Yo en la playa de Barcelona |
SIGUE
LA HISTORIA DE MI MADRE EN MADRID
Mi
madre estaba en Madrid, mis hermanos y yo en Barcelona y como ya he contado conseguí
que pudiéramos vernos sin sobresaltos, pero la historia de Milagros continuaba,
lejos de nosotros y tan cerca de mi corazón.
Mama
salió absuelta del proceso por adulterio que mi padre le buscó, pero había
perdido muchas clientas, empleadas a las que no podía pagar e incluso amigas,
afortunadamente mi abuelo volvió del exilio esto contribuyó a que se fuera
reponiendo de tanto disgusto, pero mi abuelo estaba enfermo, la tuberculosis
que contrajo en la prisión de la Sante en Paris nunca le dejo, al final le
llevó a la tumba, así mama se encontró con dos enfermos del mismo mal, Ángel y
su padre, no debió ser fácil su vida.
La
primera dificultad que tuvo que superar para que su padre pudiera volver fue el
encontrar gentes que quisieran declarar que Don Juan Tejon era una persona sin
culpa y honorablemente conocida, sino le seria negada la entrada en España, así
que Juan encargó a mi madre que le buscara los avales necesarios, le dio una
lista de personalidades a las que había ayudado, tanto en Valencia como en
Barcelona, a escapar a la justicia republicana que les buscaba por fascistas,
pero eran sus amigos, muchos de la Delegación de Hacienda y no dudo en
salvarles del castigo que como golpistas hubiera caído sobre ellos, mi abuelo
era así, un caballero español.
Si él
fue un caballero los otros no lo eran y se negaron a dar el aval al hombre que
les había salvado la vida. Hubo una excepción y deseo recordarla aquí. Una
tarde mi padre me dijo que debía acompañarle a una visita, como ya contaré, quería
que sus compañeros vieran lo bien que se ocupaba de sus hijos, no siempre le
salio bien el plan. Aquella tarde se trataba de visitar a Joaquín Bussot,
Marques de Castelflorite y descendiente de Prim, era inspector de Hacienda,
como mi padre y de sus evaluaciones y actas debían hablar, el buen señor me
saludó, y me presento a un hijo de mi edad y le dijo que me distrajera jugando
al ajedrez conmigo, así pasamos el tiempo, tan aburridos el uno como el otro,
yo nunca he soportado a los hijos de papa, por fin se terminó la visita y el
padre y el hijo nos acompañaron a la puerta de la hermosa finca que poseía el
marques, sin siquiera enseñárnosla, evidentemente no podía sufrir a mi padre.
Mi
madre llegó dos días después a Barcelona, me llamó y me dijo que debía
acompañarle a una visita relacionad con mi abuelo, a mi madre también le
gustaba que vieran que no estaba abandonada, que sus hijos estaban con ella.
Nos presentamos en la Diputación de Barcelona, su presidente nos esperaba, se
trataba del mismo Joaquín Bussot al que conocí con mi padre, mama le expuso el
motivo de su visita, su padre enfermo deseaba volver a su patria para poder
disfrutarla antes de morir, necesitaba avales y veníamos a pedir el suyo. El
señor Bussot no lo dudo un momento, le dio el aval y le dijo que estaba a su
servicio para lo que Don Juan necesitase, creo que mama después de todas las
negativas que había tenido que aguantar se emocionó.
Mientras
hablaban el Presidente no me quitaba ojo, al final me dijo, pero a ti te
conozco estabas hace dos días en mi casa, yo le contesté burlona, así es porque
yo además de ser la hija de el señor Castells soy la nieta de Don Juan Tejon,
me miró casi con pena, si lo hubiera sabido, murmuró y seguramente para compensar
el haber sido tan seco conmigo nos acompañó para que visitáramos todo el
Palacio de la diputación, precioso, gótico catalán. Aquella entrevista con el
señor Bussot me proporciono orgullo y
alegría.
Como
conté hablando de mi infancia, me habían recomendado que si alguien me
preguntaba si era nieta de Juan Tejon lo negara, alguien lo hizo, me asuste y
salí corriendo, tenia 5 años, ahora pude llena de orgullo decir delante de
alguien que apoyó a los golpistas, que yo era la nieta de Don Juan tejon,
orgullo y alegría, ya lo he dicho. Muchos años después volví a visitar la
Diputación para ver esta vez a un vicepresidente, esa es otra historia que aun
no llegó en mi vida. Durante años he ido, y sigo haciéndolo cuando puedo, a la
puerta de la Diputación de Barcelona, frente al palacio de la Generalitat, con
mis compañeros de asociaciones memorialistas para pedir Verdad, Justicia y Reparación
para las victimas del fascismo, con mi bandera y mi pancarta, alguna vez
recuerdo las visitas que tuve que hacer,
las dos relacionadas con la tragedia que fue para todos el fascismo triunfante.
Poco
tiempo después de la vuelta de mi abuelo Ángel murió, dejando sola a mi madre,
su padre estaba con ella, logró ingresar en Hacienda en el mismo puesto que
ocupó durante la guerra, le enviaron a Cádiz donde estuvo algún tiempo antes de
volver a Madrid ya muy enfermo. La razón de que hubiese querido volver Don Juan
a su patria fue que una de sus amantes, la última, le dejó y el decidió que vendría
a España, si le pasaba algo no le importaba, muy romántico, una vez en su país
pudo ver a su hija Toya y a su marido el Conde, a la que no se si acabó viendo
fue a mi abuela, yo estaba en Barcelona, apartada de mi familia materna, aun
así pude ver a mi abuelo ya que vino a Barcelona para hablar con mi padre,
supongo para intentar que dejase de perseguir a mi madre, no lo consiguió, como
veremos, yo le instalé en la pensión 43 y pudo pasar un día con mis hermanos y
conmigo, fe la ultima vez que nos encontramos, mama me dijo que cuando estaba
para morir le dijo que lamentaba no haber dedicado mas tiempo a sus hijos, a
nosotros, pero las cosas no eran fáciles.
Nada
era fácil en la España nazifranquista, mi abuelo hizo las paces con su amante
francesa y decidió ir a verla a Francia, así que pidió a mama que fuese al
servicio de penales para pedir un certificado que le daría derecho al
pasaporte, mama fue a los siniestros despachos de la Puerta del Sol, el mismo
edificio donde se torturaba a tantos republicanos, el empleado muy amable buscó
el expediente de mi abuelo y le dijo sonriente a mi madre, su padre esta
buscado por los tribunales de Valencia, tiene una orden de busca y captura,
como mas tarde la tuve yo, así que dígale que no deje de presentarse, así lo haré,
dijo mi madre con un miedo que no le llegaba la camisa al cuerpo, se lo dijo a
su padre y nunca se hablo mas de su pasaporte. Su amor francés vino a verle a
España y Don Juan paso sus vacaciones con ella enseñándole todo el país, mi
madre comentaba que seguramente fue las fatigas de los viajes lo que causo la
recaída que le llevó a la muerte poco después, pero quedó como un caballero,
eso si, ya contare su muerte mas adelante y lo que represento para mi madre.
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