miércoles, 19 de noviembre de 2008

MADRID, RIO ROSAS Y OTRAS HISTORIAS



MADRID, RIO ROSAS Y OTRAS HISTORIAS
Mi tiempo en Madrid se acababa, como un reloj de arena pasaban los días sin que yo supiera que eran los últimos que viviría con mi madre en la capital fascista, un día me puse a gritar y todo se desvaneció como un sueño, al despertarme no había nadie conmigo, todo había desaparecido, estaba sola, encerrada en una clínica con un policía a la puerta de mi habitación, pero aun no hemos llegado a ese tiempo de desgracia.

Entre las personas que tenían relación con nosotros se contaba Lola Gaos, ya hable de los Gaos anteriormente, contando los amores de Vicente con mi tía, ahora con quien nos veíamos era con Lola. Esta amiga de mi madre vivía en la calle Río Rosas, en un edificio donde además de ella vivían otras gentes conocidas, artistas y hasta un premio Nóbel, ella quería ser actriz, estaba casada con Gonzalo Castelló, procurador valenciano y también amigo de mis padres, la historia de los dos es otra mas de lo que se vivió durante la dictadura fascista. Lola tenia varios hermanos, el filósofo estaba en México refugiado, otro de ellos estaba en la cárcel de Valencia por republicano, Lola le llevaba la comida a la prisión y allí conoció a Gonzalo, también preso como defensor de la República asesinada, cumplida sentencia se casaron, pero debo contar que no fue fácil, Gonzalo estaba casado y tenia una hija, Mary Luz, que siempre ha formado parte de mi historia, la mujer de Gonzalo y madre biológica de mi amiga fue la celebre Pilar Soler, militante comunista, también fue encarcelada en la cárcel de Valencia donde nació mi amiga que siempre estuvo orgullosa de haber nacido allí.

Las vidas en aquella época eran complicadas, miedo, represión y clandestinidad se mezclaban y al final nadie sabía quien era quien. Pilar Soler fue siempre un personaje misterioso, muchas historias se contaban de ella, cuando Gonzalo salio de la cárcel había desaparecido dejando a Mary Luz con una hermana de su marido, a su hija tardaría largos allos en verla, la razón de su desaparición fue que el partido comunista le ordenó, según ella contaba, ser auxiliar de Monzón, fue su compañera y también cuentan algunos quien le entregó a la policía por orden de Carrillo, ella pudo refugiarse en Francia, la historia de Monzón, poco conocida por muchos, puede leerse en el libro de Almudena Grandes “Inés o la alegría”, donde también de pasada habla de Pilar, quizás hable de ella mas adelante cuando nos encontremos todos en Francia.

Gonzalo y Pilar habían tenido la suerte de no casarse por la Iglesia, durante la República no era necesario como lo fue luego, al acabar la contienda los matrimonios civiles fueron declarados nulos y así pudo casarse Gonzalo con Lola, vivían en Madrid y ninguno de los dos militaban ya en el PCE, hace poco vi en la minuta del juicio contra un amigo mío comunista. que fue defendido por Gonzalo, nunca renegó sus ideas, ya lo encontraremos mas adelante, hay muchas vidas que se tejen con las mías.

Yo admiraba a Lola, admiraba su tesón, no era guapa, de pelo ralo, nariz grande y cuerpo anguloso,  la miraba y me decía que nunca había conocido a una persona con menos posibilidades de llegar a estrella, y sin embargo su incesante búsqueda de contratos acabo por llevarla a la pantalla, no como primera estrella pero con papeles secundarios pero importantes, como en Viridiana, este film de Buñuel se hizo famoso por la escena en que se parodia la Última Cena de  Leonardo, pero sobre todo por la intervención de Lola en la que les dice a los reunidos que va a hacerles una foto, y se levanta la falda entre las risas de todos, es de antología, también se hizo popular en los tiempos de la transición con una serie televisiva que nunca vi.

Al casarse Lola y Gonzalo recogieron a Mary Luz y vivió con ellos, la niña siempre consideró a Lola como su madre, tanto es así que cuando llegó el divorcio se puso del lado de Lola y perdió la relación con su padre, cuándo nos encontramos en Madrid Mary Luz era unos años mas joven que yo, era bastante timidas, hablaba poco y yo tampoco era muy dicharachera, no tuvimos relación de salir juntas con amigos o ir al cine, como tuve con otras niñas de mi edad, aun así nuestras vidas se mezclaron y siempre la consideré como alguien muy querido, me parece que ella nunca se dio cuenta del cariño que la tenia, quizás por mi manera de ser un tanto hosca. Años después Mary Luz se fue a Paris, quería buscar y conocer a su madre biológica, allí nos encontramos y debo decir que fue gracias a ella que conocí al que fue mi marido, la vida continuó uniéndonos y separándonos, hasta ahora.

Mi etapa madrileña se terminaba, quiero recordar algunos hechos que muestran la manera como vivíamos, mama se ocupaba de mi como mejor podía, su interés por mi salud la llevó a decidir que debía operarme de las amígdalas, es cierto que siempre tenia anginas, desde pequeña, la operación se llevo acabo felizmente y el doctor me dijo que no tenia nada que temer y que los primeros días era recomendado alimentarse con helados, quizás intuyo mi violenta pasión por ellos. Llegando a casa me tumbe a descansar en la cama, delante estaba una ventana que daba a un patio interior, como vivíamos en ático veíamos el final de los edificios, estaba un poco atontada pero al abrir los ojos me di cuenta que las casas que veía por la ventana oscilaban de un lado a otro, mi cama también parecía moverse, aquello me indigno, el doctor me había dicho que no me pasaría nada y sin embargo tenia vértigos y todo daba vueltas, naturalmente pensé en que los adultos decían a las niñas como yo cualquier cosa para engañarlas, yo era así, unas horas mas tarde oímos por la radio que había habido un temblor de tierra en Madrid y que los edificios habían aguantado a pesar del bailecito que yo pude ver, la lástima es que viví ese acontecimiento sin darme cuenta de lo que era.

Yo vivía un poco a mi aire y todo el mundo se había dado cuenta que se me neutralizaba fácilmente poniendo un libro en mis manos, tanto mi madre como Ángel me compraban muchos, sabían la alegría que me daban, conocí las obras de Agata Christie y un monton de novelas policíacas que se leían en la época, sigo con una adición muy fuerte a esta literatura, a cada uno su droga. Las novelas de Zane Grey, novelas del oeste salvaje, también me gustaba y hasta decidí un día ser la heroína de Fort Henry, un personaje que hoy día juzgo repugnante por su manía de matar a los indios que se defendían de los genocidas anglosajones, pero mi conciencia política de la época no daba para tanto.
También aprendí a conocer y amar el Canadá y su policía montada gracias las obras de James Olivier Curwood, un autor que me hacia vivir con osos y lobos entre maravillosos bosques,  todos los jóvenes deberían leerlos para amar la naturaleza y los animales en libertad, hoy día esta olvidado, aunque existe una hermosa película francesa dedicada a un oso.

Otros libros a los que me aficione, fueron los de la serie de Celia, “Celia, lo que dice”, “Celia en el colegio” y así una larga serie hasta el último que fue prohibido, la historia de la autora es interesante reproduzco al final algunos datos de su vida al hablar de uno de sus libros censurado y difícil de encontrar aun hoy en día. Uno de sus libros me intereso mas que otros, Celia ya era mayor, su madre murió y su padre se arruinó, ella se tuvo que poner a trabajar como maestra en un pueblo de la Castilla profunda, cuenta allí las dificultades que encontraba, los notables del pueblo, el cura, e incluso los padres de las niñas no deseaban que la cultura llegase al pueblo, el saber os hará libres y eso no iban a consentirlo, se vio claro años mas tarde, Celia escribía para consolarse unas estrofas que me gustaron y las aprendí de memoria:
                   Clara y Serena
                    Mi corderita
                    Cuantos tormentos
                    Tu amor me quita
Como bien se ve no son dignos del premio Nóbel pero lo curioso del caso es que hoy día tengo dos nietas, una se llama Clara y otra Serena y no he sido yo quién escogí dichos nombres, casualidades de la vida, destino, no se sabe.

                     ELENA FORTUN



Título del libro: Celia en la Revolución
Autor: Fortún Elena
Idioma: Castellano

Acerca de Celia en la Revolución
Elena Fortún escribió antes de la guerra una serie de libros infantiles-juveniles que sólo pasada la transición volvieron a editarse: “Celia, lo que dice”, “Celia en el colegio”,…, hasta seis títulos. Elena Fortún era el seudónimo de Encarnación Aragoneses Urquijo; dejó una obra sin terminar, el libro que se editó en 1987 por la Editorial Aguilar, es un borrador de 1943, su titulo por si sólo nos invita a conocer de la mano de Celia, su personaje, lo acontecido de principio a fin en la guerra del 36: “Celia en la revolución”. Resulta curiosa la labor desarrollada en un tema tan arduo por una escritora que podía pasar por escribir para niños y niñas que viven de sus fantasías, con alguna frustración, pero en general un mundo más o menos completo. Su personaje vive el momento histórico, no se aleja de lo real y trágico, pero además lo transmite con la frescura y la visión clara de la mirada de una niña. “Celia en la revolución” presenta un problema, salvable, y es que la autora no pudo terminarlo en todas sus partes, y en algún momento encontramos frases que no se entienden bien, están faltas de algo que las explique. Aun así resulta una narración que nos sitúa en el Madrid en guerra, nos introduce en los acontecimientos más relevantes y, finalmente, el personaje, Celia, se planta ante la Aduana, en Valencia, para salir de España, como cientos de miles de españoles ante la victoria de la injusticia social y el crimen. En Madrid ha visto cómo los fascistas tiran desde los aviones, pan envuelto en papel de seda, y cómo la gente no lo come, se lo da a los perros, nadie quiere su pan, se prefiere pasar hambre. Ha vivido bajo los bombardeos, ha visto a la gente trabajadora que voluntariosa y sin medios se ha dispuesto al combate y confía, como el padre de Celia, en la defensa de Madrid: “…esta noche debemos luchar todos” “vamos a ganar la guerra”.
En el adiós a su casa de Madrid escucha a sus amigos decir que aún creen que cuando entren las tropas de Franco no va a pasar nada. Tiene que dejar sus cosas más queridas, entre ellas un Quijote con ilustraciones de Moreno Carbonero. Se despide de sus juguetes, de la familia que la ha recogido, del jardín a la puerta de casa, y teme que las circunstancias le impidan volver a ver todo lo que allí se queda. Va a reunirse con su padre en Francia, confía en dar con él para luego marcharse a América.
Elena Fortún creó un personaje que con muy poquitos años nos va mostrando sus vivencias en tales circunstancias de un modo que nos llega; Celia no es ninguna revolucionaria, pertenece a una familia de cierta posición económica, su padre defiende la República, son católicos pero abiertos de pensamiento y respetuosos de las reformas que la República ha puesto en marcha pues saben de la necesidad de cambiar un sistema injusto. Celia y su familia son el símbolo de la gente en principio menos comprometida, pero a los que también la persecución les alcanzó porque los golpistas querían exterminar de raíz todo pensamiento diferente al suyo.
De "Lo que vivió Celia " de Ramón Pedregal Casanova (Rebelión).

 

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