Maivy y yo en la costa |
COSTA
BRAVA, VERANEOS EN CATALUÑA
Durante
el tiempo que pase en Cataluña los veranos los pasábamos en la Costa Brava que
era entonces una maravilla de belleza y tranquilidad, las construcciones que
hoy día la ahogan no existían, pinos agua transparente rocas y arena todo era
para unos cuantos veraneantes que allí estábamos. Desde el primer año que
fuimos mi padre alquilo un chalet a un capitán de la guardia civil que luego se
hizo famoso artísticamente, allí nos instalábamos mi padre, mis hermanos y yo con
nuestras servidoras, mi padre nos dejaba allí y se iba a sus trabajos y a sus
viajes con amigos o con amantes, esto nos hacia gozar de una libertad
maravillosa, también venían con nosotros algunos años Mary Dory con su hermano
y otras veces Maivy, mi amiga de Barcelona, era un periodo feliz, cuando mi
padre no estaba mi madre venia a vernos, le buscábamos una pensión y podíamos
bañarnos juntos y pasearnos al anochecer por las playas, la luna y las
estrellas nos pertenecían.
Era muy
típico de aquellos tiempo las horas que pasábamos en las centralillas
telefónicas para hablar, nos daban una hora determinada, que podía ser 5 horas
después de la petición, oíamos a las empleadas gritar por los micrófonos
pidiendo línea, San Feliu, San Feliu, aquí Playa de Aro, que ra el sitio donde
veraneábamos, y eso podía durar horas entre calor y sudores, por fin nos
llamaban a cabina y era una de las alegrías del veraneo, conseguir hablar con
alguien por teléfono.
Pasábamos
casi tres meses en Playa de Aro, aquello era un paraíso, teníamos aquella
inmensa playa para nosotros, mis hermanos, nuestros amigos y las señoras que se
ocupaban de nosotros, todos nos instalábamos a la orilla del mar y pasábamos
horas dentro del agua, recuerdo que mi hermano Juan Manuel y yo nos lanzábamos
desafíos para ver quien nadaba mas tiempo sin parar, el aguante nadando depende
de que se lleve bien la respiración, los dos sabíamos hacerlo pero mi hermano
respiraba mal por la nariz debido a un problema de vegetaciones, así que
llevaba el inhalador en la mano y lo utilizaba sin parar de bracear, aun así
casi siempre ganaba yo, siempre he tenido mucho aguante, pero conseguíamos
cruzar toda la bahía sin parar.
Quisiera
recordar aquí algunas anécdotas sobre los años de la Costa Brava, Pase allí
todos los veranos desde que llegamos a Barcelona hasta el ultimo. Unos días
antes de mi exilio definitivo estaba en Cadaqués, en un camping agarrada a
aquellas rocas negras de Port Lligat, donde paseábamos intentando ver la casa
de Dali, nunca pudimos acercarnos a ella, la guardia civil vigilaba para que
nadie pudiera interrumpir las orgias que alli organizaba.
Visite
y pue bañarme en todas las playas y calas maravillosas, nadie las visitaba,
Aigua Blava, Aigua Freda, el Estarti y tantas otros lugares de inolvidable
belleza, por allí tumbada entre rocas y contemplando el mar me parecía que todo
el Mare Nostrum me pertenecía. En Playa de Aro el primer año que pasamos solo
estábamos nosotros y algunos amigos de mi padre, recuerdo a la mujer de uno de
ellos, compañero de Hacienda, su joven esposa estaba embarazada y tenia ya un
niño, se instalaba en la arena con toda su servidumbre que ponían toldos,
tumbonas, mesitas con refrescos para que el sol y el calor no la incomodara,
era muy joven y le gustaba hablar con Mary Dory y conmigo, casi teníamos la
misma edad, nos contaba que debió vencer la oposición de sus padres a su boda,
al parecer era de mejor familia que su marido y a pesar de la buena situación
de este no querían dar su consentimiento, Mary Dory y ella hablaban de los
alegrías y los misterios del matrimonio, a ese tema no me interesaba para nada,
hacia tiempo que había decidido no casarme, así que corría a sumergirme en las
procelosas aguas que era lo que me gustaba, por las tardes nos invitaba a su
casa cuando no estaba su marido, nos advertía que estando él presente no podría
hablar con nosotras como lo hacia en su ausencia, a través de mi vida he
encontrado muchas mujeres que en presencia de los hombres se comportan como si
no fueran ellas, como si debieran adaptarse a lo que los hombres esperan que
sean y caen así en una completa alineación, nunca he podido soportarlo, ni
entonces ni ahora, así que deje de ir a verla, supe años mas tarde que murió
muy joven y su enamorado esposo no tardo en casarse de nuevo.
La
Playa terminaba en unas rocas entre las que nos gustaba nadar, allí habían
plantado una tienda de campaña una familia venida de Francia, era profesores y
como tenían tres meses de vacaciones los pasaban frente al mar, en aquella
hermosa época no había camping y tampoco turistas, a ellos los llamaban los
franceses y no quería nadie tener tratos con ellos, años mas tarde los
franceses invadirían la costa y para recibirlos se destrozaría algo tan bello
como fue la costa mediterránea, pocos quedaran en vida que hayan podido
conocerla como fue, como ya no será nunca, yo fui una de ellos y no lo he
olvidado.
Un buen
recuerdo de mis veraneos fue la lectura del “Quijote”, estábamos en nuestro
chalet reunidos todos, mis hermanos, Mary Dory y su hermano así como las
mujeres que se ocupaban de nuestro bienestar físico, por las noches nos
reuníamos en el jardín del chalet que no era mas que algunos montones de arena
y hablábamos, reíamos y contábamos historias, eso era así cuando mi padre no
estaba, sino íbamos todos a la cama rápidamente, aquella noche decidí no
dormir, había empezado a leer el libro de Cervantes y quise acabarlo bajo la
luz de las estrellas, la del alba seria cuando lo acabe vi aquel día amanecer
con mi libro en la mano, tanto me interesó que ni por un momento tuve la
tentación de dormir, es una obra de arte total y para mi representa ahora la
esencia de la belleza que me rodeaba cuando lo leí.
Algo
que me impresiono durante mis vacaciones fue esta terrible historia, el
Mediterráneo es un mar tranquilo en verano pero también es capaz de terribles
cóleras. Un día corrió la voz entre los veraneantes de que había unos jóvenes
que se estaban ahogando en el Condado de San Jorge, lugar idílico lleno de
calitas y rocas, aquel día las enormes olas nos impedían acercarnos a la playa,
el vació que generaban al dar la vuelta sin romper nos atraía y nos arrastraba,
no nos bañábamos, pero tres jóvenes nórdicos valientes como descendientes de
vikingos decidieron que era poco mar para ellos, se tiraron al mar entre las
rocas y no pudieron volver, los salvadores les echaron ruedas salvavidas, les
proporcionaron cuerdas y se ataron para poder alcanzarlos, los jóvenes se
ahogaban delante de todos sin que nadie pudiera poner remedio, se telefoneo a
Palamós para que salieran lanchas de pesadores a recogerlos, pero los barcos
tuvieron que volver sin alcanzarlos, el oleaje les impedía llegar la costa
donde estaban, ya sin saber que hacer se pusieron en contacto con la base
americana que existe, en la montaña de Rosas, pidieron helicópteros, creo que
algunos salieron pero llegaron demasiado tarde los imprudentes jóvenes
perecieron allí, a unos metros de nosotros sin que nadie pudiera auxiliarles,
el Mare Nostrum se cobro tres vidas con la indeferencia de todas las divinidades,
en el mismo sitio que murieron nosotros solíamos bucear durante el verano sin
problemas, al parecer hay unas fosas tan profundas que da miedo.
Quisiera
decir a propósito de la base americana que un día mi padre y yo quisimos
visitarla, esta en la cima de la montaña que separa Rosas de Cadaques. Mi padre
pensó con razón que desde allí la vista sobre el mar seria estupenda, así que
subimos en el coche por el camino que llevaba a la antena de la base, a medio
camino salio un americano en uniforme y armado para impedirnos el paso, nos
dijo con malas maneras que aquello era territorio americano y que no podíamos
pasar, mi padre saco su carné de inspector de hacienda que le daba acceso a
todos los edificios, el yanqui se rió de nosotros y nos amenazó con su arma, mi
padre debidamente apoyado por mi, le insulto abundantemente, los dos éramos
profundamente antiimperialistas, tuvimos que volvernos por donde habíamos
venido, menos mal que recogimos algunas moras que por allí crecían a profusión y que nadie buscaba, bien guardadas
por los gringos. Aquella base era de la CIA y desde allí funcionaba la
denominada Radio Libre que decía emitir a los países comunistas desde detrás de
lo que se llamaba entonces el telón de acero, la base sigue allí y supongo que
sigue con sus tareas de espionaje.
Año
tras año la costa empezó a llenarse de gente, aun no eran las manadas humanas
que venían de toda Europa a dorarse el culo en nuestras playas, empezó a venir
gente famosa, Ava Garder y sus toreros se paseaban por Tossa de Mar, pero lo
que me impresiono un día fue ver unos ojos azules como nunca había visto, su
poseedora estaba tras la ventana de un remolque y yo la vi. pasando desde un
coche, no sabia quien era, mas tarde supe que Elizabeth Taylor estaba rodando
en la Costa Brava, sus ojos nunca los he olvidado.
Empezaron
a abrirse salas de fiestas por las playas, aun no se llamaba discotecas, una de
ellas el Flamingo estaba cerca del chalé y muchas noches íbamos allí para gozar
del festivo ambiente, lo que se bailaba eran tangos y boleros, todo muy
decente, una noche, ya tarde, corrió la voz de que Carmencito, la hija de
nuestro amado dictador estaba allí bailando con un grupo de amigos, así era, yo
tuve el disgusto de verla en casa de mi madre cuando fue una fallida clienta, así
que confirmé que era ella, como broma le dijimos a uno de nuestros acompañantes
que era un camarero que la sacara a bailar, se resistió, pero picado en su
pundonor lo hizo y se marco un baile con la hijisima, cuando volvió a nuestra
mesa temblaba de miedo, no se si sobrevivió al sofocón.
Un
problema que teníamos mis hermanos y yo era conseguir que nuestro padre nos
comprara vestidos, zapatos y ropa interior, yo no necesitaba gran cosa, mi
madre me mandaba paquetes de vestido que creaba para mi, yo era la que debía
pedir a mi padre dinero par los calzoncillos de mis hermanos, ellos no se
atrevían ya que siempre era motivo de gritos y enfados. Al poco de empezar el
veraneo las únicas alpargatas que tenia dieron el último suspiro, no tenia
otras así que pedí a mi tacaño padre que
me comprara un repuesto, se negó aduciendo que solo hacia un mes que las
llevaba, no mi importo, le dije que como no tenia otra cosa iría descalza, así
lo hice, había muchas jóvenes que lo hacían por ser la moda, hasta que se me endureció
la planta del pie lo pase bastante mal, luego todo fue bien. Una noche los
compañeros de papa se reunieron para cenar en uno de los elegantes restaurantes
que empezaban a instalarse por la coata, mi padre me dijo que fuera con él, así
verían que su hija le acompañaba, era normal al no tener esposa. A mi aquello
me daba cien patadas pero me presenté a la cena descalza, como iba todo el día,
una de las esposas de los allí reunidos se echo a reír al verme y comentó con
las otras con sorna, mira que moderna es la hija de Enrique, va descalza hasta
para cenar en un restaurante, yo me eche a reír y les dije que no era debido a
mi afán de seguir la moda si venia sin zapatos, sino porque mi padre se negaba
a comprarme calzado, aquello hizo callar a todo el mundo y supongo que a mi
padre se le atragantaría la cena. Al día siguiente me ordenó que fuéramos de
compras, me acompañó a unas tiendas que se acababan de abrir en la playa y me
dijo que me comprara lo que quisiera, le dije que no necesitaba nada y le deje
allí plantado, creo que fui descalza hasta llegar a Barcelona.
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