viernes, 15 de febrero de 2008

MIS AMIGOS DE LA CLÌNICA

MIS AMIGOS DE LA CLÍNICA


Estaba sola, nadie se preocupaba de mi, no sabia lo que pasaba ni porque mi madre no venia a verme, cada atardecer era una espera de que Milagros viniera a cenar conmigo, el tiempo pasaba, recogía los platos y me dormía escuchando la radio, lo primero que pedí fue que me dejaran una, como explique a los que trataban de salvarme la vida lo único que me distraía era escuchar a Gila y a Tip y Top, siempre me ha gustado reír aunque la vida no me ha dado muchas ocasiones para hacerlo.

Como ya he dicho mi padre me comunicó sin mas que mi madre no volvería a verme y que había un policía a la puerta de mi habitación para impedir que la viera, seguramente también para mayor vigilancia pago a una enfermera particular para que se ocupara de mi, debió pensar que el tenerme sola y encerrada podía hacer mal efecto. La enfermera se llamaba Laura, era una señora de mediana edad vestida de blanco y con su toca, sus ojos estaban cargados de dulzura pero yo me negaba a hablar con ella puesto que era mi padre que la pagaba, cuando intentaba tener una conversación conmigo me limitaba a mirarla y grandes lagrimones se desprendían de mis ojos, poco tiempo después ella también se puso a llorar y me prometió que haría todo lo posible para que mi madre pudiese verme. Así lo hizo.

Lo mismo sucedió con el policía de la puerta, un día oí ruidos en el corredor, Salí y vi que mi madre intentaba llegar a mi habitación y que el policía se lo impedía, yo no grite no dije nada paro mis lagrimas silenciosas debieron conmoverle, dejo pasar a mi madre unos minutos para que me abrazara, no pudimos hablar, pero me di cuenta de que podría verla, la compasión que pude leer en los ojos del policía me lo hizo saber.

Si mi madre no había intentado antes venir a verme fue por el asunto de su embarazo y posterior aborto, eso lo supe después, cuando gracias a la complicidad de mis amigos de la clínica pudo venir a verme solo me daba buenas noticias, del calvario que vivía mientras yo estaba encerrada me enteré después. El policía me pidió permiso para que su novia pudiera reunirse con nosotros en mi habitación, así lo hacíamos y nos reuníamos Casilda, la novia, Laura, la enfermera y yo todas las tardes, para distraernos jugábamos al poker, sin dinero, claro, pero aprendí y me sirvió para distraer a mis hermanos mas tarde cuando nos encerrábamos con mi madre en una habitación de hotel sin salir para evitar que mi padre se enterara de sus visitas. El poker es muy distraído, al final de la tarde mi madre se reunía con nosotros cuando podía.

Así fue pasando el tiempo, un día mi madre me dijo que habían decidido Ángel y ella irse a vivir a México, allí mi madre conocía a los Gaos, todos ellos amigos de infancia, pero  tendría que ir al consulado mexicano conmigo para que yo firmase la petición de entrada, así que imaginamos un plan para escaparme de la clínica, había un jardincillo al que me prohibían bajar a pasear, pude convencer al médico que seria conveniente para mi salud salir un poquito al aire, así convenimos que mi madre me diría el día y la hora y vendría a buscarme con un taxi y yo saldría por una puerta trasera que ya conocía, el plan no se cumplió, mi madre al estar procesada no tenia derecho a pasaporte, y México se perdió en nuestro horizonte.

Nunca olvidaré mis amigos, nos unió un gran amistad, cimentada por la compasión que sentían por mi, el tiempo pasaba, pensamos que pronto mi padre vendría a buscarme, así que decidimos que cuando nos separáramos nos daríamos una cita diez años mas tarde para saber que fue de nuestras vidas, esta cita nunca pudo cumplirse, diez años mas tarde yo estaba en Paris y embarazada de mi hija Eva, así nunca supe que fue de ellos, la ayuda que me prestaron debió costarles caro, mi padre se enteró de las visitas consentidas de mi madre y despidió a Laura y al policía, nunca mas los vi., nunca les he olvidado, gracias a ellos mi encierro se hizo mas llevadero.

Ellos también desaparecieron de mi vida como tantos otros, mi padre vino a buscarme, supongo que algún chivatazo de la clínica le puso al corriente de las visitas de mi madre y se me llevó a Alicante, donde por fin había podido volver, allí estaban mis hermanos y alguien a quien yo no deseaba ver, mi abuela Milagros, así que empecé otra etapa de mi vida llena de problemas, como siempre fue mi vida, se continuara.

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