, no lo dijimos pero no creo que fuese la persona mas idónea para dirigir un navío, lo cierto es que si no me doy cuenta el barco se hubiera ido a pique y no se si el saber nadar me hubiera servido de mucho. Aquí pongo punto final a mis aventuras veraniegas.

la riada de valenciaLa riada de Valencia

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