EL TALLER DE MI MADRE
Mi madre seguía cosiendo para ganarse la vida, la de ella y la mía, mi
padre no nos daba un céntimo, las cosas le iban muy bien, tenia una clientela
importante, señoras de la alta sociedad fascista y aristócratas tales como la
duquesa de Bailen, su nombre me gustaba, me recordaba la famosa batalla, un día
se presento una clienta, la condesa de Quintanilla, creo que ya era clienta de
mi madre, iba acompañando a una amiga que no presento a mi madre y que deseaba
que le hiciera un traje, mi madre le tomo las medidas con amabilidad, la
desconocida empezó a ponerse nerviosa y termino diciendo a su amiga, “ mira ves
al Pardo y dile a mi padre que necesito que me mande un coche para volver a
casa”, mama sin darse por enterada termino sus pruebas y despidió a las dos
individuas que no aparecieron mas por allí, la desconocida era Carmencito, la
hija del asesino del Pardo y marcho furiosa al ver que mi madre no quiso
reconocerla ni echarse a sus pies presa de emoción incontenible, como esperaba,
mama se reía al acordarse de esa historia.
El taller era importante, tenia mas de 10 modistillas, ofíciala primera,
ofíciala segunda y primeras y segundas manos, también había las aprendidas, las
mas jovencillas, casi de mi edad y con las que hacia muy buenas migas, así se
llamaban las jóvenes empleadas en talleres, todas eran alegres, cantaban,
contaban historias y oíamos los folletones radiofónicos, que nos encantaban, yo
participaba en el taller, como no estaba escolarizada mama me puso a coser,
supongo que no sabia que hacer conmigo, nunca olvidaré a mis compañeras, me
enseñaron muchas cosas, entre otras que ya iré contando, a coser, bordar, hacer
punto, dobladillos, sobrehilados y forrar, son cosas que nunca se olvidan, como
montar en bicicleta o hacer el amor, a mi me sirvió esta actividad manual toda mi vida y hoy día
soy capaz de coser cualquier cosa aunque no ejerzo.
Se unió al taller una amiga de la hermana de la ofíciala primera, no estuvo
mucho tiempo con nosotros, un día cayo al suelo y empezó a tener convulsiones,
se retorcía sin poder parar, de la boca salía espuma, sus compañeras se echaron
sobre ella para impedir que se rompiera un hueso con sus movimientos
incontrolados, otras le metieron pañuelos en la boca, para que no se mordiera
la lengua, el ataque se fue pasando, no llamamos al medico, no había ningún
tratamiento para la epilepsia, mas tarde me enteré, me contaron, que la joven
era hija bastarda del rey Alfonso XIII y de una sirvienta, su padre no la
reconoció pero le dejó en herencia la podrida sangre de su familia y de ahí
venia su enfermedad, no volvió a trabajar y no supe mas de ella, pero lo que es
verdad es que tenia toda la cara de su padre.
Yo me lo pasaba muy bien con aquellas jóvenes, al principio me miraban con
desconfianza, era la hija de la maestra, como llamaban a mi madre, era su
nombre en la jerarquía de la costura, enseguida vieron que era inofensiva y me
trataban como una modistilla mas, muchas veces acompañaba a la aprendiza a
librar, es decir a llevar los trajes a las clientas, otras veces mama nos
mandaba a comprar entradas para los cines del Callao para ella y Ángel, así
podía pasear por el centro de Madrid que me gustaba tanto como el monte de
piedad.
Hablaban de novios, de sus esperanzas de poder casarse, de sus familiares y
amigos, nunca les oí comentar que tuviesen victimas de la guerra, ni siquiera
una alusión a los bombardeos de Madrid, ni a que tuviesen familiares en la
cárcel o desaparecidos, la lección del silencio la teníamos muy bien aprendida.
La única vez que les oí hablar de estos asuntos nunca la olvidare, porque
influyo en mi manera de integrarme en partidos políticos mas adelante, estaban
contando que Santiago Carrillo había dado orden de acabar con las guerrillas y
que los comunistas denunciaban a los guerrilleros que no querían rendirse,
seguramente ellas debían tener familiares entre los perseguidos, al ver que yo
les escuchaba callaron, al fin y al cabo yo era hija de la maestra y nunca se
sabe.
No olvidé aquel comentario, yo, no se como, conocía quien era Santiago
Carrillo y nunca puse en duda que fuese cierto lo que mis compañeras de taller
contaban, pasaron años y leguas y un día ya en Paris le pregunté a un amigo
comunista si era cierto lo de las denuncias, me contó que el Partido decidió acabar
con la guerrilla en España, la línea política que mas tarde les llevo al
eurocomunismo y a la transición ya estaba diseñándose, mi amigo me dijo que el
fue uno de los que llevó mensajes a los luchadores diciendo que debían deponer
las armas y pasar a Francia, algunos no lo aceptaron y se les aisló del
Partido, naturalmente negó que se les hubiese denunciado, es un asunto que
nunca podrá aclarase, yo por si acaso nunca quise ser del PCE.
Entre las que cosían para mi madre me acuerdo especialmente de la oficiala
primera, era ella quien dirigía el taller, distribuía el trabajo a las
aprendizas y preparaba las pruebas, era una mujer muy bella, una cintura de
esas que parecen que va quebrarse, su piel era blanca como una flor de azahar
su pelo negro y rizado llamaba la atención, tenia novio desde hacia algunos
años, no podían casarse falto de dinero para establecerse, no tardo mucho en
conseguir lo que deseaba, ya contare como, yo vi enseguida que no quería a mi
madre, seguramente pensaba que era mejor modista que ella y no le gustaba hacer
lo que mi madre decía, su mala cara no presagiaba nada bueno, las otras
modistillas no le mostraban gran simpatía, luego veremos cuanta razón tenia al
desconfiar de ella.
Los lunes al reintegrarse al taller las jovenes contaban su fin de semana,
muchas solían ir con sus familiares y novios a comer a la casa de campo, o a
otros parques de Madrid, tartera con tortilla de patata, un poco de vino y
muchos cantos y alegría, a mi el relato de sus fiestas me encantaba, años
después tuve que hacer el Servicio Social, es decir trabajar gratis para la
Sección femenina de Falange, también nos daban clases de adoctrinamiento, era
necesario hacerlo para obtener el pasaporte y yo tenia buenas razones para
querer obtenerlo, en la historia de la Gloriosa Falange que nos hacían aprender
de memoria nos contaban como sublime hazaña que los falangistas iban durante la
República a esperar a los jóvenes trabajadores que volvían a Madrid después de
pasar el día en la montaña, les insultaban y usaban contra ellos de la
dialéctica de los puños preconizada por su fundador José Antonio, un día
consiguieron aislar a una joven, la arrastraron y la violaron entre todos y
acabaron matándola a palos, para enseñar a esas rebeldes lo que son los
verdaderos hombres, como decía Queipo de Llano, otro héroe. Al oír esta historia pensaba en mis
compañeras madrileñas, quizás parientas o compañeras de las que tuvieron que
sufrir antes y después de la sublevación fascista, de la barbarie de los
señoritos madrileños.
Las modistillas que podían se casaban. una de ellas lo hizo estando en el
taller invitando a mi madre a la ceremonia, mama me contó lo bien que lo había
pasado, en la fiesta conoció a máximos representantes de la Marca-sevino, es
decir de la escuela de raterillos de Madrid, le contaron que tenían una escuela
muy frecuentada donde enseñaban el oficio, tenían un maniquí, como el de mi
madre en el taller con un traje lleno de campanitas, debían aprender a desnudar
el muñeco sin que las campanillas sonasen, así aprendían a apoderarse de
carteas o abrir bolsos sin que el paciente se enterase de nada, el timo de la
estampita y otros cuentos tampoco tenían secretos para ellos. La fiesta acabo
con un chotis endiablado como se bailaba en el Madrid de entonces, mama contaba
riendo que para que no recibiera algún empujón, un fornido joven de la fiesta
la sentó encima de un armario, al despedirse le dijeron que si alguna vez
sufría algún robo les diera parte y recuperaría lo perdido, es curioso que
muchos años después en Paris amigos de mi madre le hicieron la misma oferta, ya
lo contaré.
También quiero recordar a una de las mas jóvenes, una aprendiza con la que
me paseaba muy a menudo, era tímida y sus compañeras se burlaban un poco de
ella, solía hacer todo al revés y cuando algún traje tenia defecto se lo achacaban a ella, lo que mas me
impresiono es que la llamaban el pedo acuático, a pesar de mis preguntas
ninguna pudo explicarme porque y sigo sin comprenderlo, no estuvo mucho tiempo
con nosotros dejó el trabajo y poco después supimos que había muerto, fue un
día de duelo general, nuestro pedo acuático se nos fue, también yo perdería
pronto el calor del taller de mi madre.
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