A INSTANCIA DE
PARTE
Existía un delito
en código español que solo se perseguía a instancia de parte, se trata del adulterio,
los maridos podían denunciar a sus esposas como adulteras y solo así se las
perseguía, era un delito puramente femenino, los hombres no eran perseguidos
como adúlteros, las mujeres sabían muy bien que nunca podrían condenarles.
Mi padre aprovechó
de esta aberración del código penal para denunciar a mi madre, acusándola de
adulterio, con Ángel Sáenz de Heredia, Ángel no seria inculpado, solo mi madre.
Nunca he tenido muy claro de quien de los dos, mi padre y mi abuela fue la vil
idea de inculpar a mi madre, la unión de dos maldades les llevo a intentar que
acabase su vida en la cárcel, sin un pulmón y con trastornos respiratorios no
hubiera sobrevivido a la cárcel, tal vez es lo que los dos buscaban apoyados
por la hermana de mi abuela, la tía Maria y sus hijos que se presentaron como
acusadores de mi madre.
Las razones que
les llevaron a este crimen también son difíciles de entender por personas
normales, mi abuela se unió al hombre que había abusado de su hija Toya para
intentar acabar con la libertad de su hija mayor, las razones que podía tener
se basaban en el odio que sentía por su hija, historias de familia, mi madre
fue siempre la preferida de su padre, a pesar del destierro nunca se rompieron
los lazos que la unían al padre ausente, eso mi abuela no podía admitirlo, por
culpa de la acción política de su marido había perdido su posición social y se
encontraba sola, sin ningún hombre en su vida así que no podía soportar que a
mi abuelo no le faltaran mujeres para consolarle y ocuparse de él, mi madre lo
sabia y nunca le hizo ningún reproche y eso mi abuela no podía soportarlo,
había conseguido separar a todos sus hijos de su marido, menos a mi madre.
Yo hacia mucho
tiempo que me di cuenta del odio de mi abuela por su hija, cuando venia a vernos
hablaba mucho conmigo y siempre era para insidiosamente intentar ponerme contra
mi madre, nunca olvidaré su cara de hipócrita. Esta historia me produjo un
complejo de culpabilidad completamente irracional, el hecho de que mi padre y
mi abuela se encontraron en la clínica, junto a mi cama, y marcharan juntos
para ponerse de acuerdo contra mi madre, el hecho también de que me di cuenta
de que algo malo tramaban, pesó sobre mi, como hubiera podido yo, inmovilizada
en mi lecho de dolor impedir lo que tramaban, cuantas veces me lo he planteado
sin encontrar solución.
La familia de mi
abuela, los nobles descendientes del marques de marras fueron tambien
los que apoyaron a mi padre en su denuncia, no puedo comprender el porque,
supongo que querian que se supiese que no estaban de acuerdo con la conducta de
mi madre, con su esperanza de ser feliz con el hombre que amaba, tambien debia
intervenir el deseo de que los fascistas del Regimen supiesen hasta que punto
rechazaban a mi abuelo exilado, persiguiendo a su hija mostraban que su
fascismo era arraigado y sincero y que estaban dispuestos a perseguir a
cualquier republicano, a cualquier mujer rebelde, aunque fuese de su familia,
como hicieron en esos tiempos de plomo cientos de miles de españoles.
Es curioso que una de
las harpias que mas intervino contra mi madre para que se persiguiera a esa
mujer impura, fue una de las hijas de tia Maria, se llamaba tambien Maria, era enfermera y se
casó por esas fechas, ayudante de un cirujano este le cosió la virginidad que
el habia gozado, su marido tuvo asi algo que romper en su noche de bodas, asi
se contaba en la familia, seguramente esta mujer queria al denunciar a mi madre
que se supiera que ella era mas pura que la Virgen de su nombre.
Otro de los
acusadores de mi madre fue el doctor que trató a mi hermano de la polio, al
verme enferma mi madre le llamó a mi cabecera, me contaron que nada mas entrar
en casa y oírme gritar dijo, “esta niña tiene meningitis, hay que tratarla
inmediatamente” y así me encontré en la clinica, puede que su diagnóstico
inmediato me salvara la vida y evitara que me quedaran secuelas cerebrales, era
un buen médico, también fue un sinvergüenza redomado, mi padre le dio algún
dinero y no dudo en ir a declarar contra mi madre.
Todos se pusieron
contra Milagros, mi madre no encontró ningún apoyo, tuvo que arrostrar sola las
declaraciones en los tribunales, la inculpación, la vigilancia policíaca de un
detective pagado por mi padre, incluso por un momento Ángel pareció querer
dejarla sola, seguramente influenciado por su familia, mama me contó que
consiguió que no la abandonara, pero supongo que también fue una puñalada en su
corazón. Mama, en medio de tanta persecución debía seguir trabajando para
vivir, su taller tenia muchos encargos, pero debido a la situación no podía
ocuparse de todo, debió dejar la dirección momentáneamente en manos de su
ofíciala primera. Por si fuera poco a lo que tenia que hacer frente supo que
estaba embarazada, no podía soñar en tener un hijo en esas circunstancias, la
hubiera llevado derechita a la cárcel, para que mejor prueba del adulterio, ya
que pruebas del adulterio no había,esta hubiese sido definitiva.
Tuvo que abortar,
clandestinamente, como se hacia en aquella época tan lejana y tan cercana ahora
que se quiere otra vez penalizar el aborto, el solo hecho de hacerlo estaba
prohibido y penado por la ley, solo este hecho hubiera bastado para perderla,
consiguió hacerlo, a pesar de su salud frágil, de la persecución que sufría,
salio adelante, mi madre era fuerte y valiente, siempre supo hacer frente a
todo con, con coraje, en su lecho de muerte sus hijos y yo nos decíamos que el
impulso vital en ella era tan fuerte que conseguiría escapar a la negra nube
que intentaba cubrirla, no morirá, decíamos, la creíamos inmortal, seguramente
lo es.
Mi madre no fue
condenada, el juicio tardo en verse dos largos años, entretanto Ángel había
muerto y ella había perdido el derecho de vivir con sus hijos y hasta de
verlos, mi padre consiguió una sentencia del tribunal de menores que nos prohibía
ver a mi madre y eso antes de que hubiese condena alguna contra ella, hablare
de ello a continuación, publico también la sentencia que declaraba inocente a
Milagros.
Quiero contar
también dos hechos curiosos, mi madre siempre se creyó un poco bruja, su padre
le decía que era de familia y que él también lo era, le contaba que cuando
odiaba a alguien le echaba una maldición y en muchos casos se cumplía. Mama
echaba los tarots a sus amigos en Paris, manejaba el péndulo e intentaba ver el
porvenir en su bola de cristal que conservamos siempre como una reliquia, pues
bien algunas de sus maldiciones se cumplían, la Maria que tanto intervino
contra ella llegó un día a su casa, antes de lo que se esperaba, y encontró a
su marido en la cama con su mejor amiga, historia banal, pero ella se quedo
muda de la impresión, por haber hablado mal de mi, comentaba mi madre.
Otro caso de
maldición cumplida fue la de su primera ofíciala, durante los problemas de mi
madre, su ausencia mientras abortaba, cobro las facturas de las clientas, y se
las llevó para coser por su cuenta, diciendo que mi madre había cerrado el
taller, así que cuando mi madre volvió se encontró arruinada y sin poder pagar
a las modistillas, tuvo que liquidar su taller que nunca renació como fue
antes. Me contaba mama que años después se encontró con aquella sinvergüenza
por la calle, se había casado con el dinero que consiguió estafando a mi madre
y en un cochecito llevaba a dos niños gemelos, eran muy monos pero la chica
levanto la colchita que tapaba sus piernas que eran deformes, habían tenido los
dos la polio, mama quedo aterrada, pensó que era debido a su maldición y siempre repetía cuando lo
contaba “yo no he querido esto”, pero así fue, así que tal vez sea mejor no
echar maldiciones, no se si mama siguió haciéndolo, tampoco estoy muy segura de
que fuese bruja, pero creerlo le ayudaba a vivir.
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