MADRID, RIO ROSAS
Y OTRAS HISTORIAS
Mi tiempo en
Madrid se acababa, como un reloj de arena pasaban los días sin que yo supiera
que eran los últimos que viviría con mi madre en la capital fascista, un día me
puse a gritar y todo se desvaneció como un sueño, al despertarme no había nadie
conmigo, todo había desaparecido, estaba sola, encerrada en una clínica con un policía
a la puerta de mi habitación, pero aun no hemos llegado a ese tiempo de
desgracia.
Entre las
personas que tenían relación con nosotros se contaba Lola Gaos, ya hable de los
Gaos anteriormente, contando los amores de Vicente con mi tía, ahora con quien
nos veíamos era con Lola. Esta amiga de mi madre vivía en la calle Río Rosas,
en un edificio donde además de ella vivían otras gentes conocidas, artistas y
hasta un premio Nóbel, ella quería ser actriz, estaba casada con Gonzalo
Castelló, procurador valenciano y también amigo de mis padres, la historia de
los dos es otra mas de lo que se vivió durante la dictadura fascista. Lola
tenia varios hermanos, el filósofo estaba en México refugiado, otro de ellos
estaba en la cárcel de Valencia por republicano, Lola le llevaba la comida a la
prisión y allí conoció a Gonzalo, también preso como defensor de la República
asesinada, cumplida sentencia se casaron, pero debo contar que no fue fácil,
Gonzalo estaba casado y tenia una hija, Mary Luz, que siempre ha formado parte
de mi historia, la mujer de Gonzalo y madre biológica de mi amiga fue la
celebre Pilar Soler, militante comunista, también fue encarcelada en la cárcel
de Valencia donde nació mi amiga que siempre estuvo orgullosa de haber nacido allí.
Las vidas en
aquella época eran complicadas, miedo, represión y clandestinidad se mezclaban
y al final nadie sabía quien era quien. Pilar Soler fue siempre un personaje
misterioso, muchas historias se contaban de ella, cuando Gonzalo salio de la cárcel
había desaparecido dejando a Mary Luz con una hermana de su marido, a su hija tardaría
largos allos en verla, la razón de su desaparición fue que el partido comunista
le ordenó, según ella contaba, ser auxiliar de Monzón, fue su compañera y también
cuentan algunos quien le entregó a la policía por orden de Carrillo, ella pudo
refugiarse en Francia, la historia de Monzón, poco conocida por muchos, puede
leerse en el libro de Almudena Grandes “Inés o la alegría”, donde también de
pasada habla de Pilar, quizás hable de ella mas adelante cuando nos encontremos
todos en Francia.
Gonzalo y Pilar habían
tenido la suerte de no casarse por la Iglesia, durante la República no era necesario
como lo fue luego, al acabar la contienda los matrimonios civiles fueron
declarados nulos y así pudo casarse Gonzalo con Lola, vivían en Madrid y
ninguno de los dos militaban ya en el PCE, hace poco vi en la minuta del juicio
contra un amigo mío comunista. que fue defendido por Gonzalo, nunca renegó sus
ideas, ya lo encontraremos mas adelante, hay muchas vidas que se tejen con las mías.
Yo admiraba a
Lola, admiraba su tesón, no era guapa, de pelo ralo, nariz grande y cuerpo
anguloso, la miraba y me decía que nunca
había conocido a una persona con menos posibilidades de llegar a estrella, y
sin embargo su incesante búsqueda de contratos acabo por llevarla a la
pantalla, no como primera estrella pero con papeles secundarios pero importantes,
como en Viridiana, este film de Buñuel se hizo famoso por la escena en que se
parodia la Última Cena de Leonardo, pero
sobre todo por la intervención de Lola en la que les dice a los reunidos que va
a hacerles una foto, y se levanta la falda entre las risas de todos, es de
antología, también se hizo popular en los tiempos de la transición con una
serie televisiva que nunca vi.
Al casarse Lola y
Gonzalo recogieron a Mary Luz y vivió con ellos, la niña siempre consideró a
Lola como su madre, tanto es así que cuando llegó el divorcio se puso del lado
de Lola y perdió la relación con su padre, cuándo nos encontramos en Madrid
Mary Luz era unos años mas joven que yo, era bastante timidas, hablaba poco y
yo tampoco era muy dicharachera, no tuvimos relación de salir juntas con amigos
o ir al cine, como tuve con otras niñas de mi edad, aun así nuestras vidas se mezclaron
y siempre la consideré como alguien muy querido, me parece que ella nunca se
dio cuenta del cariño que la tenia, quizás por mi manera de ser un tanto hosca.
Años después Mary Luz se fue a Paris, quería buscar y conocer a su madre biológica,
allí nos encontramos y debo decir que fue gracias a ella que conocí al que fue
mi marido, la vida continuó uniéndonos y separándonos, hasta ahora.
Mi etapa madrileña
se terminaba, quiero recordar algunos hechos que muestran la manera como vivíamos,
mama se ocupaba de mi como mejor podía, su interés por mi salud la llevó a decidir
que debía operarme de las amígdalas, es cierto que siempre tenia anginas, desde
pequeña, la operación se llevo acabo felizmente y el doctor me dijo que no tenia
nada que temer y que los primeros días era recomendado alimentarse con helados,
quizás intuyo mi violenta pasión por ellos. Llegando a casa me tumbe a
descansar en la cama, delante estaba una ventana que daba a un patio interior,
como vivíamos en ático veíamos el final de los edificios, estaba un poco
atontada pero al abrir los ojos me di cuenta que las casas que veía por la
ventana oscilaban de un lado a otro, mi cama también parecía moverse, aquello
me indigno, el doctor me había dicho que no me pasaría nada y sin embargo tenia
vértigos y todo daba vueltas, naturalmente pensé en que los adultos decían a
las niñas como yo cualquier cosa para engañarlas, yo era así, unas horas mas
tarde oímos por la radio que había habido un temblor de tierra en Madrid y que
los edificios habían aguantado a pesar del bailecito que yo pude ver, la
lástima es que viví ese acontecimiento sin darme cuenta de lo que era.
Yo vivía un poco
a mi aire y todo el mundo se había dado cuenta que se me neutralizaba
fácilmente poniendo un libro en mis manos, tanto mi madre como Ángel me
compraban muchos, sabían la alegría que me daban, conocí las obras de Agata
Christie y un monton de novelas policíacas que se leían en la época, sigo con
una adición muy fuerte a esta literatura, a cada uno su droga. Las novelas de
Zane Grey, novelas del oeste salvaje, también me gustaba y hasta decidí un día
ser la heroína de Fort Henry, un personaje que hoy día juzgo repugnante por su manía
de matar a los indios que se defendían de los genocidas anglosajones, pero mi
conciencia política de la época no daba para tanto.
También aprendí a
conocer y amar el Canadá y su policía montada gracias las obras de James
Olivier Curwood, un autor que me hacia vivir con osos y lobos entre
maravillosos bosques, todos los jóvenes deberían
leerlos para amar la naturaleza y los animales en libertad, hoy día esta
olvidado, aunque existe una hermosa película francesa dedicada a un oso.
Otros libros a
los que me aficione, fueron los de la serie de Celia, “Celia, lo que dice”,
“Celia en el colegio” y así una larga serie hasta el último que fue prohibido,
la historia de la autora es interesante reproduzco al final algunos datos de su
vida al hablar de uno de sus libros censurado y difícil de encontrar aun hoy en
día. Uno de sus libros me intereso mas que otros, Celia ya era mayor, su madre murió
y su padre se arruinó, ella se tuvo que poner a trabajar como maestra en un pueblo
de la Castilla profunda, cuenta allí las dificultades que encontraba, los
notables del pueblo, el cura, e incluso los padres de las niñas no deseaban que
la cultura llegase al pueblo, el saber os hará libres y eso no iban a
consentirlo, se vio claro años mas tarde, Celia escribía para consolarse unas
estrofas que me gustaron y las aprendí de memoria:
Clara y Serena
Mi corderita
Cuantos tormentos
Tu amor me quita
Como bien se ve
no son dignos del premio Nóbel pero lo curioso del caso es que hoy día tengo
dos nietas, una se llama Clara y otra Serena y no he sido yo quién escogí
dichos nombres, casualidades de la vida, destino, no se sabe.
ELENA FORTUN
Título del libro:
Celia en la Revolución
Autor: Fortún Elena Idioma: Castellano Acerca de Celia en la Revolución
Elena
Fortún escribió antes de la guerra una serie de libros infantiles-juveniles
que sólo pasada la transición volvieron a editarse: “Celia, lo que dice”,
“Celia en el colegio”,…, hasta seis títulos. Elena Fortún era el seudónimo de
Encarnación Aragoneses Urquijo; dejó una obra sin terminar, el libro que se
editó en 1987 por la Editorial Aguilar, es un borrador de 1943, su titulo por
si sólo nos invita a conocer de la mano de Celia, su personaje, lo acontecido
de principio a fin en la guerra del 36: “Celia en la revolución”. Resulta
curiosa la labor desarrollada en un tema tan arduo por una escritora que
podía pasar por escribir para niños y niñas que viven de sus fantasías, con
alguna frustración, pero en general un mundo más o menos completo. Su
personaje vive el momento histórico, no se aleja de lo real y trágico, pero
además lo transmite con la frescura y la visión clara de la mirada de una
niña. “Celia en la revolución” presenta un problema, salvable, y es que la
autora no pudo terminarlo en todas sus partes, y en algún momento encontramos
frases que no se entienden bien, están faltas de algo que las explique. Aun
así resulta una narración que nos sitúa en el Madrid en guerra, nos introduce
en los acontecimientos más relevantes y, finalmente, el personaje, Celia, se
planta ante la Aduana, en Valencia, para salir de España, como cientos de
miles de españoles ante la victoria de la injusticia social y el crimen. En
Madrid ha visto cómo los fascistas tiran desde los aviones, pan envuelto en
papel de seda, y cómo la gente no lo come, se lo da a los perros, nadie
quiere su pan, se prefiere pasar hambre. Ha vivido bajo los bombardeos, ha
visto a la gente trabajadora que voluntariosa y sin medios se ha dispuesto al
combate y confía, como el padre de Celia, en la defensa de Madrid: “…esta
noche debemos luchar todos” “vamos a ganar la guerra”.
En el adiós a su casa de Madrid escucha a sus amigos decir que aún creen que cuando entren las tropas de Franco no va a pasar nada. Tiene que dejar sus cosas más queridas, entre ellas un Quijote con ilustraciones de Moreno Carbonero. Se despide de sus juguetes, de la familia que la ha recogido, del jardín a la puerta de casa, y teme que las circunstancias le impidan volver a ver todo lo que allí se queda. Va a reunirse con su padre en Francia, confía en dar con él para luego marcharse a América. Elena Fortún creó un personaje que con muy poquitos años nos va mostrando sus vivencias en tales circunstancias de un modo que nos llega; Celia no es ninguna revolucionaria, pertenece a una familia de cierta posición económica, su padre defiende la República, son católicos pero abiertos de pensamiento y respetuosos de las reformas que la República ha puesto en marcha pues saben de la necesidad de cambiar un sistema injusto. Celia y su familia son el símbolo de la gente en principio menos comprometida, pero a los que también la persecución les alcanzó porque los golpistas querían exterminar de raíz todo pensamiento diferente al suyo. De "Lo que vivió Celia " de Ramón Pedregal Casanova (Rebelión). |
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